“Guilherme contra goliat: una campaña para millenials”. Recomendamos encarecidamente la lectura de este artículo de Carlos Sainz en la revista Crisis, de Argentina, sobre el candidato del Partido del Socialismo y la Libertad (PSOL) en Brasil, Guilherme Boulos.
“En la Brasil de la era Bolsonaro —escribe Carlos Sainz—, y en el marco de unas elecciones municipales que favorecieron a los sectores tradicionales de la centro derecha, el despegue de Guilherme Boulos parece una anomalía. Candidato del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y referente del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), organización que utiliza la acción directa y la ocupación de terrenos e inmuebles como método de lucha, Boulos logró el sorpasso y consiguió meterse en la segunda vuelta de la disputa por San Pablo, dejando atrás al candidato del actual presidente y también a la lista del PT”.
El autor nos muestra como los nuevos medios de comunicación a través de las redes, cuando están en manos de una candidatura con raíces en el pueblo, que es capaz de conectar con sus aspiraciones y hablar su lenguaje, puede convertirse en una fuerza imparable.
Las ideas de Boulos deben hacernos pensar. En una entrevista que le hacían hace dos años afirmaba: “El ciclo progresista en América Latina estuvo marcado, al menos en Brasil, por la conciliación de intereses. Hubo políticas sociales, valorización del salario mínimo, los pobres mejoraron sus condiciones de vida, pero no se combatieron los privilegios esenciales y la estructura del Estado permanece igual. Tampoco los medios de comunicación se democratizaron. No se ha tocado el tema tributario ni se avanzó en la regulación del sistema financiero, términos claves que explican la desigualdad. Sin embargo, fue posible lo que llamamos un gana-gana, es decir ganan los de arriba y también ganan algo los de abajo.
A partir de la crisis del 2008 esta política no tiene más espacio. Para que el capital mantenga sus tasas de lucro se requiere otro tipo de política, directamente de expoliación. Ese es el sentido del golpe de Temer: no se trataba solo de cambiar a la persona que está en la presidencia para poner a alguien que no fue electo sino, y sobre todo, imponer una agenda que no podría ser votada por el pueblo. La configuración institucional que toma esta regresión democrática es la de un protagonismo político del poder judicial. El papel de tutela por parte de un poder que se sobrepone a la soberanía, que en épocas anteriores asumieron los militares, hoy está en manos de los jueces. El sistema político que se inauguró en Brasil hace treinta años, al finalizar la dictadura militar, se agotó. Estamos ante una crisis de representación profunda que se expresa también como crisis democrática”.