Argentina. Aumenta la presión de la olla

6 Abr, 2022 | Actualidad, América Latina, Internacional, Movimiento Obrero

Foto. Acampada piquetera en Buenos Aires en marzo de 2022. Foto. Barrios de Pie Libres del Sur.

El deterioro económico, la tóxica relación con el FMI, nuevos escándalos del macrismo, la tibieza del Gobierno de Alberto Fernández y movimientos de fondo en el mundo sindical definen una situación llena de factores que empujan en sentidos contradictorios. ¿Hacia donde se resolverá?

Jokin Mendizábal

El primer trimestre del 2022 en Argentina ha estado atravesado por suficientes acontecimientos como para hacer presagiar que este va a ser un año de fuertes tensiones entre las diferentes fuerzas políticas desde la izquierda hasta la extrema derecha pasando por el peronismo pero también se han hecho notar las enormes tensiones que se viven dentro de los sindicatos, sobre todo de la Confederación General del Trabajo (CGT).

En los últimos días de diciembre saltaron a las pantallas de todos los canales de televisión las imágenes de una reunión grabada durante el gobierno de Macri donde se estaba gestando lo que uno de los asistentes llamó “la Gestapo antisindical”1. Una alianza entre el gobierno, la patronal y un sector del poder judicial para “fabricar” causas judiciales y encarcelar a cuanto dirigente obrero resultara molesto a los empresarios. Esto incluía también a dirigentes conocidos como burócratas a los que la patronal argentina debe no pocos favores, lo cual demuestra que llegado el caso Roma no paga a traidores. Las pruebas sobre este plan antisindical son muchas. La grabación que desató el escándalo apareció en los archivos digitales de las oficinas centrales del Banco Provincia de Buenos Aires donde se habían filmado sin conocimiento de los asistentes y que por alguna razón aún no descubierta se encontraron en un ordenador del Banco Provincia de Buenos Aires, lugar donde se realizó la reunión.

Con el ruido de fondo de dicho escándalo que ponía de manifiesto hasta donde estaba dispuesto a llegar el gobierno de Macri en su lucha por destruir al movimiento sindical salta a los titulares la renuncia de Máximo Kirchner como portavoz del grupo parlamentario del Frente de Todos2 (FDT) en el Congreso. El motivo de semejante renuncia ha sido las diferencias con las negociaciones que el ministro de economía, Martín Guzmán, ha mantenido con el FMI. Los medios hegemónicos de (des)información aprovecharon para avivar su permanente campaña antikirchnerista mostrando las diferencias entre el hijo de Néstor y Cristina con el presidente del gobierno y haciendo tocar las trompetas de la división del FDT.

Ya en septiembre del pasado año hubo una crisis en el gobierno por la puesta de varios cargos ministeriales sobre la mesa del presidente. Ahora se repete el mismo problema centrado en el enorme problema que supone la deuda externa argentina contraída de manera ilegal –rompiendo las normas que había que respetar, tanto del lado del gobierno de Macri como del lado del FMI que no respetó su propio estatuto interno concediendo a la argentina un préstamo muy superior al que estaba autorizado por sus propias reglas.

Acto final de la movilización del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia el pasado 24 de marzo

EL FMI ES UN “PRODUCTO” ARGENTINO

“El FMI fue creado al final de la segunda guerra mundial, cuando el capitalismo entraba en su período keynesiano, y su función era acotada a ayudar a países que tuvieran transitoriamente problemas de balanza de pagos, dándoles financiamiento de corto plazo para que sus problemas particulares no se transformaran en problemas de todo el sistema económico mundial. Una vez superado el desequilibrio externo, el FMI se iba.

Pero “con la mutación del capitalismo global hacia el llamado capitalismo neoliberalismo, el FMI asumió funciones mucho más importantes y amplias para acelerar el proceso de globalización a favor del capital financiero de los países centrales. Hizo de verdadero “abrelatas” de las economías periféricas, obligándolas a conectarse con el mercado financiero mundial, desregular su sistema bancario interno, abrirlo a la inversión de la gran banca internacional, y transformarse en partes muy rentables del gran casino mundial que estaba promoviendo Estados Unidos y sus países aliados”. Así se expresa Ricardo Aronskind economista K (kirchnerista) y muy crítico con la política económica de Alberto Fernández.

El problema actual de Argentina con el FMI es que desde el primer gobierno de Néstor Kirchner Argentina había saldado su deuda con dicha institución mediante una negociación que logró una importante quita del monto adeudado. Sin que hubiera ninguna necesidad, excepto preparar una gigantesca fuga de dólares por parte de los grandes capitales argentinos Macri en un plis plas entabló negociaciones con el FMI en 2018, y antes de que los argentinos hubieran abierto los ojos Argentina tenía una nueva deuda con el FMI por 56.000 Millones de dólares que por cierto no fueron a ninguna inversión de ningún tipo en la deteriorada economía argentina. Ni un hospital, ni una escuela, ni un metro de carretera, nada de ese dinero fue invertido, sin embargo la banca suiza sí tuvo un crecimiento en sus depósitos bancarios por un monto similar al de esta nueva deuda. ¿Magia? No, fuga de capitales hecha con el visto bueno del gobierno de Macri y el silencio cómplice del FMI. De ahí que esta deuda es ilegítima y odiosa. El gobierno argentino actual debería haber desconocido esta deuda, o como mínimo entablar una investigación sobre cómo se contrajo y hacer que la paguen los responsables.

En febrero de 2021 se presentó la renuncia al Banco Mundial de Penelopi Goldberg, después de que el organismo se negara a publicar un informe que su economista en jefe. Penelopi Goldberg, demostró que cuando un país recibe asistencia financiera del exterior, los desembolsos coinciden con picos en los depósitos de ese origen en bancos suizos. De este modo el propio Banco Mundial confirmó la maniobra macrista con el FMI.

Esto no se hubiera podido realizar sin la complicidad de la siempre dispuesta a colaborar en negocios inconfesables Christine Lagarde por parte del FMI con Mauricio Macri. El plan tenía que contar con el permiso para la fuga de los dólares prestados y por supuesto que lo tuvo. El gobierno de Macri eliminó cualquier barrera a la salida de las divisas del país. Por su parte el FMI no exigió que hiciera nada para evitarlo antes de desembolsar el dinero, no respetando el artículo VI de su estatuto, hecho denunciado por Cristina Fernández.

Pero Alberto Fernández y la mayoría de los diputados del FDT optaron por firmar un acuerdo con el Fondo Monetario que presenta varias aristas complicadas. En primer lugar se trata de un acuerdo que no solo no cuestiona la deuda contraída y fugada por el gobierno de Macri y un grupo de empresarios muy reducido sino que la legaliza. Por otro lado lo que hace el Fondo es concederle más tiempo a la Argentina para pagar y como es usual el Fondo ahora le vuelve a prestar el dinero que Argentina necesita para ir pagando con sus correspondientes intereses. Es decir se pagará dos veces la misma deuda más intereses. El Fondo afloja la mano con la que aprieta el cuello de la Argentina alargando un poco los plazos en los primeros años para que pueda recuperarse económicamente pero a cambio le ha impuesto al gobierno un control de las cuentas –léase de la política económica- trimestral. En realidad, como dicen algunos expecialistas en el tema el control será diario. Ya hay instalado un funcionario del FMI en las oficinas que el Fondo tiene en el centro de Buenos Aires. Se trata de Ben Kelmanson que se acreditó como representante del FMI el 25 de diciembre último. Este economista británico va a ser el encargado de supervisar que la política argentina no se salga de los carriles marcados por sus jefes del FMI. Y lo que es peor hay demasiados temas que quedaron sin resolver de manera firme y que podrán ser revisados según el criterio del superministro que el FMI ha impuesto en las sombras. Política colonial que le dicen.

El préstamo que el FMI otorgó a Macri es el más grande que la institución haya concedido a país alguno en toda su historia. Fue claramente un préstamo político. Se lo entregaron claramente para que Macri pudiese ganar las elecciones y si las perdía frente al peronismo con el FDT dejaba un condicionante tremendo para el siguiente gobierno, como así está siendo. Fue tan clara la jugada que cuando Alberto Fernández ganó las elecciones en 2019 aún antes de asumir como presidente le pidió al fondo que no siguiera entregando los tramos pendientes del préstamo pedido al que el Fondo accedió renunciando al último tramo de 12000 millones de dólares. La trampa ya estaba tendida.

FONDO NACIONAL PARA LA CANCELACIÓN DE LA DEUDA

Hace unos días se ha conocido la propuesta de Cristina Fernández consistente en la creación de un fondo nacional para pagar la deuda cuyos fondos se obtendrían de un impuesto o punitorio aplicado a las grandes fortunas fugadas y que están en los paraísos fiscales. Esta propuesta ha levantado ampollas en todos los sectores de la oposición, desde los representantes parlamentarios a los medios hegemónicos de información encargados de pintar a diario la realidad con los colores de sus intereses. Está por verse si la propuesta logrará ser aprobada en ambas cámaras del parlamento pero llama poderosamente la atención que para hacer cumplir la ley existente que prohíbe la fuga de capitales y la evasión de impuestos sea necesaria otra ley. Por otro lado es un escándalo que todo personaje o personajillo de la oposición se oponga a tal medida defendiendo públicamente el derecho a la evasión de capitales. Definitivamente la impunidad con la que se comporta la derecha da una idea de cual es el nivel de vaciamiento democrático al que ha llegado la sociedad argentina. Medios de comunicación, representantes políticos, jueces, etc., se comportan como señores feudales en una sociedad vaciada de herramientas democráticas por la que campan sin rendir cuentas a nadie. En breve sabremos si dicha propuesta toma estado de ley y se pone en funcionamiento, algo más que dudoso.

Sea como fuere el acuerdo con el FMI es una losa permanente sobre la economía argentina que frenará el desarrollo de los próximos años como lo ha frenado en el pasado.

FMI CAUSA O CONSECUENCIA

La discusión que mantienen algunos economistas argentinos es si el FMI es una causa de los problemas económicos argentinos o una consecuencia de la política y de la historia nacional.

Con el actual acuerdo con el FMI se ve claramente como se trata del resultado de un largo período de retroceso de la economía promovido desde adentro mismo de la Argentina. El fondo ha sido útil para la realización de determinadas políticas que llevan a frenar el desarrollo económico. Esto viene pasando de manera sistémica.

Es cierto que fue con el gobierno militar del golpe de 1976, cuando la deuda pasó de 7.000 Millones de dólares a 45.000 Millones en 1983, que la deuda se convirtió en algo impagable. De esa deuda 15.000 Millones de dólares era privada pero el entonces presidente del Banco Central, Domingo Cavallo, estatizó la deuda privada cargándola en la deuda del estado y beneficiando así a empresarios como la familia Macri que se vio entonces favorecida con la transferencia al Estado nacional de las siguientes sumas: de su empresa Sevel 124 millones de dólares; de Sideco Americana más de 60 millones de dólares; Fiat 51 Millones de dólares. Y así muchos otros empresarios.

De este modo el FMI se fue convirtiendo en un factor necesario para la realización de las políticas financieras locales frenando la industrialización y financiarizando la economía, es decir aumentó salvajemente la forma de hacer ganancias volcándose al sector financiero mediante la especulación. El FMI no entró por la fuerza, fue llamado para realizar grandes negocios financieros transformando gigantescos beneficios obtenidos en pesos convirtiéndolos en dólares para su fuga. Este mecanismo es conocido como la “bicicleta financiera3

Protesta en Buenos Aires para exigir mejores trabajos y salarios, el pasado octubre de 2021. Foto. MATIAS BAGLIETTO (Reuters)

LA INFLACIÓN ES UN ARMA DE DESTRUCCIÓN MASIVA

La inflación que venía siendo del 50% anual se está viendo incrementada de manera alarmante y no sólo por efecto de la guerra en Ucrania. Los formadores de precios locales se están aprovechando del alza de precios internacionales y no hay día que no suban los alimentos y el resto de los precios. El cóctel que se está formando es muy explosivo. La paciencia de los sectores más pobres de la clase obrera está a punto de saltar por los aires si el gobierno no se ocupa seriamente de ellos. Esta semana decenas de miles de trabajadores de la llamada economía popular (en realidad economía sumergida) han acampado en el centro de Buenos Aires exigiendo ayudas del gobierno. La represión hizo acto de presencia al comienzo y al final del acampe sin poder evitar que permanecieran los dos días previstos. Sí que realizaron algunas detenciones al final cuando la gente se iba para su casa. Son malos signos bajo un gobierno presidido por un peronista.

Todos los intentos del gobierno por contener los precios están fracasando. Los acuerdos de “precios cuidados” a los que el gobierno llega con los empresarios son incumplidos por estos y provoca un enorme descontento entre la clase obrera que también va calando entre las clases medias. El Secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti manifestó hace una semana su enorme enojo con los empresarios que en pocos días habían subido los precios 15% y les acusó de llevarse las ganancias a EEUU donde son conocidos por sus enormes inversiones inmobiliarias en Miami. Feletti está comprobando que el capitalismo se mueve por intereses duros y puros y no por los intereses sociales de la población más vulnerable.

ALGO SE MUEVE EN LOS SINDICATOS

Quién esté medianamente informado sobre cómo es la Confederación General del Trabajo argentina sabe que la mayoría de sus gremios (federaciones de industria) están tomadas hace décadas por los sectores más burocratizados del sindicalismo. Esto plantea una tarea para los trabajadores de base y cuadros intermedios nada fácil para democratizarlos y convertirlos en herramientas genuinas de la lucha sindical. Hace solo dos semanas era entrevistado en el canal C5N de televisión el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) Antonio Caló quien lleva desde 2004 al frente del gremio. Un periodista especializado en temas sindicales le preguntó si pensaba que que iba a ganar las elecciones porque ya había tenido dos resultados adversos en dos seccionales importantes del sindicato. Caló le respondió con la fanfarronería que caracteriza a este tipo de dirigentes que le invitase a otra entrevista para la semana siguiente que asistiría como secretario general reelecto. La noticia fue que perdió las elecciones.

Sin que nadie lo hubiera advertido, se había organizado una lista alternativa, encabezada por el secretario general de Zárate-Campana -Pcia de Buenos Aires- Abel Furlán. Lo acompañará como adjunto el titular más resiliente de las 54 seccionales del gremio metalúrgico, Naldo Brunelli, quien conduce San Nicolás –provincia de Buenos Aires- desde 1973, hace casi medio siglo. Ambos comenzaron su vida laboral y sindical en empresas siderúrgicas del Grupo Techint. Fue tan grande la victoria de El Perro Furlán que opacó la noticia de la derrota de Luis Barrionuevo en Gastronómicos (burócrata donde los haya) y el anuncio del abandono de Armando Cavalieri, del sindicato de Comercio, de la vida sindical, otro de la misma casta.

Está habiendo un verdadero corrimiento hacia la izquierda en sectores importantes de los gremios de la CGT. Esto operará como un ejemplo para otros gremios, grandes y pequeños, y reactivará la lucha reivindicativa tan abandonada por los viejos dirigentes.

Este año se juegan muchas cosas para la clase trabajadora argentina. La pandemia ha golpeado muy fuerte en muchos sentidos por la dificultad para salir a la calle y de realizar asambleas pero, al menos por ahora, eso está quedando atrás.

Foto. Columna de la Cámpora en el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia

La derecha golpea al gobierno con todo lo que encuentra. Sigue desarrollando campañas sucias contra Cristina Fernández tratando de desgastar su buena imagen política entre los sectores populares y la clase trabajadora. Pero la poderosa columna de La Cámpora (la corriente kirchnerista más poderosa del peronismo dirigida por Máximo Kirchner) en la manifestación del 24 de marzo último, aniversario del golpe de estado de 1976, demuestran cuan hondas son sus raíces en el pueblo.

Las elecciones de 2023 están cerca y son muchos los problemas a resolver. Alberto Fernández no está demostrando tener el coraje para inclinar la balanza a favor de los trabajadores. Cristina, según todos los indicios, está pensando en presentar a otro candidato a presidente tan moderado o más que Alberto Fernández, el actual presidente del Congreso y exmiembro del partido liberal de los años 90 Sergio Massa. Algo que será difícil de digerir por las bases peronistas. Pero aún falta más de un año para ese momento y eso en Argentina es largo plazo. Los vientos en América Latina soplan en la dirección de elegir gobiernos como el de Lula, Boric, quizás Petro en Colombia. Hay un panorama muy esperanzador para que se puedan dar luchas muy importantes. Solo grandes acontecimientos forjarán los nuevos dirigentes obreros y populares.

Notas

  1. https://www.cronista.com/economia-politica/una-gestapo-contra-los-gremios-un-video-revela-que-un-ex-ministro-de-vidal-planeaba-armar-causas-contra-los-sindicatos/
  2. Frente de Todos: El Frente de Todos es la coalición gobernante formada por el peronismo como fuerza principal y una serie de pequeños partidos que gobiernan el país desde 2019
  3. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-40412729

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