Argentina. Las PASO, causas y consecuencias

29 Sep, 2021 | Actualidad, América Latina, Internacional

Jokin Mendizábal (Buenos Aires)

¿Qué ha pasado en Argentina durante los primeros dos años de gobierno del Frente de Todos1 de mayoría peronista-kirchnerista para que unas elecciones primarias como son las PASO2, además de medio término (que son las menos importantes de todas) hayan tenido las consecuencias de un tsunami? ¿Cómo ha sido posible que una oposición de derecha dura, que declaró que suprimirá la indemnización por despido saliera vencedora?

Es cierto que la economía en sus diferentes vertientes sufrieron el asalto al Estado por parte del macrismo dejando un país desolado. Pero también es cierto que el gobierno de Alberto Fernández sabía con qué se encontraba y tanto en su campaña de 2019 como en sus primeros discursos cono presidente hablaba de recuperar el timón de la economía, generar empleo y reconstruir el país. “Ya lo hice junto a Néstor Kirchner y volveré a hacerlo”, dijo por aquellos días.

De aquellas fechas de diciembre de 2019 en que asumió la presidencia al inicio de la pandemia en 2020 sólo pasaron tres meses. En marzo se aplicó una cuarentena muy estricta. La debilidad del sistema nacional de salud castigado por el gobierno anterior obligó a preparar hospitales de campaña, para evitar el temido desborde en las Unidades de Cuidados Intensivos. Ciertamente ese objetivo se logró y no se vieron escenas como se vieron en países como EEUU, Italia o España por falta de camas en terapia intensiva. La prolongación de las medidas de distanciamiento social tuvieron los resultados esperados en ese sentido. Pero no se logró evitar que a día de hoy haya más de 115.000 muertes por Covid en un país de unos 45 millones de habitantes.

Desde los primeros días de la pandemia Alberto Fernández trato de construir un espíritu de unidad nacional entre la oposición y el gobierno. Pero eso duró muy poco. Pronto la oposición encontró el modo de convertir la gestión de la pandemia en el objetivo central de sus críticas. De la aceptación inicial a las medidas restrictivas de circulación, cierre de negocios, restaurantes, etc pasó enseguida a la crítica a estas medidas incluso con movilizaciones callejeras, quema de barbijos en público e incluso se colgaron en las rejas frente a la Casa rosada bolsas negras simulando cuerpos sin vida embolsados achacándole al gobierno la total responsabilidad de los muertos por Covid.

Los medios de comunicación hegemónicos utilizaron la pandemia como eje central y ariete contra el gobierno del Frente de Todos culpándole de todos los males derivados de la pandemia incluyendo la caída de la economía a niveles catastróficos. Estos medios que no abrieron la boca para protestar cuando el cinco de septiembre de 2018 el gobierno de Macri reducía el Ministerio de Salud a una simples Secretaría junto con otros 10 ministerios, hoy se convertían en martillo de la derecha contra el gobierno del Frente de Todos que había hecho de la pandemia y sus efectos su política central.

Todos los canales de televisión, radios y prensa escrita al servicio de las corporaciones económicas desarrollaron una campaña criminal en contra del gobierno y sus medidas sanitarias preventivas. Desde quemas de barbijos públicas, manifestaciones callejeras, falsas denuncias de líderes destacados de la derecha diciendo, primero que el gobierno no iba a conseguir vacunas, cuando las consiguió que las vacunas eran veneno. Una bacanal delirante contra todo tipo de medidas sanitarias preventivas desfiló por los medios de comunicación al servicio de la derecha.

Por el otro lado el gobierno de Alberto Fernández hacía de la pandemia su principal política confiando en que una buena batalla contra la Covid le reportaría un buen aumento del apoyo popular y por lo tanto la victoria en las siguientes elecciones. Fue cierto que al principio y a pesar de la delirante campaña del macrismo en la oposición, Alberto Fernández mantenía picos de apoyo popular muy altos a su gestión de la pandemia. Pero el trabajo de acoso y derribo de la oposición junto a los medios fue haciendo que el apoyo a la gestión de la pandemia cayese y que los efectos de la crisis económica fuesen causando los efectos menos deseados en la opinión incluso de sectores muy empobrecidos de la población. La idea que alguna vez flotó sobre las cabezas del gobierno del FdT de que cada vacuna iba a representar un voto no solo se manifestó equivocada sino que mostró una falta de contacto con la realidad muy preocupante por parte del gobierno nacional y la mayoría de los gobiernos provinciales, máxime tratándose de gobiernos en su mayoría peronistas K3 cuyas bases se encuentran sobre todo en la clase obrera y las barriadas populares.

¿QUÉ PASÓ EN LAS ELECCIONES DEL 12 DE SEPTIEMBRE?

Las PASO del 12 de septiembre sorprendieron a propios y extraños. Las primeras declaraciones de algunos dirigentes de la oposición macrista que aparecieron con los primeros escrutinios realizados daban cuenta del estado de ánimo derrotista que reinaba entre sus filas. De modo contrario las primeras declaraciones de los portavoces del gobierno traslucían sensación de victoria. Ni lo uno ni lo otro se verificó en la realidad.

Las PASO fueron ideadas para que los partidos políticos, todos a la vez el mismo día y en unas elecciones públicas y abiertas resolvieran la elección de sus candidatos a diputados y senadores en las elecciones de medio término y también el candidato a Presidente y Vicepresidente cada cuatro años.

Estas elecciones que deberían ser casi un trámite para todos los partidos se han convertido en algo mucho más complejo y de difícil interpretación. Tanto es así que por ejemplo en las PASO de agosto de 2019 ya se supo con un margen de error muy pequeño que el FdT le iba a ganar las elecciones generales al macrismo en octubre de ese año. ¿Por qué se produce este fenómeno? Serían necesarias muchas páginas para una explicación exhaustiva pero para este caso valdría con decir que al ser unas elecciones abiertas (cualquier votante puede elegir a cualquier candidato) un radical puede votar si quiere por un peronista, un peronista puede votar por un macrista o por un candidato del FIT4, caso que se dio en estas últimas elecciones como manera de manifestar su descontento o enojo con su partido. Con lo cual el resultado de estas elecciones es que tiene todos los ingredientes de gran sondeo electoral con muy poco margen de error y funciona como una gran encuesta muy fiable, aunque no 100% confiable. Tal es así que habiendo llegado todos a la conclusión de que estas PASO las perdió el gobierno y las ganó la oposición el próximo 14 de noviembre podría ganar el gobierno y perder la oposición. La moneda está en el aire sobre todo por la cantidad de ingredientes que se han juntado en esta compulsa.

GRAN DESCONTENTO CON ALBERTO FERNÁNDEZ

¡Es la economía Alberto! Con ser importante la gestión de la pandemia, ya que de salvar vidas se trata, el factor decisivo ha sido la crisis económica y el grave empeoramiento de las condiciones de vida del pueblo. En rigor la economía está estancada desde 2012. El gobierno de Macri destruyó la economía y endeudó a la Argentina literalmente por 100 años. Hoy la deuda es impagable además que de que fue contraída de manera ilegal tanto por las leyes argentinas como por las propias reglas internas del FMI. Este es un problema que si la Argentina quiere volver a la senda del crecimiento tendrá que resolver y no mediante su pago sino mediante su investigación y repudio.

Pero yendo al núcleo del problema electoral la cuestión es que el peronismo no ha sido capaz de abordar los problemas económicos estructurales para transformar el actual modelo dependiente del agronegocio y extractivista y un sector industrial a la baja en una economía capaz de transformar sus productos primarios en productos con valor agregado. El problema es que la economía argentina está mayoritariamente en manos del capital extranjero al cual no le interesa tal desarrollo industrial. Esto también le dejó de interesar al capital nacional. Transcribo un diálogo muy revelador al respecto: En 1969, año del Cordobazo, vino por primera vez al país el sociólogo norteamericano James Petra, se sorprendió que se construyeran en la Argentina locomotoras, autos, camiones, tractores, grúas y demás equipos, que la división electrónica de FATE creara la máquina de calcular “cifra”, que la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA hiciera la primera computadora, etc. Se reúne con el por ese entonces Presidente de la UIA (Unión Industrial Argentina), Elbio Cohelo y le pregunta: “…porqué si tienen una mano de obra calificada y capacidad de industrialización, no se deciden a desarrollar la industria, la respuesta fue, por eso, los trabajadores son muchos, son demasiado fuertes y eso nos llevaría a una guerra civil- contestó – Pero, ¿por qué no lo intentan? -Porque podemos perder”5.

En esa época no había un partido socialista ni comunista de masas en Argentina y mucho menos que proclamasen la revolución socialista. En esa época, como ahora, el único movimiento de masas de la clase trabajadora era el Movimiento Peronista y para colmo era ilegal y su máximo dirigente estaba viviendo en el exilio, justamente en Madrid. Pero a pesar de que los dirigentes oficiales del peronismo no se proponían ni en sus sueños más revolucionarios nada parecido a una revolución socialista, los empresarios sí sabían detectar el peligro latente en las conciencias de aquellos trabajadores y jóvenes de finales de los años 60 y primeros 70 del siglo pasado. La dictadura que tomaría el poder con el golpe de marzo de 1976 tenía muy claro que su tarea era aplastar no sólo políticamente sino física y numéricamente a la clase trabajadora. Hicieron quebrar a cientos y cientos de industrias grandes y medianas reduciendo el poder político del movimiento obrero. De todos modos la clase trabajadora mantiene fuerza suficiente como para seguir siendo la pesadilla del capitalismo argentino y no solo.

Los gobiernos kirchneristas de Nestor y Cristina desde 2003 a 2015 mejoraron bastante las condiciones de vida de los trabajadores y sectores populares pero no resolvieron los problemas fundamentales de la sociedad, no atacaron en lo fundamental las estructuras del poder de la clase dirigente argentina. La desigualdad siguió creciendo, el porcentaje más pequeño de los ricos siguió aumentando su distancia con los más pobres y el país no cambió en lo esencial. La clase dirigente siguió manteniendo el poder en lo económico, en lo mediático, en el poder judicial, y no hay razón alguna para pensar que las castas de oficiales del ejército y las fuerzas de seguridad no les seguían guardando total lealtad. El enorme apoyo que Néstor Kirchner logró construir en torno a su figura y luego Cristina hicieron posible algunas reformas puntuales tanto en relación al los derechos civiles y laborales como al juzgamiento de las cúpulas militares. Igual sigue habiendo mucho camino pendiente en esos temas si bien es cierto que se dieron pasos que en otros países como España o Chile no se dieron tras las dictaduras que sufrieron.

La economía dejó de crecer en términos reales desde 2012, sus efectos fueron suavizados por las políticas sociales del gobierno de CFK pero definitivamente la economía perdió empuje y unido a la gran campaña de desprestigio que iniciaron los medios hegemónicos contra Cristina y sus candidatos, acusándoles incluso de asesinatos que las investigaciones terminaron por demostrar que no lo fueron. Ante la incapacidad para seguir avanzando en las mejoras de las condiciones de vida de la población trabajadora los medios encontraron la forma de limar el apoyo que aún tenía CFK y lograr la victoria de Macri.

Han pasado dos años, ya no se puede mirar hacia atrás para responsabilizar al gobierno de Macri de todo lo que pasa hoy. Claro que el desastre que organizaron fue monumental, claro que Macri y sus amigos, ministros y empresarios se enriquecieron ilegalmente pero tras dos años aún no han podido sentar a ninguno de ellos en el banquillo de los acusados, y para uno que llamaron a investigatoria lo dejan “salir” al Urugay y se les queda allí como “perseguido político”. Claro que Macri y su gobierno ayudó al golpe de estado en Bolivia y se le está investigando en Bolivia, pero la Justicia argentina no lo llama a declarar. Todo suma al descontento pero lo que más suma es que se perdieron muchos más puestos de trabajo que los que se están creando con la recuperación económica que está teniendo lugar en los últimos meses. Y tanto los salarios como las jubilaciones no pueden seguir la carrera de la inflación en todos los precios de la alimentación y los productos de la canasta familiar. No hay forma de disfrazar la realidad. Alberto Fernández trató de que ciertos logros en el manejo de la pandemia fueran suficientes para ganar estas elecciones y sobre todo las de noviembre en vistas al 2023. Pero no alcanzó.

CRISIS EN EL GOBIERNO Y RENOVACIÓN DE MINISTROS

El resultado de las PASO provocó una tormenta azuzada y aumentada por la oposición y los medios hegemónicos neoliberales que no perdieron la oportunidad para golpear como siempre al gobierno. Macri habló incluso de que si no ganaba Alberto Fernández debería dimitir como presidente. Todo un dislate político. Este gobierno es el resultado de una fórmula propuesta por Cristina Fernández en 2019 para recomponer fuerzas en torno al FdT y desalojar de la Casa Rosada a Mauricio Macri autor de uno de los mayores desastres económicos y políticos de la historia argentina. Para este proyecto Cristina quiso sumar no solo a los sectores afines del peronismo con La Cámpora como eje sino a sectores que le eran hostiles también pero que igual querían terminar con el gobierno de Macri. Para eso designó como candidato a presidente de gobierno a Alberto Fernández, alguien que fue jefe de gobierno con Néstor Kirchner y también con ella y que renunció en 2008 tras el enfrentamiento de los grandes productores del campo con el gobierno de CFK por desacuerdos con Cristina.

Proponer a Alberto Fernández candidato a Presidente con ella de Vice fue una jugada muy arriesgada. Que esa fórmula tenía posibilidades de ganar quedó bien demostrado pero que al mismo tiempo tenía el germen de la división se está demostrando ahora. Publicamos en una nota aparte la carta de Cristina a Alberto Fernández el jueves siguiente a las PASO para tomar verdadera dimensión de cuál fue la situación que se planteó. Transcendieron versiones de que el stablishment le ofreció a Alberto abandonar su alianza con Cristina. Por ahora eso no ha sucedido pero no es algo imposible de suceder incluso a corto plazo, tras estas elecciones de noviembre, por ejemplo. En el mismo momento de escribir este artículo veo en la web del principal medio de la derecha, Clarín, la siguiente noticia “ENCUESTA INCÓMODA. ALBERTO FERNÁNDEZ Y SERGIO MASSA YA NO LE SUMAN NADA A CRISTINA FERNÁNDEZ”. Esto es una llamada a romper el FdT. También publican las declaraciones del intendente (alcalde) de la ciudad de Escobar, Provincia de Buenos Aires, y este intendente sale a criticar abiertamente al gobierno y dice que él declara en voz alta lo que muchos dicen en voz baja. No cabe duda de que desertores va a haber siempre y más en estos partidos interclasistas, siempre hay alguien dispuesto a saltar el cerco para asegurar su puesto y si es con mejores ingresos mucho mejor. Se trata de operaciones políticas para debilitar al gobierno, crear la sensación de fracaso y avanzar hacia la disolución del Frente. La crisis interna no se cerró y seguramente no se sabrá qué rumbo tomará hasta ver los resultados del 14 de noviembre. Pero Argentina es un país que produce más acontecimientos de los que es capaz de digerir y el 14 de noviembre está muy lejos aún.

Notas

1-Frente de Todos

2-PASO:  Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias 

3- Peronismo k: corriente peronista de inspiración kirchnerista.

4-FIT: Frente de Izquierda y los Trabajadores de orientación morenista. El morenismo es una de las variantes de la IV Internacional.

5- https://www.iade.org.ar/noticias/la-dictadura-civico-militar-y-su-legado-economico-y-social

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