Alberto Arregui
Tras las elecciones autonómicas y municipales Izquierda Unida reunía por primera vez a la Presidencia Federal. Las divergencias existentes sobre el caso de IUCM, llevaron a que Cayo Lara se saltase a la torera la decisión de la propia Presidencia apoyando una candidatura burocrática que podría haber supuesto el triunfo del PP-Ciudadanos, restando votos a la candidatura por la que apostó la militancia de IU Madrid (Ahora Madrid). En esas circunstancias la mayoría de la CE Federal decidió suspender las reuniones de los órganos esperando a ver los resultados electorales.
El desastre sin paliativos de IUCM, que desde el ala izquierda habíamos previsto, quedando fuera del parlamento autonómico y del Ayuntamiento de Madrid (un patético 1,7%), hacía inevitable que volviese a ser uno de los puntos centrales de la reunión. Pero se intentó y en parte se consiguió, que el eje de la reunión fuese la consagración de la táctica de Unidad de la izquierda como apuesta imprescindible de IU Federal y la planificación de esa tarea de aquí a las elecciones generales.
Con un orden del día muy amplio y un horario inusual (un viernes por la tarde), la Presidencia Federal abordaba principalmente tres documentos, con sus respectivos ponentes. Un informe político de balance electoral de Cayo Lara, otro “Hacia la Unidad Popular” de Alberto Garzón y el tercero de José Luis Centella con un tupido “plan de acción”.
Los documentos se repartieron en la reunión y habían sido enviados por correo electrónico tres horas antes (mientras algunos mortales viajan a la reunión, otros comen…). Volví a presentar mi protesta, por escrito, sobre este tema ya que es un despropósito que dos semanas después para un balance de cinco páginas y media, tengamos que esperar a la propia reunión, y más aún si tenemos en cuenta que la prensa ya había publicado lo que íbamos a tratar.
La Presidencia era, en realidad, una puesta en escena del primer acto de diversas conspiraciones que, como siempre (y esto es muy preocupante) se dilucidan en los pasillos, en las reuniones de las diversas camarillas y en las reuniones de la dirección del PCE, mientras en las reuniones de la Presidencia y CPF se oculta el debate abierto y la confrontación de ideas, poniendo en juego la correlación de fuerzas entre los distintos grupos de presión.
El ejemplo más claro es lo que se refiere al conflicto con IUCM. Al parecer todo está decidido entre bastidores, la mayoría de la dirección federal del PCE ya ha aceptado la desfederación de IUCM tras un argumento definitivo: han perdido el grupo en la Asamblea autonómica y en el ayuntamiento de Madrid y, por si fuera poco, tienen más de tres millones de euros de deudas. Argumentos de peso que varían posiciones.
Sin embargo, lo que se sometía a votación en la Presidencia era tan sólo un párrafo, dentro del informe de Centella, que dice que Adolfo Barrena presentará un informe al CPF del próximo día 14 para abordar la solución a la situación de IUCM. Hay que tener un descifrador de claves para saber lo que pasa en las reuniones (o bien hablar con los periodistas, que tienen mucha más información que los miembros de la Presidencia).
Por eso, en este punto, me abstuve porque me niego a votar a ciegas un acuerdo en los pasillos (IA y Bankia votaron en contra, porque esa misma indefinición les hace temer la posición del CPF).
La propuesta de Garzón
El documento presentado por Alberto Garzón es, desde luego, un avance sobre la línea defendida por la dirección federal hasta ahora. Con una tímida autocrítica pero que señala al menos el error cometido en las elecciones europeas. Si bien adolece de ciertas inconcreciones al no asumir con determinación que la tarea es la contraposición de socialismo a capitalismo en descomposición y se recurre a esa fórmula llamada “nuevo modelo productivo”, que nunca queda claro qué es, pero que supone aceptar el marco de las relaciones de propiedad capitalistas.
En lo político una posición escorada hacia el “quincemayismo”, pero con una defensa sin restricciones del proceso de unidad desde la base y la democratización de IU. Sólo por esto se podría apoyar el documento, y voté a favor como lo hizo la mayoría de los presentes. Le falta una concreción clara de las tareas globales a las que nos enfrentamos, pues no se trata sólo de la unidad de la izquierda, sino también de basar ese proceso de unidad en la lucha (algo que se señala pero no se sacan todas las conclusiones, por ejemplo respecto a la posición inaceptable de los dirigentes de UGT y CCOO), y sobre todo, y esa es a mi parecer la mayor laguna, que es una lucha por reconstruir la propia izquierda.
Izquierda Unida ha fracasado en su propósito histórico, después de casi tres décadas a duras penas alcanza un 5% y el movimiento generado en la sociedad no se ha expresado en IU sino fuera, y en muchos casos arrollando a la organización. El análisis debe ser radical, llegar hasta las últimas consecuencias si queremos ser capaces de estar a la altura de las exigencias.
En este ambiente hacer “patriotismo de siglas” y contar concejales para decir que “nos felicitamos por los resultados en los ayuntamientos” porque hemos tenido unos magníficos resultados electorales, como dice el informe de Cayo, es estar en la luna.
Es cierto que en algunos lugares hemos obtenido muy buenos resultados y también lo es que las candidaturas de Unidad de la Izquierda que hemos promovido han sido un éxito, pero el único sitio en nuestra sociedad donde una abrumadora mayoría piensa que a Izquierda Unida como organización le ha ido muy bien en la pasada cita electoral es en los órganos de dirección de la propia organización.
La comparación de los resultados no puede hacerse con lo obtenido en 2011, la lucha de clases no es contabilidad institucional. Se debe referenciar a lo que exige la situación, a lo que era posible, a lo que se esperaba de IU en 2014, justo antes de las elecciones europeas. Todo eso se ha ido al traste, y para recuperarse lo primero que necesitamos es una dirección política, que no se haga trampas al solitario.
Supongo que muchos de los hombres y mujeres que viven de ser profesionales de la política pensarán que aún pueden hacerse un hueco en la futura IU llegando a nuevos apaños, pero si los planteamientos defendidos en el documento que presentó Albero Garzón se desarrollan consecuentemente son incompatibles con la IU que hemos conocido, en realidad estaban votando la opción de su suicidio a corto plazo. Por mucho que el documento diga que “ya habíamos marcado esa línea en la X Asamblea Federal”, todos sabemos que en la X Asamblea se aprobó una línea política y organizativa (recordemos la limitación de salarios o la soberanía de las asambleas de base…) que la dirección federal enterró en un cajón, tanto es así, que hoy es el día en que las resoluciones de esa asamblea no han sido publicadas.
La esperanza, de ese aparato burocrático anquilosado, es Cayo Lara, que en su informe y, sobre todo en su respuesta, dejó muy claro que para él la unidad es algo que se negocia entre las cúpulas dirigentes de las distintas organizaciones para llegar a un apaño en el reparto del pastel. Era imposible compatibilizar ambas posiciones.
Asombrosamente el coordinador general de IU no dijo ni palabra sobre su actuación por libre en la campaña electoral en Madrid, ni para justificarse, ni para disculparse, ni para nada. Pero aún me parece más asombroso que nadie se lo recordó en el debate. Lo único que se pretendía era pasar el mal trago haciendo como que nada había sucedido y barriendo la basura debajo de la alfombra.
Voté en contra del informe presentado por Cayo, sobre todo voté en contra de su respuesta que fue aplaudida ostensiblemente por el propio Llamazares a quién no se le escapó que la postura de Cayo zancadillea la de Alberto Garzón.
Es uno de los mayores defectos de la tradición del carrillismo y del culto al líder que aún permanecen en nuestra organización. ¿Cómo es posible que todo el mundo, llamazaristas, partido Bankia, PCE, … TODOS estén de acuerdo en el balance político de las elecciones en el análisis de la coyuntura y las perspectivas?
Aún con un documento tan vacío y defectuoso eso es imposible. Y si todos comparten sinceramente el mismo documento y la misma posición política, es que alguien no ha entendido algo importante.
El mero hecho de liquidar en cuatro páginas el análisis de los resultados de estas elecciones, y del contexto político y económico en el que se producen y apuntar las tareas de IU y de la izquierda en su conjunto, es una expresión de la pobreza de evaluación y de la bancarrota de las direcciones de IU y del PCE. Sin una línea de autocrítica, sin ninguna explicación del proceso sufrido por nuestra organización.
El coordinador afirmó en su respuesta, para no dejar ninguna duda de su concepción artrítica y burocrática del proceso de unidad de la izquierda, que la unidad la negociaría con las direcciones de las demás fuerzas políticas, una comisión que designaría la Ejecutiva y en la que “entre otros, estará Alberto Garzón”.
No hay que ocultar las diferencias
En el turno de intervenciones pedí la dimisión del conjunto de la CE. No me parecía apropiado concentrar toda la responsabilidad en Cayo que no podría haber hecho lo que ha hecho (en la campaña en la marginación de los órganos de dirección) sin la colaboración necesaria, por activa o por pasiva, de otros componentes de la dirección. Dije que, como en algunas federaciones, ante un resultado como el que se ha producido y el desastre de Madrid, la CE debía poner sus cargos a disposición de los órganos y abrirse un debate y cambiar la dirección de IU Federal. Fui la única persona que planteó esta cuestión. Aunque hay mucha gente que quiere cambiar la dirección federal (según dicen en los pasillos) la mayoría estaban en una posición tacticista, y no querían “provocar”, había que “esperar” a lo de Madrid, etc.
Nunca he compartido la idea de transigir con los principios o de ocultar las diferencias y las críticas. Es un mal comienzo aceptar un informe del Coordinador general que no hace ninguna autocrítica ni análisis de lo sucedido en las elecciones y que, especialmente, no asume ninguna responsabilidad por su vergonzoso papel en Madrid habiendo contribuido a poner en juego la victoria de la izquierda en el ayuntamiento de Madrid en contra de las decisiones de la Presidencia federal.
Expliqué que quienes pensaban que las siglas de IU garantizaban el 5% en cualquier circunstancia no habían entendido nada de los cambios producidos en la sociedad. Que hemos fracasado en la tarea de ser la expresión del movimiento generado en la sociedad y que, ahora, el proceso de unidad es decisivo para nuestra clase pero además para IU es una cuestión de vida o muerte que hay que luchar a fondo y creyéndoselo y con una dirección que no se lo cree corremos graves riesgos. También insistí en que una cosa es llegar a un acuerdo y otra muy distinta lo que se estaba haciendo de ocultar las diferencias políticas y hacer sangre de los ataques personales, que había que abandonar los ataques ad hominem y saldar los debates pendientes reconociendo los graves errores cometidos por una dirección que no ha sido capaz de dirigir.
Después de estos puntos la sala quedó medio vacía, incluida la mesa que presidía la reunión (las votaciones pasaron de 59 a 30 participantes). Volví a intervenir en los puntos de política municipal y autonómica reivindicando a nuestros concejales en Ahora Madrid, para afirmar que era mentira que IU no tuviese concejales en el ayuntamiento de Madrid que además tendrían una destacada posición en el ámbito político y económico de la nueva corporación y me centre en la importancia del tema de la deuda, de la necesidad de una acción coordinada aprovechando nuestra posición en el ayuntamiento de Madrid y en otros muchos.
La desfederación de IUCM y la “reconciliación”
Los de IUCM ya se dan por desfederados, pero hasta el CPF el día 14 no hay nada seguro. Cayo Lara sigue oponiéndose a esto y, por supuesto, los de IA con lo que no hay que lanzar las campanas al vuelo, pues las maniobras propiciadas por una resolución inconcreta de la Presidencia han dejado la puerta abierta a cualquier apaño.
El método más lógico y consecuente sería el de reconocer como referente de IU Federal en Madrid a “La Izquierda de Madrid”, es decir a toda aquella militancia que nos hemos mantenido unidos en la lucha por las candidaturas de unidad de la izquierda, y a partir de ahí reconstruir la organización.
Es cierto que la desfederación de IUCM no resuelve los problemas de IU, pero también sería un desacierto infravalorar este acontecimiento si finalmente se produce. Sobre todo porque tendrá un efecto de ánimos en la militancia y un cambio de nuestra imagen hacia fuera.
En cualquier caso tengamos en cuenta que el daño ya está hecho; una cucharada de hiel amarga un barril de miel, y ahora es muy difícil conseguir que vuelva a ser dulce, no es una tarea fácil. Además el travestismo político estará a la orden del día. A Eddy Sánchez (el mismo que “ponía la mano en el fuego por Moral Santín” y fue coordinador de IUCM en algunos de sus días más obscuros) se le ha invitado a dar una charla en la Escuela de Verano del PCM, y no es descartable que intenten seguir el mismo camino algunos de los máximos responsables de este desastre.
El riesgo de que un sector de la dirección del PCE se incline por una política de “reconciliación nacional” es más que evidente y el motivo muy fácil de entender, evitar el riesgo de un peso excesivo (para ellos) del ala izquierda del propio partido y de quienes no somos del partido.
La idea de que el PCE es el refugio, de que pueden huir de la crisis de IU, está presente cada día. Algunos compañeros tan cargados de buena voluntad como de incomprensión y desesperación han llegado a la brillante conclusión de que “IU sobra” y hay que fortalecer el partido, cuando la crisis de IU es, fundamentalmente, la crisis del PCE, desde su creación hasta su hipotética desaparición. Son la clara y la yema, si es fértil o si es inviable lo será para ambos, no se puede contraponer una cosa a la otra. Es una lucha común por reconstruir la izquierda partiendo de la militancia de los cuadros que tenemos sean o no del afiliados al partido comunista.
El próximo CPF, el día 14 es una cita importante, no sólo debe salir reforzada la línea de la unidad, sino que debemos conseguir el mayor rechazo posible al informe del continuismo que representa el análisis que presentará Cayo Lara en nombre del anquilosado aparato federal de IU.
A partir de ahí volvemos a una idea que debe ser nuestra regla de oro: si solo dependiese de los actuales dirigentes, el socialismo sería una meta imposible. Nuestra confianza en nuestra clase no es en vano, el proceso de cambio es imparable, siempre se pone en pie, siempre vuelve a la lucha, siempre busca un camino de emancipación y estaremos en la brecha. El propio movimiento generará la dirección que se merece.