Elecciones en Nicaragua

8 Nov, 2021 | América Latina, Internacional

Jokin Mendizábal desde Buenos Aires

Nicaragua pertenece a esa pequeña lista de países latinoamericanos que osaron desafiar al poder económico y político tanto nacional como internacionalmente. Cuando recorrió el mundo la noticia de que los sandinistas habían derrocado la dictadura de Somoza en julio de 1979, los trabajadores y jóvenes de todo el mundo celebraron con gran alegría la noticia y supuso un empujón en la lucha por la liberación nacional y social para todo el continente latinoamericano.

El pueblo nicaragüense, que contaba con poco más de tres millones de habitantes, había tomado el destino de su país en sus manos. El diario El País de Madrid publicaba en su edición del 4 de junio de 1979 lo siguiente:

La huelga convocada ayer por el Frente Sandinista fue casi total en Managua, mientras siguen los combates en León, Chinandega, Chichigalpa y la zona fronteriza con Costa Rica. Esta capital era ayer una ciudad sin transporte colectivo de ninguna especie, con el comercio y la industria paralizados. Unicamente la legión de empleados públicos que residen en la periferia se movilizó a pie o en vehículos particulares hacia sus centros de trabajo.

El vecindario, que invadió el domingo supermercados y tiendas de comestibles para asegurar provisiones, vive hoy una gran tensión por el temor de choques armados que podrían registrarse en esta capital entre guerrilleros del Frente Sandinista y fuerzas del Ejército. Camiones de la Guardia Nacional, con soldados que portan metralletas, recorren las calles y avenidas de Managua, en permanente vigilancia”.

Se formó un gobierno que se llamó “Junta de Reconstrucción Nacional” que nacionalizó los bancos, las compañías de seguros, los recursos mineros y forestales. El comercio de los productos alimenticios se puso bajo el control del gobierno. También se suprimió la pena de muerte y se garantizaron las libertades individuales.

El gobierno revolucionario del Frente Sandinista de Liberación Nacional enseguida sufrió la agresión organizada por los EEUU que organizó un ejército armado y entrenado principalmente por el gobierno de Ronald Reagan. Más de 1300 acciones terroristas llevaron a cabo los “contras” (de contrarrevolucionarios) con multitud de violaciones a los derechos humanos. 30.000 nicaragüenses murieron durante esta guerra mientras el gobierno de los EEUU desarollaba una permanente campaña internacional para lograr apoyo masivo a sus planes contrarrevolucionarios en Nicaragua.

Esta guerra duró hasta 1990 impidiendo que los sandinistas pudieran desarrollar una política que mejorara las condiciones de vida del pueblo ya que gran parte de su presupuesto se iba en gastos de defensa.

Tal fue el desgaste y la presión a la que fue sometido el sandinismo que en las elecciones de febrero de 1990 pierde contra la candidata conservadora Violeta Chamorro que ganó por 54,7% de los votos encabezando la Unión Nacional Opositora.

En abril de ese año la “Contra” anuncia su alto el fuego y poco después se disuelve.

BALANCE DEL GOBIERNO CHAMORRO

En 1991 Chamorro puso en marcha un programa de ajustes mediante el cual multiplicó los precios de los bienes de primera necesidad y de las tarifas públicas. Realizó una devaluación del Córdoba, moneda nacional, de un 400 %. La subutilización de la mano de obra de la población económicamente activa alcanzó el 50 % en 1992, y el 52 % en 1994. El desempleo abierto alcanzó casi el 24 % de la fuerza de trabajo (en 1994).

En 1993 se inicia la liberalización del mercado y la privatización de algunas empresas. El desempleo abierto creció considerablemente, en 1994 representó casi el 24% de la fuerza de trabajo. Los cotizantes del seguro social pasaron de ser 261 mil personas en 1992 a 202.000 en 1994 . En los años 90, durante la Administración Chamorro, la empresa estatal del ferrocarriles fue clausurada por falta de rentabilidad, y vendida. Violeta Chamorro fue apoyada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. En septiembre de 1991 el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo le condonaron la totalidad de la deuda externa a Nicaragua.

Pero al mismo tiempo Chamorro condonó la deuda que EEUU tenía que pagar a Nicaragua como resultado de una sentencia de la Corte Internacional de Justicia que condenó a EEUU a pagar 17.000 millones de dólares a Nicaragua por haber financiado a los Contras en los años 80.

El gobierno de Chamorro fue un ataque constante a las condiciones de vida de la población pobre, en educación, salud, vivienda etc. Chamorro saldría del gobierno en 1996

Nicaragua quedó destruída bajo el gobierno Chamorro. El índice de Desarrollo Humano que elabora el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo situó a Nicaragua en penúltimo lugar de los países de América solo por encima de Haití. Aumentó la emigración hacia los países vecinos. No fue capaz de frenar el auge de las actividades ilegales como el narcotráfico, la trata de personas y la prostitución. Bajo su gobierno Nicaragua fue uno de los países con mayor tasa de homicidios en los años 90.

Chamorro se fue en 1996 pero los gobiernos neoliberales duraron hasta 2006 y siguieron aplicando todo tipo de contrarreformas neoliberales durante 16 años.

EL SANDINISMO VOLVIÓ EN 2006

Tras las elecciones de 2006 Ortega volvió al gobierno. Un reciente artículo de la investigadora Yorlis Gabriela Luna detalla sus logros: una década de crecimiento económico que facilitó una reducción de la pobreza; la tasa más bajas de homicidios de América Central, la región más violenta del mundo en tiempos de paz; gratuidad de la educación primaria y secundaria; gratuidad de los cuidados médicos a los pobres, y la construcción de la infraestructura básica (rutas, cloacas, agua potable) que siempre habían faltado en el país.

Estos avances no están nada mal si lo comparamos con el punto de partida en 2006 o lo comparamos con la mayoría de los países latinoamericanos. Pero para los enemigos del progreso independiente de Nicaragua y de todos los países que luchan por su liberación, esto no cuenta nada. La gran discusión la enfocan en si Ortega tiene rasgos autoritarios o que encarceló a 30 personas en el período preelectoral entre ellos a siete precandidatos. Nadie de los que critican al gobierno sandinista se pregunta nada al respecto en un país sometido al sabotaje constantemente.

Si los EEUU o la UE tuvieran una única vara con la que medir a los diferentes presidentes de Latinoamérica podríamos escuchar sus argumentos. Pero mientras defienden a Duque en Colombia, derriban gobiernos como el de Evo en Bolivia o Dilma en Brasil. Defienden presidentes corruptos como Macri en Argentina y Lasso en Ecuador que fugan decenas de miles de millones de dólares por año empobreciendo a sus pueblos no queremos escuchar su falsa moral que nos habla de lo malas personas que son Ortega, Evo, Dilma, Lula u otros políticos que no les gustan. No dicen la verdad en ningún caso.

Sabemos que Ortega ha cometido errores, como los cometieron muchos líderes populares, pero no nos interesan sus lágrimas de cocodrilo que encubren sus verdaderas intenciones, derrocar cuanto régimen no se les someta servilmente.

Ayer Nicaragua realizó sus elecciones y el resultado, dicen ellos, fue el esperado. ¡Ah, Lo esperaban! Muchos mentirán sobre la participación, dirán que la abstención fue brutal. Si así fuera la verdad saldrá a la luz. Pero ha habido veedores internacionales que dicen otra cosa, claro que no son de sus mentirosos diarios. Ismael Sánchez Castillo, diputado del parlamento andaluz dijo que “las elecciones se desarrollaron en un ambiente de tranquilidad, orden y con todas las garantías democráticas establecidas por la legislación vigente. En un primer informe presentado por el Consejo Supremo Electoral, con el 49,25% de las actas escrutadas y con una participación del 65,4% para elegir a la presidencia y vicepresidencia del país, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que lideran Daniel Ortega y Rosario Murillo, obtuvo el 74,99% de los apoyos con más de un millón de votos”.

Como siempre en estos casos hay dos versiones, como lo hubo en Bolivia que terminó en un golpe de estado. Que sean los nicaragüenses los que decidan cómo sigue su historia, ningún representante imperialista moverá un solo dedo por el bienestar del pueblo nica.

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