SUMARIO
- A. ALGUNAS CONCLUSIONES DE LAS ELECCIONES EN COLOMBIA Y EN FRANCIA
- B. LAS ELECCIONES EN ANDALUCÍA
- C. LA PARTICIPACIÓN EN EL GOBIERNO
- D. LA CRISIS Y LA RECESIÓN
- E. EL CAPITALISMO ES EL PROBLEMA
- F. LAS CLAVES PARA CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA DE SOCIEDAD
- G. NACIONALIZAR Y DEMOCRATIZAR LOS SECTORES ESTRATÉGICOS
- H. UN PROGRAMA EFECTIVO
- I. HAY QUE CONSTRUIR LAS ORGANIZACIONES DE OTRA FORMA
- J. PERSPECTIVAS
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La encrucijada de la izquierda
Este documento es el producto de una discusión que el colectivo Manifiesto por el Socialismo tuvo en julio. Manifiesto por el Socialismo está compuesto por integrantes de Izquierda Unida, y es firme partidario de la unidad de la izquierda transformadora. Estas reflexiones y propuestas pueden ser útiles al conjunto de compañeras y compañeros de la misma, y contribuir a superar el difícil momento que atravesamos. Siguiendo la idea del neuroeducador David Bueno1, no se trata tanto de resistir ante una situación adversa como de persistir buscando los cauces y los medios para poder dar continuidad a la lucha por superar esta sociedad capitalista. Para eso hay que ser capaces de mirar hacia nuestras organizaciones y hacia la realidad que nos circunda sin dogmatismos ni oportunismos, tratando de usar el método que Marx nos dejó, de forma creativa y viva, pegada a la realidad de la clase trabajadora. Esperamos que este texto, hecho en formato de tesis para facilitar su lectura, sea una aportación útil para esa labor.
Jordi Escuer, Jesús María Pérez y Joaquín Sainz
A. ALGUNAS CONCLUSIONES DE LAS ELECCIONES EN COLOMBIA Y EN FRANCIA
La coincidencia de tres procesos electorales distintos el pasado 19 de junio, sirve de punto de partida a este análisis. Las elecciones en Colombia, Francia y Andalucía muestran situaciones muy distintas y puntos en común, que nos pueden ayudar a abordar el debate de qué hacer para sacar a la izquierda de la encrucijada en la que se encuentra.
- La movilización de la clase trabajadora y de los sectores populares es determinante para que empiece un cambio en la situación política. La victoriosa candidatura de Gustavo Petro en Colombia es la consecuencia de una lucha durísima y ejemplar del pueblo colombiano, que fuerza el entendimiento de todas las organizaciones y colectivos de la izquierda2 y, en menor escala, la candidatura unitaria francesa da expresión política a las protestas de la legislatura de Macron, desde los chalecos amarillos a las luchas contra la reforma de pensiones o las protestas de los trabajadores y las trabajadoras del sector público.
- La actitud de las organizaciones, a su vez, influye en el movimiento, dándole cauce o cerrándoselo. Tanto en el caso de Colombia como en el de Francia las candidaturas son un cauce de expresión de la movilización. En el caso francés, la evidencia del error de haber ido separados a las presidenciales, que podrían haber sido un duelo entre Macron y Mélenchon, empuja a crear una candidatura unitaria que obtiene un gran resultado, la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES)3.
- La abstención es un fenómeno que afecta a la clase trabajadora y a los estratos más humildes de la sociedad, mostrando su alejamiento de las instituciones sí, pero también el distanciamiento con las organizaciones de la izquierda. La movilización es el primer paso para empezar a cambiar eso y desatar un proceso transformaciones en la propia izquierda.
- En Francia hemos visto como las viejas organizaciones entran en crisis y se ven arrastradas por la nueva: La Francia Insumisa. El PSF pasó de tener la presidencia de la República y el gobierno en 2012, a quedar reducido casi a la irrelevancia, con parte de su aparato ingresando en el partido de Macron y otra parte buscando la salida en la alianza con Mélenchon. Es un aviso claro de que, ganar con voto de la clase trabajadora y gobernar contra ella es insostenible y lleva a una crisis drástica.
- Hay que incluir el resultado electoral en Colombia dentro de una dinámica continental de movilización contra los gobiernos de la derecha, que está dando lugar a victorias de la izquierda en todo el continente. Desde Argentina, Bolivia, Perú, Honduras, Chile y, muy posiblemente, en Brasil el próximo mes de octubre.
- Hay un crecimiento de la polarización social, tanto en Colombia como en Francia. Y eso también se está produciendo en muchos otros países, es una tendencia general producto del incremento de la desigualdad social. En el caso de Colombia la victoria de Petro ha provocado que se abra un periodo de gracia para el Gobierno. La situación que se vive en Colombia es de un equilibrio muy inestable. Por un lado, las masas viven la salida de todo un período histórico de gobiernos autoritarios que ha durado desde su nacimiento como nación en el siglo XIX. Es fácil imaginar el sentimiento de las masas para con su nuevo Gobierno, logrado con una victoria electoral pero que sin los años de luchas que le precedieron nunca hubiera tenido lugar. Colombia es un claro ejemplo de la importancia de combinar la lucha en las calles con la lucha parlamentaria.
- El planteamiento de Petro se ciñe a un acuerdo social entre las clases y a una reforma del sistema capitalista, no a su cuestionamiento. Pero el avance que supone su victoria para el movimiento es enormemente positivo, le da confianza en sus fuerzas y le coloca en mejor posición, y es una escuela de aprendizaje. Todas las reivindicaciones básicas para la vida empujarán a este movimiento a buscar una salida y le llevarán a cuestionar el actual régimen y el sistema capitalista. La actitud de la izquierda alternativa no es decir a Petro lo que tiene que hacer, sino construir organización y explicar cómo hacer realidad el programa uniéndolo a la transformación socialista de la sociedad. El gobierno anterior ha dejado minado el terreno económico a Petro con la aprobación de miles de millones de dólares en gastos para obras públicas adjudicadas a empresas de su propiedad, lo cual pone en serias dificultades los presupuestos de gobierno de los próximos años. Eso pondrá muy difícil la tarea de Petro y su Gobierno, que no hay que olvidar se vio obligado a pactar con sectores de la derecha que ahora también forman parte de él. Pero Petro está dando muestras de un coraje por encima del que están mostrando otros presidentes progresistas de la región. Recientemente ha abierto la frontera con Venezuela y esto no es algo simbólico, esto es la apertura a la colaboración entre Venezuela y Colombia, lo cual es visto con malos ojos por parte de EEUU. Y en cuestión de unos días tendremos las elecciones en Brasil con la más que probable victoria de Lula. Esto vuelve a inclinar claramente la balanza política de Latinoamérica hacia la izquierda, moderada, sí, pero izquierda. Algo totalmente diferente a que si la victoria fuera del delirante Bolsonaro.
B. LAS ELECCIONES EN ANDALUCÍA
- Así como las otras dos elecciones señaladas anteriormente muestran el potencial que puede tener la izquierda, en el caso de los comicios andaluces los resultados son una foto de la profunda crisis que atraviesa el conjunto de la izquierda4.
- El voto “útil” ha sido hacia el PP. Unos 200.000 votos del PSOE habrían ido al PP, estiman los expertos. Es producto de varios factores, pero señalar a Vox como el gran enemigo y reclamar un cordón sanitario frente a la extrema derecha, como ha hecho Pedro Sánchez, contribuye a blanquear al PP que, con menos estridencias en el caso andaluz, defiende una política, especialmente en materia económica y social, muy parecida a la de Vox.
- La división de la izquierda transformadora agrava el problema. Una candidatura unitaria podría haber mitigado el retroceso. Entre Por Andalucía y Andalucía Adelante suman casi 450.000 votos (43.000 menos que Vox) y el resultado hubiera quedado en 13 escaños, casi el doble de lo cosechado.
- Al final, la cuestión es que la izquierda no es capaz de ilusionar y movilizar a su electorado potencial. La participación no ha llegado al 60%. Es más baja en los zonas de renta más baja y de mayor composición de clase trabajadora, algo que se ha convertido en una constante. Eso permite que, con el 25% del censo, el PP tenga mayoría absoluta.
- A ello colabora el sistema electoral, que divide el voto en circunscripciones provinciales en lugar de una sola autonómica, en beneficio de los partidos grandes. Pero no es el factor decisivo. En 2015, a pesar de los medios de comunicación y del sistema electoral, la izquierda sí pudo entonces, igual que pudo tras la caída de la dictadura5.
- Más que ganar la derecha está perdiendo la izquierda, que no es capaz de recuperar el grado de movilización social y electoral de otras épocas.
- La desmovilización no cae del cielo. Ésta responde a diversos factores, pero lo cierto es que durante décadas, los dirigentes del PSOE en Andalucía han reproducido las prácticas propias del sistema capitalista y del régimen, creando una extensa red clientelar, que quedó en evidencia con el caso de los EREs. Han alentado la confianza en el sistema social y el régimen, preparando el terreno para la victoria del PP.
C. LA PARTICIPACIÓN EN EL GOBIERNO
- El apoyo a los partidos del Gobierno de coalición sigue cayendo, en la tónica de todas las autonómicas de los últimos años.
- La mayoría de la dirección de UP priorizó entrar en el Gobierno frente a la posibilidad de explicar qué programa habría que aplicar y demostrar que el PSOE no tenía ninguna intención de hacerlo (ni en Sanidad, ni en Educación, ni en Empleo, Servicios sociales o en Fiscalidad). Apoyar desde fuera hubiera no hubiera sido garantía de buenos resultados por sí solo, pero hubiera dejado las manos libres a UP. Sin embargo, la insistente apuesta de Pablo Iglesias y la dirección de Podemos por la coalición con el PSOE, y tras unas segundas elecciones, hizo que muchas personas vieran la entrada en el Gobierno como la única salida posible para evitar unas terceras y el riesgo de una victoria de la derecha.
- Una vez en el Ejecutivo, UP ha empleado la mayoría de sus energías en arrancar y justificar unos magros resultados. Se puede entender que el PSOE no quiere ir más lejos pero ¿por qué calificar de históricos unos logros que no lo son? Y, si lo fueran, ¿por qué no crece más el apoyo a los partidos del Gobierno? La realidad es que ninguna de las medidas tomadas ha sido detenido el empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría.
- Subvencionar el combustible en función de la renta o subir el ingreso mínimo vital (IMV), no resuelven el problema. El precio final de la gasolina, el gas y el gasóleo seguirá siendo demasiado caro para los presupuestos la mayoría de la clase trabajadora. Igualmente, la mayor parte de las personas en situación de pobreza severa seguirán sin acceso al IMV. La propuesta de una paga única de 300 euros para compensar el aumento de la inflación a las personas con rentas más bajas, será mejor que nada, pero no cambiará sustancialmente la situación social, pues el coste de la vida ha subido mucho más de 300 euros por familia.
- ¿Con la derecha sería peor? Sí. ¿Si no se hubiesen aplicado los ERTEs hubiera habido un desastre social? Sí. ¿Lo hubiera hecho la derecha si gobernase? Nunca lo sabremos, en Alemania o en Francia ha sido la derecha la que ha puesto en marcha estas ayudas que no dejan de ser, en primer lugar, un rescate a las empresas. La idea de que con la derecha hubiera sido peor no consuela a quien apenas puede pagar la luz, no tiene empleo o no puede hacer frente al alquiler.
- Adriana Lastra se lamenta de que Moreno Bonilla se ha beneficiado de las ayudas del Gobierno para combatir la pandemia, pero el Gobierno central no ha movido un dedo para defender la Sanidad pública frente a actuación de la derecha, que aprovecha la pandemia para debilitarla y promover la sanidad privada. Y no lo hace, porque el PSOE acepta los conciertos con la Sanidad privada, que son la base del expolio del sistema público.
- ¿La solución es salir del Gobierno? No es tan simple. Adelante Andalucía se ha significado por estar en contra de participar en él, pero no ha ganado más apoyo. Hay que aprender de Portugal, mientras la izquierda transformadora no tenga la fuerza suficiente, debe tener presente actuar de forma que la derecha no pueda imponerse. Pero, teniendo eso claro, la tarea es poner sobre la mesa un programa concreto para defender unas condiciones de vida dignas, no los parches actuales, y llamar a la movilización en torno a esas ideas, aunque eso no le guste a la cúpula del PSOE.
- A la incapacidad de afrontar los graves problemas sociales de este Gobierno, se suma la actuación del PSOE con la OTAN, el rearme, su traición al pueblo saharaui, o la continuidad del maltrato a las personas migrantes. Estar en el Gobierno, pasa factura desanimando a la militancia y a los sectores más avanzados. Por tanto, es necesario poner el énfasis en las alternativas y en la movilización, sin temer chocar con el socio de Gobierno por ello.
D. LA CRISIS Y LA RECESIÓN
- Pedro Sánchez pensaba que, tras la pandemia, vendría una amplia recuperación económica con la ayuda de los fondos europeos. La mayoría de los dirigentes de UP también lo creían. Abogaban por un acuerdo con sectores supuestamente modernizadores del capitalismo español, que permitirían un gran giro en un sentido keynesiano de incremento del gasto público y el desarrollo de una industria competitiva que propiciaría salarios más altos. La misma perspectiva defienden las actuales direcciones de CCOO y UGT.
- Sin embargo, la realidad ha tomado otra dirección. Y lo está haciendo a gran velocidad. Es verdad que todavía estamos viviendo un proceso de crecimiento y creación de empleo, la salida de la “demanda embalsada”, refiriéndose al dinero que una parte de la sociedad no gastó o aplazó durante la pandemia (viajes, compras, obras…). Pero eso está cambiando drásticamente. Cuando todavía estamos sufriendo las consecuencias de la pandemia, pues la mayoría de la población mundial está sin vacunar para no perjudicar el negocio de las farmacéuticas, propiciando nuevas variantes, y los sistemas sanitarios y de salud pública se debilitan en aras a propiciar el negocio privado sanitario, estalla una guerra en el corazón de Europa.
- Aunque se presenta al conflicto de Ucrania como responsable de la crisis, y se personaliza en una sola persona —Putin— forzando una vez más una visión simplista de buenos y malos, la realidad es justamente que el agotamiento de los recursos naturales y la lucha por su control es lo que está, en última instancia, detrás de esta guerra.
- La inflación es la consecuencia de unos recursos fósiles y minerales menguantes y más costosos de extraer, y de unas cadenas mundiales de producción en crisis, configuradas para dar la máxima rentabilidad a las grandes corporaciones, aprovechando la mano de obra barata e ignorando las consecuencias ecológicas y el inevitable agotamiento de los combustibles fósiles baratos. La guerra no crea el problema, aunque lo agrave. Igual que la especulación en materias primas agrava la situación, pero no la origina.
- El alza de los precios se consideró al principio coyuntural, pero ahora ya se reconoce que es estructural. Y la están afrontando con la drástica subida de los tipos de interés y el fin de las compras de bonos por parte de los bancos centrales. La Reserva Federal estadounidense va por delante con estas medidas, pero el Banco Central Europeo (BCE) está siguiendo sus pasos. Se están imponiendo los criterios más duros, con los representantes alemanes a la cabeza. Y están reclamando volver a la política de ajuste fiscal.
- Todas estas medidas acelerarán una recesión. Tipos de interés más altos no harán que haya más combustibles fósiles disponibles pero forzarán a los gobiernos a buscar financiación en el mercado privado, incrementarán los costes de las familias con hipotecas, las empresas y los propios Estados, y precipitarán una recesión6. El 70% de los economistas que integran la Oficina Federal de Investigación Económica de Estados Unidos creen que Estados Unidos entrará en recesión en el primer trimestre de 2023, o en el segundo7. El BCE ya contempla también la recesión como algo muy probable.
- El endeudamiento generado durante la pandemia se suma al que se arrastra de la crisis de 2008, y al que vendrá. Los costos de financiación del Estado se dispararán —y ya son muy grandes—. Y llevará a plantear nuevos recortes en gasto social y privatizaciones de servicios públicos, reducciones de las plantillas públicas y peores condiciones laborales.
- No sucederá lo mismo con los gastos militares, que ya se ha previsto aumentar para participar en la lucha de las distintas potencias por el control de los recursos. Las tensiones entre las potencias recrudecerán y brindará nuevos argumentos para más dispendios armamentísticos, en el frenesí militarista que se ha desatado.
- Eso acentuará la pulsión autoritaria de los Estados. Habrá más presión para recortar las libertades democráticas, perseguir las críticas y las movilizaciones, y se reforzarán los sistemas policiales en aras a una supuesta defensa de la seguridad. Como está sucediendo en América Latina y aquí, la judicatura y los medios de comunicación se lanzan contra cualquier tipo de intento de cambio, por moderado que sea.
E. EL CAPITALISMO ES EL PROBLEMA
- El capitalismo es incapaz de hacer una transición gradual hacia las renovables. La producción de combustibles fósiles y sus derivados es una de las industrias más importantes. Ir hacia las renovables implica que reduzcan la producción, lo que implica una caída de las ganancias, cuando no pérdidas. Eso es una contradicción para el capitalismo, que no busca reducir los beneficios sino incrementarlos. Desde 2015, ya se estaba produciendo una caída de las inversiones en la extracción de petróleo por la reducción de la rentabilidad. La guerra ha sacado a relucir el problema que esto supone y ha puesto sobre la mesa una vuelta atrás, con presiones de todo tipo para que se aumente la producción de gas y petróleo alternativo al procedente de Rusia.
- El modelo de renovables que promueve el capitalismo tampoco es viable. Quieren una producción controlada por las grandes corporaciones que les permita mantener su oligopolio, con enormes e insostenibles campos eólicos o solares. Las renovables, por su naturaleza, deben ser descentralizadas e ir unidas a un reducción de la cantidad de energía utilizada, otra cosa que el capitalismo tolera mal porque también es renunciar a ganancias.
- Se avecina una enorme conflictividad social, en el Estado español y en toda Europa y, probablemente, en todo el planeta. El año pasado, vimos la movilización de los trabajadores y trabajadoras de Cádiz por sus salarios y vemos ahora la de los trabajadores del Metal de Cantabria, posiblemente anticipando un nuevo periodo de movilizaciones por la defensa de las condiciones de vida. Una inflación del 8-10% anuales mellan rápidamente el salario, y un sector muy amplio de la clase trabajadora gana menos de lo necesario o vive al día8.
- El cambio climático y la crisis ecológica general ya no son una cuestión separada de la lucha por las condiciones de vida. Lo vemos con los incendios, cada vez más graves y frecuentes (España a la cabeza europea en hectáreas quemadas este año)9, o la destrucción del Mar Menor, a las cada vez más abundantes e intensas olas de calor, o la amenaza a la producción de alimentos que se cierne sobre la humanidad, no sólo por la guerra sino, sobre todo, por la insostenibilidad del actual modelo de producción agrícola, que diezma los suelos y los recursos hídricos. Igual que con la pandemia o la guerra, todas las amenazas latentes que genera el sistema se están haciendo realidad.
F. LAS CLAVES PARA CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA DE SOCIEDAD
- Esta crisis va a empujar a millones de personas a luchar por cambiar la sociedad, a tomar las riendas de sus vidas en sus propias manos. Los grupos de apoyo mutuo que han surgido con el estallido de la pandemia son un anticipo de lo que habrá que hacer para afrontarla. Y las movilizaciones que empiezan a surgir por los salarios o por el abandono que sufre la población en la llamada España vaciada.
- Incluso la pequeña burguesía se enfrenta cada vez a una situación más difícil, con lo que la izquierda puede ganar su apoyo si es capaz de ofrecer una alternativa.
- Una de las características de nuestra sociedad es que no faltan recursos ni conocimientos, algo que en otras épocas sí sucedía. Un ejemplo es la vivienda. No es su escasez el problema, sino su uso como bien de inversión. En el Estado español, si se habilitasen las viviendas vacías para que se pudieran habitar se resolvería una parte muy importante del problema de la vivienda. Hay un problema general de rehabilitación del parque inmobiliario porque la mayoría es anterior a 1980. Un plan general para rehabilitar las casas y construir las que fuesen necesarias, unida a la actuación sobre la vivienda vacía, haría posible que la gente viviera en sus barrios y localidades a precios asequibles, en buenas condiciones y reduciría drásticamente el consumo energético. Y crearía mucho empleo, útil socialmente, dando la opción a la gente joven de quedarse a vivir y trabajar en sus barrios.
- Otra de las necesidades vitales es garantizar la producción de alimentos de forma cercana y sostenible, y poner fin a la separación secular entre la ciudad y el campo, fomentando el asentamiento de una parte de la población en el mismo, para garantizar su cuidado (vital para acabar con los incendios) y estimular una producción ecológica. Ya hay estudios que demuestran que es viable alimentar a toda la población europea con producción ecológica. Eso a su vez fijaría más población por todo el territorio, pues harían falta servicios médicos, educativos, y de todo tipo.
- La menor disponibilidad de energía fósil, no implica tener que vivir peor o que detener el desarrollo humano. Hay estudios que nos indican que toda la población mundial podría tener un buen nivel de vida, con todas sus necesidades vitales (vivienda, alimentación, vestimenta, educación, sanidad, movilidad…) con entre el 10-40% de la energía que hoy se usa. Pero eso implica acabar con las desigualdades sociales. De hecho, a pesar del enorme consumo energético actual, miles de millones de seres humanos carecen de unas condiciones de vida dignas.
- En realidad, se podría producir lo necesario para vivir con una jornada laboral mucho más reducida. Si se absorbiese el paro estructural y, además, se descartasen los empleos inútiles socialmente (muchos del sector financiero o la producción militar, por ejemplo), y se emplearan los recursos para atender las necesidades sociales reales, sería posible una reducción drástica de la jornada laboral, sin disminución salarial. Eso liberaría tiempo de las personas para cuidar de sí mismas y de sus seres queridos, con un enorme ahorro en sanidad y en atención social, y alentaría la creatividad y la participación democrática. Pero eso implica un trasvase-devolución de riqueza desde las grandes corporaciones a la clase trabajadora, por eso se oponen.
- Los servicios públicos, empezando por la Sanidad, es otra de las cuestiones básicas. Pero no basta defenderlos sino que es necesario reconocer que lo público, aún siendo mejor que lo privado, no funciona bien por su carácter burocrático y jerarquizado. Por tanto, se trata de plantear un nuevo modelo de servicios públicos, gestionado democráticamente, muy distinto del que ahora tenemos, donde la autoorganización de los equipos de trabajo prime sobre las consignas cupulares.
- Debemos prepararnos para confrontar directamente con los argumentos de la derecha. Aznar ha defendido públicamente que sería catastrófico que las subidas de las pensiones y de los salarios se equipararan con la inflación, dejando claro cuál será el programa del PP si vuelve a gobernar. Hasta el ministro Escrivá le ha tenido que responder. Pero la alternativa a las propuestas de Aznar no está dentro del sistema, sino en su superación. Es ahí, si se hace con rigor, cuando se les dejará en evidencia. El afán de lucro, inherente al capitalismo, es incompatible con una administración cooperativa y solidaria de los recursos económicos.
- Es importante romper la lógica que nos impone el sistema: la derecha quiere combatir la inflación y la izquierda no. Es falso. Rechazar la política de la derecha o del BCE, no implica estar a favor de la inflación o del desabastecimiento. Todo lo contrario. La forma de combatir la inflación del sistema es condenando a una miseria y explotación cada vez mayores a una parte más grande de la clase trabajadora y de la sociedad, para defender las ganancias de los más ricos. Por eso, desde una postura de izquierdas, la única forma efectiva y justa socialmente de combatirla, es ir a las causas. Solucionar el problema de la vivienda, la rehabilitación las casas para una reducción drástica del consumo de energía, mejorar y extender el transporte público, desarrollar una agricultura ecológica con producción local que suministre alimentos saludables, fortalecer la sanidad pública o crear un buen sistema público de cuidados, son las mejores medidas antiinflacionistas posibles.
G. NACIONALIZAR Y DEMOCRATIZAR LOS SECTORES ESTRATÉGICOS
- Aplicar medidas para atender las necesidades inmediatas (derechos sociales, laborales y democráticos) lleva directamente a políticas de carácter socialista, como único medio de aplicarlos, consolidarlos y hacerlos viables a largo plazo. En qué se invierten los recursos es algo en lo que a clase trabajadora y sus familias, que son los principales afectados y el motor de la producción, deben tener voz y voto, y eso implica cambiar las relaciones de propiedad, pues el capitalismo no quiere, ni querrá, reconocer ese derecho.
- ¿Qué es hablar de socialismo hoy? Tras la experiencia de la URSS, la inmensa mayoría de la clase trabajadora y de los sectores populares ve el socialismo como sinónimo de algo burocrático y que fracasó, en medio de un represión espantosa. Para volver a impulsar una alternativa socialista hay que partir de esa realidad y no ocultarla.
- Hay que convertir en públicos a todos aquellos grandes sectores decisivos para la economía, que hoy son propiedad de un oligopolio privado que los gestiona con un único objetivo: la máxima rentabilidad. Así pues, la banca, la energía, el agua, la gran distribución, las telecomunicaciones, la gran industria… deben transformarse en servicios públicos, gestionados democráticamente y con criterios sociales y ecológicos, y a largo plazo.
- Pero, además, hace falta democratizar su gestión y, en muchos casos, adecuar su tamaño y reparto territorial, en definitiva, cambiar su forma de producir. El primer ejemplo son las compañías energéticas, ya que sólo convirtiéndolas en un servicio público se podría garantizar su transformación gradual en un sistema basado en la producción local y renovable, viable y justo socialmente.
- La alternativa al capitalismo no se reduce a una planificación ni a nacionalizarlo todo. Marx defendió la abolición del sistema de trabajo asalariado, es decir, de la empresa capitalista, de la obligación de vender la fuerza de trabajo para tener derecho a ganarse la vida a cambio de “producir” beneficio para un propietario privado. El socialismo, además de grandes empresas y servicios públicos en lo que fuera necesario, abriría la puerta a la proliferación de las cooperativas y la economía social.
- Tiene que haber una planificación general, pues la producción tiene repercusión social y ambiental a escala mundial. Pero se trataría más de una coordinación, en la que la gran producción se iría desescalando, descentralizando y promoviendo la autogestión, primando la cercanía al lugar de consumo y los recursos locales. De esa forma, su funcionamiento y administración sería accesible para el conjunto de las personas. Hoy existen los medios y los conocimientos para hacerlo posible10.
- La complejidad de la producción requiere un control consciente de los propios productores. Y eso sólo es posible con la autogestión. Los trabajadores y trabajadoras deben tener la capacidad de decidir cómo producen, con criterios que atender las necesidades sociales, trabajar en condiciones dignas y dentro de los márgenes que permite la naturaleza. Sólo así se puede consolidar una administración democrática de la economía.
- Hoy ya existen experiencias de empresas en las que sus trabajadores y trabajadoras se autogestionan democráticamente, sin jefes. Son la excepción bajo el sistema, pero son la prueba de que es posible lograr que la democracia entre en la economía11. Y son mucho más eficientes que el resto de las empresas capitalistas.
- La tarea de la izquierda es basarse en los hechos y estudios científicos más avanzados de nuestra época para desarrollar el programa de transformación social. Hoy existen muchos colectivos de personas trabajando en formas distintas de cómo hacer funcionar la vida y la economía, desde economía social, a monedas complementarias, comunidades de transición, cuidados, etcétera. Hay que unir esas experiencias, no para tratar de “arreglar” el capitalismo o buscar una vía de escape para un grupo o una parte de la sociedad, sino para dar respuesta a los problemas de la clase trabajadora y la sociedad. Por ejemplo, ante la reconversión del sector del automóvil no basta con rechazar los planes de la patronal, se necesita un alternativa que vaya desde la propia factoría hasta desarrollar formas alternativa de ganarse la vida, que permitan la transición desde la producción masiva de automóviles actual a otra forma de vivir. La experiencia de los trabajadores y trabajadoras de Bosch, en Alemania, que están trabajando con el movimiento ecologista para elaborar una alternativa a los planes de la dirección de la empresa, muestran el camino a seguir12.
H. UN PROGRAMA EFECTIVO
- Marx pensaba que, una vez alcanzado un alto nivel de desarrollo de los medios de producción y la productividad, el tiempo de trabajo humano dejaría de ser el factor decisivo para establecer el salario13. En cierto modo, la devaluación constante de los salarios es una expresión de esa tendencia, pero en términos capitalistas. Cuanto menos necesario es el trabajo humano, más sustituible por máquinas físicas o digitales, peor se paga.
- Si liberásemos a la ciencia y a la producción de las cadenas del afán de lucro, su uso sería más efectivo y podría transformar la vida cotidiana de las personas, a las personas mismas y a la sociedad en su conjunto. Hoy eso es posible. La producción energética o el desarrollo de las comunicaciones, por tomar un ejemplo, se hace en función de mantener el control por el oligopolio. Eso implica una costosa centralización. A eso ya existen alternativas mucho más eficientes, menos costosas y participadas democráticamente. Justo lo que necesitamos para superar la crisis ecológica y social. Hoy es viable la vieja máxima socialista de “de cada cual según su capacidad, y a cada cual según sus necesidades”14.
- Hay que abrir una discusión en el seno de la izquierda sobre estas cuestiones para desarrollar un programa, que partiendo de las necesidades más inmediatas las una propuesta de transformación social superadora del capitalismo. Estas podrían ser sus líneas básicas:
- Una renta básica universal que garantice a toda persona que no carece de un ingreso mínimo que le permita vivir. Eso permitiría erradicar el miedo a la pobreza. Y tiene que ir unida a una reforma fiscal, basada en una imposición directa y progresiva (IRPF y Impuesto de Sociedades), que realmente haga pagar a quién más tiene. Y a un gasto que prime al que más lo necesita, cosa que hoy no sucede15.
- Garantizar el suministro energético mínimo como un derecho básico a toda la población. Y vincularlo a la nacionalización de las compañías energéticas y conversión en un servicio público.
- El acceso a la vivienda tiene que estar garantizado, pues es otro derecho básico y la base de las condiciones de vida. Debe dejar de ser tratado como un bien de inversión. Hay que establecer la prohibición de los desahucios, y poner en uso las viviendas vacías. Eso tiene que ir unido a un plan de rehabilitación de viviendas (accesibilidad, eficiencia energética, etcétera) y de construcción de la vivienda nueva que fuese necesaria, que se promoverá desde el sector público y dirigirá desde el sector público, con participación democrática.
- Salarios y condiciones laborales decentes. Se trabaja para, en primer lugar, poder vivir adecuadamente y para atender las necesidades sociales. Como rezaba en una pancarta para de una huelga de trabajadores del pan de Irlanda: “producimos pan, no beneficios”. Ante el aumento del coste de la vida, los salarios deben aumentar conforme al coste real de la vida y eso exige una escala móvil de salarios que vincule su aumento al incremento IPC. Es necesario un SMI acorde con las necesidades reales (1.100 euros), con complementos autonómicos obligatorios. En Madrid o Barcelona, con menos de 1.450 euros no se puede vivir, según los últimos estudios (y escasos) que hay16.
- Reducción de la jornada laboral para erradicar el desempleo, con una jornada laboral semanal de 4 días y no mayor de 32 horas. Sin disminución salarial. Eso forzaría un reparto de la riqueza desde la propia producción, y liberaría tiempo para poder atender la vida personal, los cuidados y, también, para participar en la vida social y política y pelear por los derechos.
- Desarrollo y democratización del sector público. La Sanidad, la Educación y los cuidados, así como todos los servicios básicos, deben tener plantillas suficientes (hoy son enormemente deficitarias)17, en condiciones laborales dignas y con un funcionamiento democrático, que permita tanto a las propias plantillas como a los usuarios, participar en el desempeño de su actividad. Es necesario un plan de creación de empleo público en todos los servicios básicos. Hay que desterrar el burocratismo y la jerarquización de estos sectores, democratizando su funcionamiento. Y es particularmente urgente un decreto ley de defensa de la Sanidad Pública que corte el trasvase de fondos a la privada y exija ratios mínimos, y condiciones laborales mínimas dignas, para todo el Estado.
- Intervenir públicamente los grandes sectores económicos que hoy constituyen un oligopolio privado, a fin de garantizar que su funcionamiento deja de estar sometido al afán de lucro y se centra en la atención de las necesidades sociales y el respeto a los límites ecológicos. Eso exigiría su nacionalización o intervención pública, con la entrada de representantes públicos en sus consejos de administración. Nos referimos a la Banca, a las compañías energéticas, de telecomunicaciones, la gran industria, la obra civil, el transporte y la gran distribución. Y debería ir acompañado por una nueva legislación que diera voz y voto al conjunto de los trabajadores y trabajadoras en la gestión de las empresas.
- Puesta en marcha de un transformación de la producción agrícola y ganadera, para hacerla sostenible y garantizar la soberanía alimentaria. Eso sería la base para acabar con el abandono de la España vaciada y requeriría intervenir el sector agroindustrial y abolir los latifundios, sentando las bases para que las personas puedan vivir en condiciones dignas en el campo.
- Reducción drástica de la deuda pública, mediante una moratoria, auditoría y quita de la deuda. Eso es inseparable de lo planteado en el punto anterior, particularmente de la nacionalización del sector financiero.
- Desarrollo de una política monetaria distinta, incluido el uso de monedas complementarias, que coloquen al dinero al servicio del buen funcionamiento de la economía y no al revés. Eso sólo es posible si el sector financiero se transforma en un servicio público, gestionado democráticamente.
- Reivindicar la democratización del sistema judicial. No se trata de optar entre que los órganos de los jueces los elija el Parlamento o los propios magistrados. Se trata de que a los miembros del Poder Judicial se le elija democráticamente por el pueblo, igual que se hace con el poder legislativo. Y que acceder a ser juez o jueza no esté limitado a una reducida élite, muy conservadora, sino que sea accesible para cualquier persona licenciada en derecho y con cinco años de ejercicio. Igualmente, debemos reivindicar la democratización del Ejército y los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, con plenos derechos políticos y sindicales para sus integrantes, un funcionamiento democrático y no jerárquico, una formación realizada dentro de las estructuras de la educación pública, etcétera, así como el fin de cualquier función ofensiva o represiva, en el caso de los cuerpos policiales, disolviendo todos los escuadrones “antidisturbios” que solo están concebidos para la represión.
- Proponer cauces para ejercer el derecho de autodeterminación. Aunque seamos partidarios de una República, democrática, federal y de carácter socialista, debemos exigir cauces efectivos para que los distintos pueblos que integran el Reino de España puedan ejercer su derecho a decidir desde ahora. Tenemos modelos en Canadá o en el Reino Unido, con la consulta de Escocia, que demuestran que es perfectamente posible. La unidad no puede imponerse por la fuerza, sino que tiene que ser voluntaria. Se trata de una reivindicación democrática que no debe contraponerse a los derechos sociales, sino que son parte de la misma lucha.
- Este programa es un todo articulado. Una renta universal no basta para resolver el problema, ni reducir la jornada laboral… por si solas, cada medida tomada aisladamente no es una solución definitiva y, por eso, hay que defenderlas conjuntamente. Es más, un programa de estas características tiene que desarrollarse como una propuesta europea, e internacional, pues es un programa que encontrará la oposición más férrea por parte de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
- Frente al caos al que nos aboca el capitalismo, estas propuestas serán vistas como razonables por cada vez más personas. Es necesario un trabajo de elaboración de las mismas, de forma colectiva. El socialismo en otra época logró aglutinar a lo mejor de la sociedad detrás de un objetivo común. Hay que volver a tomar ese camino, aprendiendo de lo sucedido en el siglo XX.
I. Hay que construir las organizaciones de otra forma
- Tener un programa es imprescindible, pero no basta. Hace falta una organización social capaz de defenderlo y desarrollarlo, para que convertirlo en realidad. Y el primer paso es volver a las fuentes para recuperar el hilo perdido. La Asociación Internacional de los Trabajadores se constituyó con el lema “La emancipación de la clase obrera ha de ser obra de la propia clase obrera”18. Si se cree en él, se ha de actuar en consecuencia.
- Hoy se ha convertido en un lugar común considerar que la clase trabajadora ya no es un sujeto revolucionario. Pero la realidad es que constituye la clase más numerosa y decisiva para la producción, como hemos visto en la pandemia. Marx la consideraba el sujeto revolucionario por esos motivos, no porque la idealizase. La clase toma conciencia de sus intereses, de la necesidad de superar el capitalismo, a través de la experiencia y la organización. Sólo así, el número se transforma en fuerza. Es el propio sistema el que empuja a la clase trabajadora a luchar. Ninguna fuerza política revolucionaria puede mover a millones de personas si no se da ese proceso objetivo previo.
- Pero, también hay que dejar de ver al movimiento de la clase trabajadora y sus organizaciones como desconectado. El movimiento a veces avanza y otras retrocede. Esto afecta y transforma a las organizaciones. Y, a su vez, cómo actúan éstas en los momentos clave, afecta al propio movimiento.
- Marx y Engels, en el Manifiesto Comunista escribían: “Los comunistas no forman un partido aparte, opuesto a los otros partidos obreros…”. Para ellos, se trataba trabajar para lograr una clase trabajadora organizada como partido. Debemos inspirarnos en esa criterio y aplicarlo a nuestra época. Eso significa promover los siguientes criterios:
- Basarnos en un programa que parta de las necesidades sociales y de la superación del capitalismo, como un plan integral.
- Unidad en la acción de toda las fuerzas políticas de la izquierda transformadora, llegando tan lejos como sea posible.
- Libertad de crítica plena, que la unidad no ahogue el debate de las diferencias, pues son vitales para corregir y avanzar.
- Métodos democráticos, que permitan tomar las decisiones con la participación de las bases, que todos los militantes y activistas sientan-sepan que tienen voz y voto. Y un funcionamiento que reconozca la autonomía de cada parte, de cada asamblea o colectivo local o sectorial, para desarrollar su labor.
- El funcionamiento democrático implica que, poniéndonos de acuerdo en un objetivo común, luego debe haber libertad para que las bases, las asambleas y distintos colectivos desarrollen su actividad de la forma que entiendan que es mejor. Los intentos de imponer controles desde arriba están condenados al fracaso pues asfixian a las organizaciones. Hay que confiar en la militancia, en la clase, en las personas… Si queremos que participen, que asuman responsabilidades, deben tener toda la información a tiempo y la capacidad real de decidir. Debemos aprender de experiencias como el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil o de la manera democrática en que ya funcionan algunas empresas, que son minoría en esta sociedad, pero que muestran una tendencia naciente a democratizar las condiciones de trabajo19. Son una escuela tanto para afrontar el reto de construir organizaciones democráticas como la prueba de que es posible una administración democrática de la economía por parte de los propios trabajadores y trabajadoras, sin caer en el burocratismo y de forma mucho más eficiente que el actual sistema capitalista.
- La paradoja es que, cuanto más se institucionaliza una organización de izquierdas, menor es la participación y al final su representación institucional decae. Es lógico, pues esta se asimila cada vez más al sistema y reproduce sus comportamientos. La democracia en las organizaciones deviene formal, representativa, sin efectividad real para cambiar las cosas.
- Ahora se vive un momento de disgregación y de aislamiento de la izquierda. Es una tendencia habitual cuando retrocede el movimiento de la clase trabajadora. Se debe ser conscientes de ello y tratar de combatirlos, en la medida de lo posible, con propuestas en la otra dirección, que llenen de sentido la labor cotidiana de miles de activistas que se preguntan a dónde va la izquierda.
- Hay que desdeñar concepciones como el entrismo o la obsesión por el control de muchos dirigentes, que agravan la disgregación. Todos los colectivos son vitales para la izquierda, siempre que acepten que son parte de un proceso más amplio. Una fuerza como IU debería jugar el papel de defender un programa de transformación socialista y democrática de la sociedad, sin pretender tener la exclusiva de la interpretación del marxismo ni sectarismos (nadie la tiene), y contribuyendo a hacer más fuerte política y organizativamente el movimiento de la clase trabajadora. Y que predique con el ejemplo.
- El desarrollo de fuertes aparatos burocráticos, que van parejos a la disminución de la militancia —a la que tienden a reemplazar—, se desarrolla en las organizaciones grandes, pero también en las pequeñas. Incluso en las que carecen de representación institucional, pero que se conciben como el centro de la revolución mundial y con líderes o direcciones supuestamente infalibles. También son víctimas de la concepción imperante en nuestra sociedad, del culto al líder, al “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. La necesidad de mantener estructuras grandes, o pequeñas, con personas que dependen de ello para vivir, enfrentar la ingente labor institucional, promueve una suerte de “visión de túnel” que hace que quienes están al frente, al margen de sus buenas intenciones, sean incapaces de ver las cosas desde otra perspectiva. Y actúan para salvar lo urgente, olvidando lo importante, que es construir organización.
- El movimiento se recuperará, como lo estamos viendo en América Latina, y también aquí. Es más, en nuestra época lo puede hacer con gran rapidez. Basta ver lo que supuso el 15M y Podemos, que en muy poco tiempo estuvo a punto de desplazar al PSOE como fuerza mayoritaria, y de hecho, a nivel municipal lo hizo en forma de unidad popular en muchas ciudades.
- Pero, mientras esa situación madura, ¿qué hacer en nuestro caso? Teniendo en cuenta nuestras fuerzas, la realidad, nos debemos marcar una serie de tareas, pero lo principal a la hora de intervenir es hacerlo con una mentalidad abierta. ¿Qué quiere decir eso? No es una receta ni una orientación cerrada sino la búsqueda de cada uno de su sitio en el movimiento.
- Hay que combatir la rutina, alimentada durante años, en algunos casos quizás décadas. Tanto las físicas como las mentales. No se trata de ser originales sino de estar atentos a lo que surge, a lo que demanda la propia sociedad, la clase trabajadora. No está de más recordar que los bolcheviques se oponían a los soviets al principio.
- Es necesario romper el aislamiento social de nuestras organizaciones políticas. Contrarrestar el proceso de alejamiento de las organizaciones tradicionales de las masas y buscar vías para estar en contacto con los trabajadores “normales”, combatiendo el escepticismo, el sectarismo o el adaptacionismo de muchos activistas, que se separan cada vez más de las masas. Es necesario conectar con lo que viven, lo que sienten, lo que piensan, lo que necesitan las trabajadoras y trabajadores. Y lo necesitamos también por nuestra propia salud mental. No podemos estar todo el día “culpando a los dirigentes”, sino estar inmersos en un medio que nos permita calibrar el verdadero proceso de toma de conciencia de la clase trabajadora.
- Las Redes de Ayuda son un ejemplo a tener en cuenta. En Aluche (Madrid), unos compañeros de IU y del movimiento vecinal, desde la Asociación Vecinal, alentaron la puesta en marcha de una organización en la que participan más o menos activamente más de un centenar de personas. En Tudela (Navarra), por poner otro ejemplo, también se ha puesto en marcha una red de solidaridad alimentaria en la que participan 300 personas como voluntarios. Y ha habido más ejemplos.
- El objetivo no es que ahora todo el mundo se ponga a montar Redes de Ayuda sino un ejemplo de cómo romper el aislamiento de los militantes y de las organizaciones políticas de la izquierda. Un aislamiento que solo puede llevar al sectarismo o al conformismo-inacción. Puede ser el movimiento de los pensionistas, una asociación vecinal, un grupo de vivienda, una plataforma por la sanidad pública, un sindicato… Desde esas posiciones se puede combatir mejor la disgregación del movimiento y de las organizaciones. Hacer cosas en común con “otros”.
- No está escrito cómo van a evolucionar las cosas. Puede que el año que viene tengamos un gobierno reaccionario. Pero lo que no cabe duda de que la crisis general del sistema está creando las condiciones para una oleada revolucionaria mundial, que inevitablemente irá acompañada de su movimiento contrarrevolucionario. Pedro Sánchez cree que está vacunado contra una evolución del PSOE similar a la griega, italiana o francesa. Pero está muy equivocado. Cuando las masas vuelvan a ser empujadas a participar en la política será como un tsunami que barrerá todo lo obsoleto. La tarea de la izquierda transformadora es participar activamente, siempre según sus fuerzas, en el desarrollo de una conciencia y un tipo de organización que supere todo lo que hemos visto hasta ahora.
- Hay que aprender los límites del trabajo institucional, no para rechazarlo, sino para que deje de ser el centro de toda la actividad de las organizaciones de izquierdas. Sin fuerza real en los barrios y las empresas, sin militancia, sin apoyo consciente y organizado, la representación institucional acaba siendo impotente para cambiar nada sustancial. No basta con tener el BOE para cambiar las cosas, hay que ser capaz de aplicar las políticas en la realidad y eso exige organización y movilización consciente.
- Y, por último, es fundamental que la izquierda promueva medios de comunicación alternativos potentes. Para eso es clave que estos medios no estén atados a la “disciplina de partido” de nadie, ni ser el “boletín del partido” (al que nunca se puede criticar), sino que tengan plena libertad para hacer su labor informativa, capaz de reflejar la realidad de la clase trabajadora y de la mayoría del pueblo, sin temer mostrar las críticas a la labor de las diferentes organizaciones. En definitiva, poder actuar como medios de información veraces y rigurosos. Y poner los medios materiales para que se pueda hacer en condiciones dignas. Hoy hay recursos técnicos que permiten llevar esos medios alternativos de información mucho más lejos que nunca, y contrarrestar el auténtico ejército mediático que, como vemos constantemente, se ha convertido en una fuerza de desinformación.
J. Perspectivas
- Tras las elecciones andaluzas, que confirman la tendencia descendente de la izquierda, todo apunta a la gran posibilidad de que la derecha gane las elecciones de 2023. Si todo sigue igual, lo esperable es que así suceda. Sin embargo, en un año aún pueden cambiar muchas cosas, como hemos visto los últimos dos.
- Una recuperación de las luchas sería un factor decisivo para abrir las puertas a un cambio en la situación. Se están produciendo conflictos relacionados con las condiciones de trabajo, el salario o la sanidad pública. Incluso una protesta tras el enorme incendio en Zamora, que evidencia el abandono que sufre. Podríamos estar en los inicios de un cambio.
- Es imposible saber de antemano cómo se renovará la izquierda, pero la experiencia nos ha demostrado que, si hay movilización, en poco tiempo pueden generarse nuevos proyectos que se nutrirán de militancia nueva y veterana. Su expresión formal es imposible de establecer de antemano: viejas organizaciones, pero renovadas, nuevas pero que absorban a lo mejor de las anteriores… Conforme vaya entrando la clase trabajadora y los sectores populares, y la magnitud de la crisis que afrontamos va a provocar esa entrada, se abrirían enormes cambios en el movimiento y en las organizaciones, aún de mayor escala que los que desató el 15M.
- Por el momento, El PSOE sufre cada vez más la contradicción de ser un partido que se basa en voto de la clase trabajadora, pero con una dirección que representa a la clase dominante. Por eso está condenado a entrar en crisis. Tras las elecciones, se pueden plantear dos tipos de conclusiones. La vieja guardia de barones: que hay que tener mano dura con UP e imponer una política más moderada, para no perder votos hacia el PP. Eso llevaría al PSOE a lugar donde está el PSF o el PASOK.
- Pero ese riesgo también lo ven Pedro Sánchez y su equipo. El actual presidente del Gobierno ya ganó la dirección del PSOE por la izquierda, frente al viejo aparato, aunque luego dio un giro a la derecha. Ya ha demostrado que tiene pocos escrúpulos y menos principios. La situación le está empujando a tratar de escenificar un giro a la izquierda y, si hay grandes movilizaciones, podría más allá. Eso no cambia el hecho de que carecen de una política capaz de resolver los problemas en la medida de que no cuestionan el sistema ni quieren enfrentarse a las grandes corporaciones, sino que sus medidas son meras decisiones coyunturales, temporales y hechas de forma limitada.
- ¿Y en UP? Los resultados electorales son malos y la situación de las Asambleas de IU o de los Círculos de Podemos no es buena. Por eso, es necesario superar la “visión de túnel” y ver la situación desde una perspectiva más amplia. ¿Qué se debería hacer? Pues sin ser pretenciosos, lo primero reconocer la situación y abrir la discusión entre el conjunto de las bases de IU, Podemos y colectivos que existen alrededor.
- Hay que dejar de proponer propuestas aisladas de pagas únicas o medidas ineficaces, como la subvención del precio del combustible, y abordar propuestas estructurales. Dejar de estar a la defensiva y tomar la iniciativa proponiendo alternativas de fondo, en la línea de las medidas que se desgranaban anteriormente. La situación es tan grave, que no sirven los paños calientes. No se trata tanto pelearlas en el Consejo de Ministros, donde se deben plantear y donde serán rechazadas, como de lanzar esas propuestas desde las respectivas organizaciones, abrir el debate sobre las mismas, y promover la movilización.
- Hay que seguir adelante con una propuesta de una candidatura unitaria de toda la izquierda alternativa, política, pero también sindical y social. Es la misma lucha. Y empezar por debatir qué medidas tomar, qué programa defender… Eso permitiría ir construyendo una alternativa. Es un error depositar sobre los hombros de una compañera, por capaz que pueda ser, la construcción de dicha alternativa. Y es injusto con esa persona. Hay que poner fin a la concepción de hiperliderazgos y promover un verdadero trabajo colectivo, con todas las consecuencias. Con ese planteamiento, el proyecto SUMAR podría se una oportunidad.
- El criterio a seguir debería inspirarse en lo que se hizo en las candidaturas municipales de unidad popular (y que luego se abandonó de forma general): debate participativo y aprobación democrática del programa, elección de las candidaturas con primarias abiertas proporcionales y cauces democráticos para dar continuidad al proyecto, con libertad de crítica.
- Es muy probable que estas propuestas sean rechazadas por otras fuerzas. Más Madrid ya ha dicho que va a ir solo a las elecciones. Sin la presión social de un movimiento, como el que dio lugar a las candidaturas de los Ayuntamientos del cambio, va a ser difícil que la unidad, con buenos métodos, prospere. Pero hay que insistir pues, conforme se levante el movimiento, estas propuestas y métodos conectarán con sus necesidades. Sólo debería haber una papeleta a la izquierda del PSOE en 2023.
- Cuanto más lejos se llegue en esta dirección, más posibilidades hay de que la derecha no consiga la victoria en 2023. No se debe perder de vista, sobre todo en las generales, ya que la política reaccionaria del PP y Vox, les pone en una posición muy difícil en el País Vasco y en Cataluña.
- Pero, además, hay que trabajar para construir una alternativa capaz no sólo de derrotar a la derecha, sino de llevar adelante un cambio de sociedad efectivo.
- Desde ese punto de vista, mirando también más allá de las dificultades inmediatas, es como hay que trabajar desde las asambleas de IU, los círculos de Podemos, las Asociaciones Vecinales, Redes de Apoyo mutuo, Sindicatos, etcétera, con una perspectiva global y con esas ideas y métodos. Porque se pelea por lo inmediato, pero también por el futuro.
- La derecha es poderosa, pero el potencial de la izquierda y de la clase trabajadora lo es mucho más, porque su lucha va a favor del futuro de la humanidad, porque tiene la ciencia de su lado, los derechos humanos, la justicia social, la restitución del equilibrio ecológico… Y todo lo que es necesario para la vida humana.
- Si se produce una victoria de la derecha, como por ahora auguran las encuestas y las elecciones celebradas, la izquierda alternativa estaría preparando de la mejor forma posible a todo el movimiento, construyendo organización desde la base. No hay que olvidar que los gobiernos de Macri, Bolsonaro, Duque o Piñeira, han alimentado una enorme movilización social que, luego, ha posibilitado nuevos gobiernos de la izquierda y un fortalecimiento de los propios movimientos sociales. Vienen años difíciles, pero también años que van a permitir algo que no es común en la mayoría del tiempo social, la posibilidad de una transformación socialista y democrática de la sociedad.
Manifiesto por el Socialismo. 27 de septiembre de 2022
Notas
1 “El arte de persistir”, David Bueno. Editorial RBA, 2020.
2 El Pacto Histórico, formado a principios de 2021, es una coalición que agrupa a la inmensa mayoría de los partidos de la izquierda colombiana, con 17 partidos y movimientos integrantes, y con el apoyo desde fuera de otros 13.
3 Fue formada en el Día de los Trabajadores en 2022 e incluye a Francia Insumisa, el Partido Socialista, el Partido Comunista Francés, Europa Ecología Los Verdes, ¡Juntos!, Generaciones y sus respectivos aliados. El Nuevo Partido Anticapitalista apoya a la coalición, pero no es un miembro formal debido a su desacuerdo con la presencia del Partido Socialista.
4 El conjunto de la izquierda ha perdido 263.000 votos desde 2018, repartidos a partes casi iguales entre el PSOE y UP. La caída aún es mayor respecto a 2015, con 936.000 sufragios menos, también repartidos de cuantía similar entre ambos bloques.
5 En 2015 la izquierda tuvo 2.272.980 votos, frente a los que el El PP, Vox y Cs, juntos, han tenido en estas elecciones: 2.197.214.
6 “La perspectiva de una recesión en EE.UU. y en otros países ya ha hecho que los mercados financieros se desplomen”. “El dolor de las subidas de tipos se sentirá en todo el mundo… Cuando los productos básicos que todo el mundo necesita para vivir, como la comida, la energía y la vivienda, suben, y entonces se elevan los tipos de interés, eso es un mazazo económico. Si acaban aplicando el endurecimiento previsto, las economías tendrán grandes problemas.” https://www.ft.com/content/6532b026-e007-441b-b9dd-ffd5619504d7
Subidas de tipos de interés: bienvenidos a la próxima recesión
juantorreslopez.com/subidas-de-tipos-de-interes-bienvenidos-a-la-proxima-recesion/
7 Los economistas pronostican que Estados Unidos entrará en recesión el próximo año. https://www.ft.com/content/53fcbbf1-39e3-483c-a6f2-b0de432ed5a3
8 El 60% de los españoles afronta con dificultades la cesta de la compra, un 7% más que la media global https://www.infolibre.es/politica/60-espanoles-afronta-dificultades-cesta-compra-7-media-global_1_1317736.html
9 https://www.epe.es/es/medio-ambiente/20220817/record-historico-superficie-quemada-europa-14296811
10 Además de leer a Marx, que nos permite entender la dinámica de fondo del capitalismo, y porque es irreformable, y la necesidad de una transformación socialista de la sociedad, hemos de estudiar los últimos avances en las ciencias en multitud de terrenos, tal y como hacía el propio Marx. Es necesario leer trabajos como La sociedad de coste marginal cero de Jeremy Rifkind, que explica las posibilidades para descentralizar y desescalar la producción, empezando por la energética. https://www.casadellibro.com/libro-la-sociedad-de-coste-marginal-cero-el-internet-de-las-cosas-los-bienes-comunes-y-el-eclipse-del-capitalismo/9788449330513/2348614
También es imprescindible leer Economía rosquilla de Kate Raworth, para entender los cambios necesarios en la producción y su relación con el medioambiente y la justicia social. https://www.casadellibro.com/libro-economia-rosquilla-7-maneras-de-pensar-la-economia-del-siglo-xxi/9788449334030/6037063
Por último hay que ver la experiencia de la Open Source Economy de Marcin Jakubowsky, que pone en evidencia que con una jornada laboral reducida es perfectamente posible producir todo lo necesario para vivir utilizando recursos locales. Su experiencia sería decisiva para plantear alternativas a los actuales procesos de reconversión o en la política municipal. https://www.youtube.com/watch?v=MIIzogiUHFY
Por último, hay que estudiar los trabajos de Guillermo Vetcher, que también abren la puerta a un enfoque sostenible y democrático de la economía. https://tunuevainformacion.com/guillermo-vetcher-la-bioeconomia-de-fusion-emula-a-la-naturaleza-como-referencia-de-lo-correcto-en-cualquier-acto-humano/
11 Reinventar las organizaciones. Frederic Laloux https://www.casadellibro.com/libro-reinventar-las-organizaciones/9788416601059/2978716
12 https://ctxt.es/es/20220101/Firmas/38494/bosch-cierre-alemania-trabajadores-ecologistas-franziska-heinisch.htm
13 En los Grundrisse, escritos en 1857-58 desarrolla ese análisis.
14 Expresión utilizada por Carlos Marx en su Crítica al programa de Gotha, que escribió en 1875.
15 https://www.infolibre.es/economia/ocde-concluye-espana-gasto-publico-favorece_1_1105469.html
16 La consultora Ksnet ayuda a calcular el salario de referencia en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Resultado: entre 2016 y 2021, el dinero mínimo necesario para vivir en la zona ha aumentado el 28,3%, hasta los 1.345,48 euros. El incremento es del 31,8% en Barcelona ciudad, hasta los 1435,26. Pero en cambio, en el conjunto de municipios del área metropolitana, el salario aumentó entre 2016 y 2020 (última cifra disponible) el 5,3%. https://alternativaseconomicas.coop/articulo/el-tema-del-mes/barcelona-el-coste-de-la-vida-sube-cinco-veces-mas-que-el-salario
17 Solo en enfermería el Consejo General de Enfermería denuncia que hacen falta 95.000 más para alcanzar la media europea. https://diarioenfermero.es/el-cge-denuncia-la-grave-escasez-de-enfermeras/
18 Estatutos Generales de la Asociación Internacional de los Trabajadores. Aprobados en septiembre de 1871 y redactados por Carlos Marx.
19 Ya hemos mencionado a obra de Frederic Laloux, Reinventando las organizaciones, y abrir debates en las organizaciones políticas, sindicales y sociales de la izquierda. Sobre la experiencia del MST merece la pena leer la entrevista a João Pedro Stédile, hecha por Bernardo Maçano, en el libro Brava Gente, de la Editorial Virus. https://traficantes.net/libros/brava-gente