Jokin Mendizábal
El 11 de julio pasado Cuba vivió un episodio que nos obliga a reflexionar sobre la situación interna del país y sus problemas, pero esto es imposible si no lo hacemos en conexión a su relación con el mundo y sobre todo con los EEUU.
¿Qué es lo que ha hecho que un país tan pequeño como Cuba haya captado la atención de la prensa mundial, la hegemónica y la no hegemónica? El hecho que diferencia a Cuba del resto de países de su entorno caribeño y latinoamericano es que es un país que tuvo una gran transformación social fruto de un proceso revolucionario en los años 50 del siglo pasado, primero por medio de la lucha guerrillera encabezada por Fidel Castro y luego de la toma del poder el 1º de enero de 1959 por el proceso de expropiaciones y nacionalizaciones de las empresas norteamericanas en el país convirtiéndose en un país de economía nacionalizada bajo el control del Estado cubano.
No fue una revolución en líneas clásicas como había ocurrido en la Rusia zarista donde la clase trabajadora se constituyó en vanguardia del campesinado gracias a la existencia del partido Bolchevique. La cubana fue una revolución originada por la acción guerrillera del Movimiento 26 de Julio. Por su propia naturaleza guerrillera no podía basarse en las ciudades y por lo tanto en la clase trabajadora. Era un movimiento que se desarrollaba en el campo, en la sierra y fue agrupando a sectores del campesinado en su avance, pero era el movimiento que enfrentaba realmente a la dictadura de Batista, principal aliado del imperialismo norteamericano en la isla. El derrocamiento de Batista fue un hecho revolucionario se mire por donde se mire. Cabe pensar que el avance de las fuerzas guerrilleras tuvo que despertar simpatías en amplísimos sectores de los trabajadores de las ciudades y ese apoyo se manifestó con la toma de Santa Clara por las fuerzas dirigidas por Ernesto Che Guevara el 1º de enero de 1959, provocando la huida de Fulgencio Batista, y luego en la entrada de todas las fuerzas guerrilleras en La Habana el 3 de enero. La revolución estaba en marcha y si bien la clase obrera no había jugado un papel fundamental en el movimiento previo a la toma del poder sí que lo jugó en el apoyo y la defensa del poder revolucionario desde el minuto uno de la toma del poder. Las calles de La Habana se llenaron de trabajadores, jóvenes y sectores populares hartos de la dictadura títere de los EEUU.

Lo primero que uno se debe plantear es qué hace de Cuba un país con particularidades que lo hacen diferente al resto, porqué Cuba se terminó haciendo acreedora de una campaña tan agresiva contra su existencia como país independiente por parte de todas las potencias y países del mundo capitalista, así como por parte de los medios de comunicación dominantes al servicio de estos poderes. Algo debía tener Cuba que lo hace blanco de estos ataques y la única forma de ponerlo en claro es acudir a la historia de aquellos años de la revolución cubana.
1959-1962 Revolución Cubana
Lo que marca el principio de toda esta historia es el derrocamiento de la dictadura de Batista. Al alba del 1 de enero de 1959, el general Fulgencio Batista huía de Cuba en compañía del presidente electo dos meses atrás, Andrés Rivero, en un avión hacia la República Dominicana para acogerse a la protección del general Rafael Leónidas Trujillo. Más tarde, viviría en la isla de Madeira bajo el ala protectora de Antonio de Oliveira Salazar y luego, en la España de Francisco Franco, hasta su fallecimiento en 1973.
El excanciller y exembajador de Colombia en Cuba, Julio Londoño, describe así esa fuga cinematográfica:
El 1 de enero de 1959 a los dos de la mañana, el general Fulgencio Batista, gobernante de facto de Cuba, su segunda esposa, uno de sus hijos y un grupo de colaboradores, salieron discretamente por la puerta de atrás del palacio presidencial en La Habana, donde se celebraba un elegante baile para recibir el año nuevo. Las señoras ataviadas aún con “vestidos largos” […], oficiales del ejército con uniformes de gala y dignatarios con esmoquin tropical abordaron apresuradamente cuatro aviones DC-4 de la Fuerza Aérea Cubana y salieron hacia Ciudad Trujillo, como se denominaba en ese entonces la capital de la República Dominicana.
Según el embajador de los EEUU en Cuba, Earl Smith, por solicitud del Departamento de Estado, el 17 de diciembre le había anunciado a Batista que “no gozaba ya más del respaldo del gobierno de Dwight Eisenhower”. Su destino ya estaba jugado.
El guerrillero español Eloy Gutiérrez Menoyo entraba en La Habana a las pocas horas con miembros del II Frente Nacional, al tiempo que Fidel tomaba Santiago de Cuba en la otra punta de la isla y declaraba esta ciudad como capital provisional.
En esa época la URSS no tenía un ejército como para salir fuera de su área de influencia en Europa y Asia. Pero la Revolución Cubana iba a poner patas arriba la situación internacional. El lanzamiento de la Alianza para el Progreso por parte de los EEUU en América Latina y la Revolución Cubana daban entrada de la “Guerra Fría” en Latinoamérica.
Con el avance de la revolución, el último embajador de EEUU en Cuba, Earl Smith, dijo que “es una verdad ineludible el que tenemos un país comunista a 140 kilómetros de nuestras costas. Existe la posibilidad de que el Caribe se convierta en un lago comunista. Tenemos el deber y la obligación de prevenir esa posibilidad.”

La Revolución Cubana de por sí, más su viraje hacia el socialismo tan solo un año más tarde, supuso el ejemplo para muchos miles de jóvenes en América Latina de que la revolución en sus países, era posible. Washington no era invencible. El impacto de la Revolución Cubana no tenía que ver tanto con el tamaño del país donde había triunfado como con el ejemplo de que era posible. Justamente triunfar en un país pequeño a 140 km de las costas de Florida. El mito de la guerrilla se extendió como un reguero de pólvora por el subcontinente. La revolución se puso a la orden del día.
Ese mismo año de la revolución surgió el primer grupo armado en la Argentina, el Ejército de Liberación Nacional-Movimiento Peronista de Liberación, más conocido como los Uturuncos. Tres años después surgió el Ejército Guerrillero del Pueblo, 1963-1964, la primera guerrilla guevarista en el país del Che, con el objetivo de crear una fuerza capaz de disputar el poder en Argentina y cuyo comandante primero iba a ser el propio Che. En la década de los 60 todos los países de América Latina, todos excepto Costa Rica, tuvieron experiencias guerrilleras. Y todo empezó en Cuba. ¿Hace falta alguna razón más para que las burguesías nacionales latinoamericanas y el imperialismo norteamericano quisieran exterminar la revolución cubana? Y, sin embargo, Cuba les dio más razones.
En el país más cercano a EEUU en Norteamérica, en el Quebec canadiense surgió el Front de Libération du Québec, que pretendía convertir esa provincia en una nueva Sierra Maestra. En el Canadá anglosajón surgió el grupo DirectAction (Acción Directa).
Y dentro de los propios EEUU TheWeatherUndergroundOrganization, el Black LiberationArmyy el SymbioneseLiberationArmy; en Alemania, la Fracción del Ejército Rojo); en Francia, ActionDirecte; en Italia, las BrigateRosse; en Bélgica, las Células Comunistas Combatientes; en Grecia, la Organización Revolucionaria 17 de Noviembre, e incluso en Japón surgió un combativo Ejército Rojo Japonés, aliado con el Frente Popular para la Liberación de Palestina. En el Estado español también existieron experiencias inspiradas en la lucha armada como el Grapo y el Frap y, por supuesto Eta, que seguro merece un tratamiento aparte.
La Revolución Cubana supuso el éxito de David contra Goliat y eso generó un mito que invadió a toda una generación de jóvenes y generó simpatías en otros sectores de la población. EEUU y los imperialistas de todo el mundo, así como las burguesías nacionales, tenían porqué preocuparse y ocuparse con la nueva Cuba.
La revolución gira a la izquierda
Pero en sus primeros meses la Revolución no se consideraba socialista. Fidel Castro afirmó tajantemente en su primera visita a Estados Unidos: “Sé que están preocupados por si somos comunistas. Pero ya lo he dicho muy claramente: no somos comunistas. Que quede bien claro”. Y añadió más tarde: “Nuestra Revolución es tan cubana como nuestras palmas (…). Y toda esta campaña de ‘comunista’, campaña falsa, campaña canallesca, que ni nos preocupa, ni nos asusta”. Esto lo decía solo a tres meses de la victoria revolucionaria. Es más, en junio del mismo año, el entonces director de la CIA, Allen W. Dulles, en un informe al Senado sostuvo que “no creemos que Castro tenga ninguna inclinación comunista. Tampoco creemos que esté siendo apoyado ni que trabaje para los comunistas”.
Pero muy poco después el curso de las cosas cambió y mucho. El 22 de diciembre de 1961 Fidel en un discurso de los que hacen cambiar la historia se declaró marxista leninista. ¿Cómo lo dijo? “¡Esa capacidad de crear, ese sacrificio, esa generosidad de unos hacia otros, esa hermandad que hoy reina en nuestro pueblo, eso es socialismo! Y esa esperanza, esa gran esperanza de mañana, ¡eso es socialismo!, y por eso ¡somos socialistas!, y por eso, ¡seremos siempre socialistas!, ¡por eso somos marxista-leninistas!, ¡y por eso seremos siempre marxista-leninistas!”. Y esto fue dicho ante una multitud en la Plaza de la Revolución de La Habana. Y tan pronto como el 26 de marzo de 1962 se fundó el Partido Unido de la Revolución Socialista (PURSC) resultado de la fusión del Movimiento 26 de Julio, el PSP y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo. Y reemplazaron a las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI). Cuatro años más tarde se fundó el Partido Comunista de Cuba.
Aquí se abre una de las discusiones más interesantes sobre la Revolución Cubana y será motivo de otros trabajos sobre el tema, pero,¿de dónde vino ese giro? No cabe la menor duda de que el principal factor fue la torpeza de los Estados Unidos que, además, estaban muy afectados por su enfrentamiento con la URSS. La ceguera de la Casa Blanca en sus asuntos con Cuba, constituyen una de las páginas más lamentables para su diplomacia. Esa cerrazón fue fundamental para el giro de los dirigentes cubanos del nacionalismo radical y sus reformas, aunque avanzadas, al socialismo.
¿Qué había cambiado entre 1959 y 1961? ¿Cuáles fueron las razones del proceso de sovietización de la Revolución cubana? Sin duda, la prepotencia de Washington agravada por la confrontación Este/Oeste, que llevó a los Estados Unidos a cometer todo tipo de disparates en sus relaciones con el naciente Gobierno. El manejo diplomático de la Casa Blanca hacia la Revolución cubana ha sido una de las páginas más patéticas e ineptas de las relaciones internacionales.
Según el historiador MarcelloCarmagnani, “no hay ningún elemento que permita pensar que en Sierra Maestra (donde se escondieron los insurgentes al inicio de la revolución) el proyecto tuviera un contenido socialista. Ni por la formación de Fidel Castro ni por lo que fuera. El único que podía haber tenido algo era el Che Guevara”.
Con la creación del Instituto de Reforma Agraria (INRA) las relaciones entre EEUU y Cuba se tensionaron mucho. Surgieron los primeros choques con Washington y las primeras coqueterías de Moscú. En febrero de 1960 AnastásMikoyán, viceprimer ministro de NikitaKruchev, visitó La Habana buscando el acercamiento con Fidel que necesitaba ayuda financiera, y la URSS le concedió un crédito de 100 millones de dólares. Ahí mismo firmaron tratados para venderle a la URSS azúcar y comprarle petróleo. En mayo de ese año se reestablecieron las relaciones diplomáticas entre Cuba y la URSS rotas desde abril de 1952.
En su línea nacionalista el 29 de junio siguiente Fidel expropió las refinerías de Texas Oil Company, Shell y Esso, ya que no querían procesar el petróleo proveniente de la URSS. Para complicarse un poco más en el fárrago con Cuba, Eisenhower decretó una enorme disminución de las compras de azúcar a Cuba. El pueblo cubano iba teniendo cada vez más claro quien lo ayudaba y quién lo quería estrangular. El gobierno cubano confiscó prácticamente todas las empresas estadounidenses, por ejemplo refinerías, centrales azucareras, compañías de teléfonos y electricidad.

El 2 de septiembre de 1960, Fidel Castro y una multitudinaria Asamblea General Nacional de más de un millón de personas reunidas en la Plaza de la Revolución José Martí aprobaron por aclamación la Primera Declaración de La Habana, en la cual se anunciaba la adhesión de Cuba al bloque socialista. Si hasta ese momento la URSS había respetado rigurosamente los acuerdos de Yalta, es decir, considerar que América Latina era parte del área de influencia de Washington, ahora ponía un pie en esta zona estratégica al incorporar a Cuba al campo socialista. En las paredes de La Habana aparecieron en aquellos años varios grafitis que decían: “¿Fidel comunista?: Nikita fidelista”.
Curso no previsto
La Revolución Cubana había seguido un curso por nadie previsto. Una vez más se demostró en el lenguaje de los hechos históricos concretos y no de los debates entre intelectuales timoratos que si das un paso hacia la revolución democrática bajo un régimen colonial,y no quieres ser derrotado por las fuerzas reaccionarias,la dirección de esa revolución obligatoriamente debe apoyarse en la clase trabajadora y los demás sectores oprimidos y concluir la tarea de la expropiación de los medios de producción. Fuera como fuese, y esa es también otra discusión, en Cuba ese paso se dio y la Revolución se pudo sostener, no ya mediante maniobras palaciegas para mantenerse en el poder sino con la decisión de destruir el poder que oprimía a todo el pueblo y establecer un nuevo poder basado en la clase trabajadora, el campesinado, las clases medias oprimidas y la juventud. Ahí reside la fortaleza de la Revolución Cubana. Podrán decir los que no ven las cosas así “y el apoyo de la Unión Soviética,¿qué?”. No, nos olvidamos de ese apoyo sin el cual no sabemos qué hubiera pasado, pero a esos descreídos o enemigos de la revolución cabe responderles: en 1991 cayó la URSS a manos de las fuerzas procapitalistas encabezadas por Boris Yeltsin y muy apoyadas por los países capitalistas de Europa y EEUU. Según la teoría de que sin la Unión Soviética Cuba no hubiera sobrevivido, Cuba tenía que haber caído como la URSS, Polonia, Hungría, y todos los países del Este. Pero no cayó. Y ya han pasado 30 años. Es decir, de los 62 años de existencia de la Cuba surgida de la revolución de 1959, treinta años se está manteniendo en solitario y con el bloqueo criminal que el gobierno de EEUU le impuso desde el principio, y aún más severo que en sus inicios. ¿Entonces? ¿Por qué Cuba no cayó?
En los años 90 Cuba vivió lo que se llamó el Periodo Especial. La crisis económica trajo mucho descontento y los cubanos sufrieron muchas calamidades. De hecho tenemos que retroceder hasta 1994 para encontrar alguna manifestación importante del descontento entre la población. Pero existieron factores que permitieron resistir aquella crisis. Todavía vivía la generación de guerrilleros que habían tomado el poder y sobre todo el carisma de Fidel jugó un papel. La vida cotidiana de los cubanos estuvo marcada por la escasez casi total de alimentos, el desabastecimiento de medicamentos, el racionamiento de todos los productos (que abarcó hasta calzados, ropas y artículos de aseo), la reducción de jornadas laborales en sectores industriales, y recortes considerables de energía eléctrica y en los servicios de transporte.
El Gobierno, ante la falta de recursos para proveer servicios regulares de transporte público, distribuyó bicicletas entre la población para aplacar los problemas de movilidad, por lo que quien tenía una bicicleta en ese momento, tenía un tesoro. Esto se evidenciaba en los mecanismos de trueque, pues dichos medios de transporte tenían el más alto valor de cambio, luego de los alimentos.
Las áreas comunes fueron utilizadas, a petición del Gobierno, como huertos para garantizar el autoabastecimiento, y muchos hogares se convirtieron en criaderos de cerdos y gallinas, por lo que hubo serios riesgos de emisión de enfermedades. Las calamidades fueron infinitas pero el pueblo cubano resistió a pesar del criminal bloqueo.
Los daños del bloqueo
Cuando se habla del bloqueo hay que tener muy en claro de qué se está hablando, es decir, en qué consiste y cuáles son los daños que está causando a Cuba, en concreto, a sus habitantes, a sus niños y a sus ancianos, a sus enfermos y hospitales, a la construcción de viviendas, a la educación, a cada uno de los asuntos de la vida cotidiana de los cubanos.

Discutir sobre los problemas que el régimen cubano no está pudiendo resolver a su pueblo es como discutir sobre el hambre, las enfermedades y todas las calamidades que sufrió por ejemplo Stalingrado en su batalla durante la II Guerra Mundial, en la cual fue sitiado durante cinco meses o Numancia durante los 13 meses de sitio que sufrió por las tropas de Publio Cornelio Escipión Emiliano. Las atrocidades que sufrieron estos pueblos no se pueden analizar sin responsabilizar en primer lugar a los que les bloquearon la salida y entrada de alimentos, por ejemplo. Pero es que el bloqueo a Cuba ya dura 60 años y es el más largo de la historia. Es tan criminal esta medida que al principio hasta el gobierno norteamericano tuvo el cuidado de no incluir los alimentos y medicinas, pero les duró muy poco el humanismo y tan pronto como en febrero de 1962 las medidas ya fueron casi totales incluyendo alimentos y medicinas. Y luego de 60 años de “sitio” pretenden culpar al régimen cubano de todos los males de la isla.
Es preciso dejar muy claro que la desaprobación total que merece la política histórica de EEUU hacia Cuba no exime a la dirigencia del Estado cubano de las críticas que merezca. Pero en política, como en tantos órdenes de la vida humana, lo primero es lo primero. Y en esta guerra económica, donde desde luego hay víctimas, los socialistas siempre nos pondremos del lado de los más débiles por un lado y del lado de los que representan el lado más progresista en la contienda por el otro. No cabe duda de que en los dos casos es Cuba quien merece el apoyo de todos los pueblos del mundo, de los trabajadores en primer lugar, y, demás está decir, de todos los partidos de izquierda del mundo que se precien de tal nombre.
De qué daños hablamos cuando hablamos de bloqueo
A precios corrientes, los daños acumulados durante casi seis décadas de aplicación de esta política ascienden a 144.413,4 millones de dólares. El embargo económico y comercial que Estados Unidos impuso a Cuba en 1962 ha causado daños a la economía de la isla equivalentes a unos 130.200 millones de dólares a precios corrientes, según se desprende del informe que Cuba presentará ante la Asamblea General de la ONU el próximo primero de noviembre.
Teniendo en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, el coste económico de las sanciones más prolongadas de la historia moderna alcanzarían los 822.280 millones de dólares.
En este contexto, el azote de una pandemia global como la COVID-19 ha supuesto retos notables para Cuba, y los esfuerzos del país para combatirla se han visto sensiblemente limitados por las regulaciones del bloqueo estadounidense. El carácter genocida de esta política se ha reforzado en medio del enfrentamiento al nuevo coronavirus, puesto que el gobierno de los EEUU se ha valido de ella, y en particular de su componente extraterritorial, para privar deliberadamente al pueblo cubano de ventiladores pulmonares mecánicos, mascarillas, kits de diagnóstico, gafas protectoras, trajes, guantes, reactivos y otros insumos necesarios para el manejo de esta enfermedad. La disponibilidad de estos recursos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para los pacientes portadores del virus, así como para el personal de la Salud que los atiende.
Lo anterior no ha sido suficiente para el gobierno estadounidense, que también se ha lanzado en una cruzada para intentar desacreditar y obstaculizar la cooperación médica internacional que Cuba ofrece, divulgando calumnias y llegando al extremo de exigir a otros países que se abstengan de solicitarla, incluso en medio de la emergencia sanitaria creada por la COVID-19 en el mundo.
La ley de Asistencia Exterior (1961): Autoriza al presidente de los EEUU a establecer y mantener un “embargo” total al comercio con Cuba y prohibió el otorgamiento de cualquier ayuda al gobierno cubano. Establece además, que los fondos del gobierno de los EEUU destinados a la ayuda internacional y entregados a los organismos internacionales, no podrán ser utilizados para programas relacionados con Cuba; prohíbe conceder cualquier asistencia o beneficio a Cuba bajo esta u otra ley hasta que el Presidente determine que el país ha realizado acciones encaminadas a retornar a ciudadanos y empresas estadounidenses, no menos del 50 % del valor o una justa compensación, de las propiedades nacionalizadas por el gobierno cubano con posterioridad al triunfo de la Revolución.
Pandemia, Plan Cóndor Cibernético y Golpe “blando”
Los daños que la pandemia está causando a Cuba se unen a los del bloqueo y a la recesión que la economía está causando en general, incluyendo a los pocos países que comercian con Cuba, como Venezuela.
A pesar de todo esto Cuba pudo desarrollar dos vacunas contra la Covid 19, algo increíble para un país tan pequeño y en crisis.
El verdadero plan de EEUU es generar el mayor descontento posible en la población cubana y tratar de generar las condiciones para derrocar al gobierno y reemplazarlo por un gobierno títere como antes de 1959. Pero las cosas no se le están dando bien a los EEUU y a su coro de medios y gobiernos anticubanos. Tras la tremenda derrota que EEUU y sus aliados en Europa han tenido en Afganistán deben haber aplazado por unos años cualquier idea de intervención directa en Cuba. Por cierto, hasta la fecha tampoco han podido intervenir militarmente en Venezuela y se limitan a esa llamada guerra cibernética.
Los expertos en el manejo de las redes sociales para campañas políticas detectaron rápidamente que se estaba viralizando un ataque contra el gobierno cubano. Este ataque fue denunciado por el gobierno de La Habana. Un sinfín de imágenes falsas sobre manifestaciones que supuestamente estarían ocurriendo en Cuba fueron utilizados para hacer creer que un movimiento de masas se estaba levantando contra el gobierno cubano. Se mostraron acciones de violencia que nunca tuvieron lugar en la isla. Sí habían ocurrido pero en otros países y en otros momentos. Han aparecido en la prensa independiente infinidad de denuncias al respecto.

Fue un verdadero terremoto de noticias falsas que puso de manifiesto cómo se puede desarrollar una guerra por las redes provocando que sucedan acontecimientos provocados por la intoxicación informativa. Un estudio del español Julián Macías Tovar reveló que a partir de miles de cuentas de Twitter recién creadas y un hashtag, #SOSCuba, se viralizaron pedidos de ayuda humanitaria para la población de la isla que alcanzaron millones de retuits en horas y que hicieron parecer al reclamo como multitudinario hasta el punto de que seguramente influyó en las manifestaciones callejeras de esos días. Otro informe, esta vez de la agencia oficial de noticias de España, EFE, mostró la utilización de imágenes falsas para ilustrar lo que en las redes era un estallido popular que la realidad no mostraba con igual intensidad.
Desde la dramatización de una ceremonia religiosa en Puerto Rico, de 2015, en que se ve a tres hombres disparar contra un joven -que se mostraban como policías cubanos de civil asesinando a un opositor-, una protesta de 2011 contra Hosni Mubarak en Egipto que resultaba en el Malecón y contra Miguel Díaz-Canel, hasta la más burda: la manifestación del sábado pasado en el obelisco de Buenos Aires por el triunfo de Argentina en la Copa América -que se viralizó como una masiva manifestación de protesta en La Habana- todo cabe para armar un escenario propicio para la indignación.
Se trata de una versión corregida y aumentada, llevada a niveles inimaginables de la “Guerra de los Mundos” de Orson Wells. Estos expertos son capaces de hacer creer a millones de personas que ocurren cosas en un momento y lugar donde en realidad no están ocurriendo. Tras la emisión por radio de la Guerra de los Mundos el New York Times del 31 de octubre de 1938 puso en portada: “Radioyentes aterrorizados toman una obra de teatro bélica como algo real. Muchos huyen de sus casas para escapar de la invasión de marciana. Llamadas telefónicas inundan a la policía durante la emisión de la fantasía de Welles. RADIO DRAMA BÉLICO CREA EL PÁNICO”.
El gobierno de los EEUU, sabe muy bien el efecto que miles de ráfagas de informaciones falsas y mentiras, en cualquiera de sus formas, pueden provocar en mucha gente que no suele comprobar la información.
Macías Tovar experto español en redes sociales declaró a Tiempo Argentino:“Para mi esta operación es un Plan Cóndor 2.0, porque hay una continuidad histórica entre los modelos de legitimación de las dictaduras y los gobiernos de derecha actuales”, indica. En el caso de Cuba, detrás de esa catarata de tuits aparece el argentino Agustín Antonetti, de la Fundación Libertad. “Fue una cuenta muy activa hace poco en ataques contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México”.
Pero debajo de la superficie está Atlas Network (AN), una suerte de nave nodriza de cientos de fundaciones y ONG que promueven las ideas de Milton Friedman y que tienen nexos “con el mundo Bannon y Cambridge Analytica (CA), que fue el brazo armado en campañas como el Brexit y de Donald Trump”, detalla el experto.
Steve Bannon, ex asesor de Trump, es el gran estratega del neoconservadurismo mundial, muy cercano a Jair Bolsonaro y a los sectores supremacistas europeos, como el húngaro ViktorOrbán. CA es la agencia que desarrolló operaciones similares en varios países y según reconoció su exCEO Alexander Nix ante el parlamento británico, entre sus campañas hubo una contra el kirchnerismo en 2015.
“El método -dice Macías Tovar- se basa en mentiras, odio y cuentas falsas. Y tiene gente y espacio político, comunicativo, influencers, cuentas anónimas, cuentas falsas, medios de comunicación que difunden y gente que participa en todo el mundo”. Entre los que adhieren al método y abrevan en Atlas Network figuran los presidentes Luis Lacalle Pou, Iván Duque, Guillermo Lasso, Sebastián Piñera. Todos ellos participaron el mes pasado del Foro Atlántico organizado por AN en el que Mauricio Macri volvió a denostar al populismo.
La operación, según desmenuza el analista mediático, es relativamente sencilla y por cierto que muy efectiva. “Se hace un uso intensivo de robots, algoritmos y de cuentas recién creadas para la ocasión, con el objetivo de hacer coro a los mensajes emitidos por los referentes de la campaña manipuladora”.
Pero de este tipo de estrategias se desprende una conclusión muy llamativa: si para conseguir unas pocas manifestaciones con solo algunos miles de manifestantes en toda la isla, de las que no hay datos fiables todavía, los opositores al régimen cubano tienen que inventar miles y miles de mentiras, mensajes falsos y grandes dosis de odio, no parece que sus posiciones políticas que buscan derribar al gobierno tengan bases muy sólidas en la realidad.
Es cierto que en Cuba hay descontento. ¿Cómo no va a haberlo? 60 años de bloqueo que han impedido un mínimo desarrollo económico sostenible e independiente han atravesado a varias generaciones cubanas. La generación que vivió y realizó la revolución se está extinguiendo por razones meramente biológicas. La mayoría de los habitantes nacieron después, es lógico que haya cansancio ante la falta de tantas cosas importantes para una vida como la que puede tener un trabajador o trabajadora, los jóvenes, las y los jubilados. El descontento es inevitable. Pero por cierto Cuba sigue teniendo niveles de salud entre su población mejores que la mayoría de los países de la región. Ha inmunizado a 13 millones de personas con vacunas propias con un 91% de eficacia. Vacunas para las que por cierto no tiene suficientes jeringas y tiene que recurrir a la solidaridad internacional que le está respondiendo muy bien.
La pregunta que los que queremos un mundo basado en otros principios contrarios al capitalismo es, si EEUU y la oposición cubana en Florida y en el interior de la isla derrota al actual Estado cubano, ¿cuál es el futuro que le espera a la mayoría de la población cubana? Es claro, porque no lo ocultan, que buscan restablecer el capitalismo en la isla. ¿Alguien piensa que la población va a vivir mejor o condenarán a los cubanos a una vida como la que tienen en países como Honduras, El Salvador, Haití, etc?
La experiencia de los países del Este de Europa nos ha demostrado que cuando los gobiernos capitalistas alentaron las huelgas y manifestaciones en Alemania Oriental, Polonia, la URSS y los demás países no era para mejorar la calidad de vida de sus pueblos sino para apoderarse de sus economías sin importarles como terminan viviendo sus habitantes. En Europa del Este les hicieron creer que vivirían como en Alemania Occidental o Francia. Pero en Cuba los cubanos no se tragan ese cuento de los espejitos de colores y las luces del capitalismo. Hay sectores que plantean críticas al gobierno y al sistema. Entendemos que hay que discutir abierta y democráticamente cómo mejorar las condiciones de vida, y de participación política. Pero esta discusión no se da en condiciones normales, el bloqueo y las intenciones de golpe, por muy “blando” que sea, no permite que la discusión se de cómo se daría una discusión sobre el gobierno en el Estado español, por ejemplo.
Lo que vimos el 11 de julio muestra un descontento aumentado por la agresión vía internet, pero que es causado por el criminal bloqueo de los EEUU durante la pandemia. ¿Qué otro país está siendo bloqueado durante la pandemia? La cuestión aquí es que el futuro de los procesos que tratan de avanzar por la vía de la independencia nacional en Latinoamérica, están unidos en buena medida al futuro de Cuba. Y también al revés. Lo que pase en los demás países de la región tendrán su efecto en Cuba. América Latina se juega mucho en la defensa de la revolución cubana. Amplios sectores de los trabajadores y los pueblos del continente lo saben.
La opinión de tanto opinólogo que critica al gobierno cubano sin criticar al bloqueo no debe interesarnos lo más mínimo. Quién no critica el bloqueo está contra el pueblo cubano. Para abrir una discusión con cualquiera sobre Cuba es condición previa que se posiciones contra el bloqueo, de otro modo no está de este lado de la barricada en esta lucha que es a vida o muerte.
La doble vara de los medios de comunicación que están jugando el papel de ariete contra Cuba debe alertarnos. No gastaron ni la centésima parte de tinta en criticar al gobierno colombiano donde sí se moviliza el pueblo de verdad, y van cientos de muertos, asesinados en las manifestaciones, desaparecidos, mujeres violadas. Lo mismo en Chile, en Perú, Ecuador, etc. Su hipocresía huele de lejos. Todos esos medios hegemónicos que desinforman y mienten saben lo que se está jugando hoy en Cuba.
El pueblo cubano tiene todo el derecho a resolver sus problemas por sí mismo. No necesita la ayuda de EEUU ni de la Unión Europea. Solo necesita que lo traten como a un país soberano y los cubanos van a resistir hasta su último aliento apoyándose en la solidaridad que los pueblos del mundo puedan darle. Dejen en paz a Cuba carajo. Viva la Revolución Cubana.