“¿Qué hacer? El reto de la refundación de la izquierda madrileña”

27 Feb, 2016 | La Izquierda, Legado de Alberto Arregui

Aportación a las Jornadas de formación del PCM, curso del día 12 de febrero de 2016 en Collado Mediano

El PCM me invitó a unas jornadas de debate, participando con muy buena gente en una reflexión sobre la izquierda en general y en Madrid en particular, y la relación entre el PCE, IU y la Unidad Popular y las distintas experiencias vividas en los últimos años. En concreto el epígrafe era: “¿Qué hacer? El reto de la refundación de la izquierda madrileña”.

Publico a continuación mi breve ponencia, que no está redactada como artículo, sino como notas para una exposición, por lo que pido disculpas a quienes se atrevan a leerlo y reitero mi agradecimiento al PCM por haberme invitado a participar.

Hacerse las preguntas adecuadas

La clave para encontrar buenas respuestas es ser capaz de hacerse buenas preguntas. ¿Qué hacer? Es una pregunta que nos hacemos reiteradamente, al menos desde 1902.

Decía Hegel que “la verdad es algo en sí concreto”, claro “concreto” en sentido filosófico, no en el lenguaje vulgar, porque las cosas son al tiempo abstractas y concretas, es la dialéctica del pensamiento, con una relación histórica, en relación a las demás circunstancias, incluido espacio y tiempo.

Por ejemplo: El “plustrabajo”, es la forma concreta de la obtención de la riqueza de las clases dominantes de todos los tiempos, pero es abstracta en relación a la “plusvalía”, que es la forma concreta de explotación capitalista. No es lo mismo ser esclavo, que siervo de la gleba que trabajador asalariado: todos entregan una parte de la riqueza que generan a su clase dominante, pero lo hacen de distinta manera. En todos estos sistemas de producción existe un plustrabajo, pero sólo bajo el capitalismo adopta la forma concreta de “plusvalía”.

Cuando alguien está desorientado, o perdido, necesita una perspectiva general, elevarse sobre los acontecimientos que le rodean y ver a “vista de pájaro”, como si estás en un valle, en un bosque, que te impiden tener una imagen completa.

Porque al abordar unos problemas que se derivan de la experiencia vivida, que nos urgen, tenemos el riesgo de perdernos en los detalles, en lo urgente, en lo organizativo… y olvidarnos de que todo ello debe estar sometido a la perspectiva general. Por eso, acudir a las ideas de fondo no es perder el tiempo, al contrario es la única manera de enfocar la cuestión con opciones de éxito.

Después del período histórico vivido, con el derrumbe del “socialismo real”, las ideas de la pequeña burguesía, el llamado “post-marxismo”, están en auge. Se ha perdido la jerga marxista y se recurre a términos confusos e interclasistas: “ciudadanía”, “sociedad civil”, “patria”, “sujeto político”, “interés general”, “bien común”… En realidad se presentan como novedad, ideas y conceptos anteriores al marxismo, que ya fueron superados en su momento pero que hoy reaparecen de la mano del abandono de ideas clave como el internacionalismo, la ley del valor o la comprensión de que el motor de la historia es la lucha de clases.

Cuando el agua baja turbia, debemos beber en las fuentes donde mana agua clara. El sistema que combatimos, el capitalismo, es en esencia el mismo sistema y aun con todas las experiencias y aportaciones que debemos hacerles, los principios para comprender su naturaleza siguen estando en obras que hoy se han dejado de lado: El Capital, los Grundrisse, el Manifiesto Comunista, Las Tesis de Abril, Circular al CC de la Liga de los Comunistas, Reforma o Revolución… ¡Volver a los clásicos se convierte en una necesidad! Será el tiempo mejor empleado en lectura política. El antídoto frente a los Bernstein y Laclau de todos los tiempos.

Con esas precauciones volvemos a la pregunta: ¿Qué hacer? Esa pregunta estaría vacía de significado si no la acompañamos de otro interrogante que lo determina todo: ¿Para conseguir qué?, ¿Cuál es nuestro objetivo? Pues el diseño de los instrumentos corresponde a los objetivos a alcanzar.

El objetivo final lo es todo

Aquí juega un papel crucial la relación entre táctica y estrategia, pues del abandono de esta sencilla regla del marxismo: toda táctica está sometida a la estrategia, derivan los más graves errores de la izquierda.

En un famoso congreso del movimiento obrero alemán (Stuttgart), se materializó la polémica entre Eduard Bernstein y Rosa Luxemburgo. El primero afirmaba que “el movimiento lo es todo”, y Rosa le respondió: “El movimiento sin relación con la meta final, como objetivo en sí mismo no es nada. ¡El objetivo final lo es todo!”

Por tanto, tened precaución al hablar de “Un nuevo Sujeto Político”, entramos en el terreno de la ambigüedad calculada del “post-marxismo”. ¿Qué tipo de animal es ese?

Una cosa es un “Sujeto histórico”, es decir, una clase social capaz de frenar o de revolucionar la historia, según sea una clase decadente o una clase social ascendente en la lucha por llegar a hacer de sus intereses como clase los intereses generales de la sociedad.

Pero, lo exterior al sujeto es “objeto”, si lo preferís: “instrumento”, “herramienta”. Es decir, que no tiene conciencia de sí misma sino en la medida en que es utilizada y encarnada por un “sujeto histórico”.

Entonces, con más propiedad estaríamos hablando de una clase social que, como sujeto de transformación histórica, se organiza como partido (algo que está determinado por su posición común en las relaciones de producción e intereses materiales comunes).

Por supuesto, ese concepto no puede asumir un constructo tan ajeno al marxismo como “el partido orgánico de la revolución democrática”, entre otras razones porque no podemos tener un partido orgánico interclasista, ya que por definición lo sería de una clase social. A esto deberíamos añadir el concepto de Marx y Engels, tan esclarecedor para rechazar el interclasismo, de “revolución permanente” (“Carta al Comité Central de la Liga de los Comunistas”), o la genial consigna de Lenin de “golpear juntos, marchar separados”.

Pero volvamos al sujeto histórico. ¡He ahí la gran idea formulada por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista!: La clase obrera organizada como partido. EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN DE CLASE EN SÍ, A CLASE PARA SÍ. En definitiva, el proceso que abre el camino de la Revolución Socialista.

La crisis de IU y del PCE

Soy consciente de que me meto en un avispero, pero creo que es un enfoque erróneo, por todo lo expuesto, quedarnos en lo accidental, eludir el vínculo dialéctico en los procesos y recurrir a echarle la culpa al empedrado concluyendo que “la culpa de la situación del PCE la tiene IU”, o bien que “el modelo” organizativo de IU es la esencia del problema.

El problema no es el modelo de IU, ni que IU “invisibilizase al PCE”, sino que IU repitió todos los defectos del PCE. Perdió el impulso superador, porque las organizaciones son el producto de una época, de sus cuadros, de su programa…

Lo que eclipsa o no al PCE, no proviene de IU, sino de sus propios errores. En teoría era al contrario, IU debía amplificar la influencia del PCE.

Todas las batallas, incluidas las luchas entre camarillas, desarrolladas en IU han sido el traslado a otro campo de las guerras internas del PCE. Desde el conflicto en Euskadi, la putrefacción de IUCM, la ruptura en el País Valencià, o la actual lucha contra la renovación de IU que encabeza Alberto Garzón, es la lucha entre distintas fracciones del PCE.

Tomemos un ejemplo para desmontar este sofisma de que “IU invisibiliza al partido comunista o a cualquier otro partido que forme parte de IU”: ¿Eclipsa acaso CCOO al PCE? ¿Se puede mantener tan descabellada tesis? Habría que estar muy cegado por el sectarismo.

Supongo que no era esa la idea de Marcelino Camacho, ni de tantos militantes comunistas que sostuvieron o dirigieron el sindicato, por la sencilla razón de que CCOO sirvió para dar más audiencia y presencia al PCE en una época, y debido a muchas circunstancias, a las que no son ajenas las políticas erróneas de IU y el PCE en el terreno sindical se perdió terreno. Se podría decir por la misma razón que “CCOO invisibiliza al PCE”.

IU (y con ella el PCE) perdió sus oportunidades, que no han sido pocas, especialmente el proceso del 85 al 88, es decir se fue replegando sobre sí misma, sufriendo una implosión.

Eso unido a la burocratización e institucionalización, muy bien reflejada en el tripartito catalán y en el gobierno colaboracionista con las políticas del PSOE en Andalucía y, sobre todo, con el proceso de putrefacción de IUCM-PCM, como brazo del sistema.

No confundáis el problema del PCE, como partido, con IU. No le echéis la culpa al empedrado, pues IU es el PCE, en gran medida y viceversa. La creación de IU es en su mayor parte un mérito del PCE, pero el proceso a la inversa no cabe sin dañar también al partido. Una cosa es la superación, la metamorfosis dialéctica, y otra muy distinta el intento inútil de echar atrás el reloj de la historia.

No es un problema organizativo, sino político

No podemos tener una visión estrecha de “resolver los problemas de IU, o los problemas del PCE”. Lo que debemos resolver es el problema de nuestra clase, y el núcleo no es el modelo organizativo.

Lenin y Rosa tuvieron muchas discusiones apasionantes, y una de ellas es sobre el modelo de organización y su relación con la política. Ambos dijeron cosas muy interesantes que hoy nos conviene estudiar.

Pues si bien es cierto que a una concepción política corresponde un modelo organizativo, como defendía Lenin, no es menos cierta la aguda respuesta de Rosa: precisamente por su propia naturaleza, el oportunismo es capaz de adaptarse a cualquier modelo organizativo.

Algo en que quizá ambos hubiesen estado de acuerdo, lo que determina todo es el programa y la voluntad revolucionaria.
El PCE, como IU, es parte de la solución, pero también es parte del problema. Es algo dialéctico, debemos rechazar la lógica formal en estos ámbitos.

¿Por dónde marchar? La unidad de la izquierda

Una de las cuestiones más peliagudas es el proceso de Unidad de las distintas organizaciones, y debemos tener en cuenta que IU no es “un referente electoral del PCE”, IU nunca ha sido eso, es una organización que fue producto histórico y que ayudó al PCE a superar su aislamiento.

Algo muy distinto es lo que con muy poca propiedad, estamos llamando “Unidad Popular”, pues tanto en el caso de UP, como en el de Ganemos, como en el de Ahora Madrid, no se trata de Unidad Popular, sino de frentes electorales.

Otro tema muy distinto es el reto de cómo abordar el proceso de organización de la clase obrera como partido, para que pueda cumplir su tarea como sujeto histórico. Cómo abordar la necesaria e imprescindible metamorfosis que se está produciendo en las fuerzas de la izquierda, y ayudar a que sea viable y no un aborto histórico.

Esa debiera ser nuestra verdadera obsesión, y en ese camino situar los interrogantes que nos asaltan en esta coyuntura crucial. Seamos capaces de respondernos a algunas preguntas de manera colectiva y quizá así encontremos respuestas para construir la herramienta que necesitamos:

1- ¿Por qué la mayor crisis del capitalismo, que debiera suponer el fortalecimiento de quienes lo combatimos, es también la crisis de la izquierda? Incluidos el PCE e IU.

2- ¿Cuál es nuestro modelo de sociedad para defender ante la gente, que identifica “comunista” con Ceaucescu, Kim Jong-il, los Khmers rouges…?

3- ¿Tenemos claro cuál es nuestro objetivo final? ¿Defendemos con convicción la construcción de una sociedad socialista frente a la descomposición del capitalismo mundial? ¿O hemos sustituido la reivindicación del socialismo, por la simple reivindicación de la quimérica democracia burguesa?

Sin prejuicios, con una mentalidad abierta, compartiendo las reflexiones, tal y como estáis haciendo aquí, y teniendo siempre presente la reflexión de Séneca: “El viento nunca es favorable para quién no sabe hacia qué puerto navega”

Alberto Arregui – Miembro de la Presidencia Federal de IU

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