Protesta en Vallecas contra las medidas de “confinamiento selectivo” de Ayuso. Foto. Olmo Calvo
Frente al órdago del PP, hay que lograr la máxima movilización
Jordi Escuer y Jesús Mª Pérez García
Miembros de la Coordinadora de IU Madrid
La moción de censura contra el gobierno del PP en Murcia, ya fracasada con el pago por el PP del adecuado precio en Consejerías, ha sido la gota que ha colmado el vaso en Madrid. No es una tormenta en un cielo azul. La situación de la derecha en Madrid, y en general en todo el Estado, es de crisis desde hace tiempo. La necesidad de acuerdos a tres bandas, les coloca en una situación muy difícil y la cadena se ha quebrado por el eslabón más débil: Ciudadanos. Todo eso en un contexto de una crisis económica y social muy profunda que pone a prueba las costuras de la sociedad y de todos sus componentes.
No parece que Cs quisiese romper en Madrid, si no, habrían preparado el terreno para una moción de censura que evitase unas elecciones anticipadas. Pero, una vez puestos en marcha, los acontecimientos tienen su propia dinámica y el PP ya se ha lanzado a unas nuevas elecciones, cuya convocatoria estará en manos de los tribunales en los próximos días.
La relación entre el PP y Cs en Madrid era muy mala desde el inicio de la pandemia, especialmente, cuando el Consejero de Políticas Sociales no quiso amparar la política de no trasladar ancianos de las residencias a hospitales1, denuncias que llevaron a su cese por Díaz Ayuso. Los choques eran habituales desde entonces, y la posibilidad de unas elecciones anticipadas o una moción de censura, siempre estuvo en el aire. Ahora todo se ha precipitado.
Cs está en caída libre desde las últimas generales, cuando pierde la mayor parte del grupo parlamentario tras negarse a formar gobierno con el PSOE —una decisión que rompió la organización—. El descalabro de las elecciones catalanas no hace más que echar leña al fuego. Buscan una salida desesperadamente.
Su menguado grupo parlamentario estatal, con sólo 10 escaños, es útil a la dirección del PSOE para poder prescindir de ERC en temas determinados, pero no suficiente para sustituir a UP. Aún así, Cs tendría algo que ofrecer porque puede cambiar el reparto del poder en muchas autonomías y ayuntamientos.
En esta situación, el PP madrileño ha hecho una apuesta a todo o nada. Si gana, cuenta con controlar Madrid con más fuerza, reagrupar a la derecha y recuperar la iniciativa. Si pierde, se agravará su crisis en todo el Estado.
Las elecciones en Madrid
Ahora el PP acusa a Moncloa de orquestar una operación para “derrocarles”. No cabe duda de que la dirección del PSOE estaría encantada de tomar las riendas de la Comunidad de Madrid, pero jamás ha tratado de imponerse al gobierno de la Comunidad de Madrid. Y tenía motivos, con el desastre en que han sumido a la sanidad pública o las carencias en materias sociales y educativas, que hubieran suscitado un apoyo social entusiasta.
Sin embargo, su tratamiento con guante de seda no ha impedido que la derecha presente al gobierno de Díaz Ayuso como una víctima de un ejecutivo “izquierdista”. La derecha, que suele acusar a la izquierda de “guerracivilismo”, es la que usa constantemente ese lenguaje. Es un síntoma de que no están dispuestos a tolerar ningún cambio que ponga en peligro ni sus privilegios ni sus negocios. Para el PP, perder el poder en Madrid, que ejercen desde 1995, es algo inconcebible. Es “derrocarles”, una “catástrofe”, un atentado contra la “libertad”… Su libertad para seguir tratando Madrid como un cortijo, al que extraen un enorme beneficio, con graves consecuencias sociales. Madrid es la región más desigual de Europa2, y del Reino de España3.
Hay mucho dinero en juego, en conciertos educativos y sanitarios, en negocio inmobiliario, en contratos públicos, en deducciones fiscales y un largo etcétera, así como mucho que ocultar si alguien tirase de la manta. No quieren perder el poder bajo ningún concepto. Conviene recordar lo que pasó en junio de 2003, con el Tamayazo, cuando dos diputados tránsfugas del PSOE impidieron la investidura de un gobierno de izquierdas a pesar de que ésta había ganado las elecciones. Están dispuestos a todo y tiene una enorme influencia en el sistema judicial, con lo que es muy posible que vayamos a elecciones.
Si el PP logra su objetivo y alcanza la mayoría absoluta con Vox, profundizará el desmantelamiento de los servicios públicos y la situación social de la Comunidad se agravará, con su coste en vidas y en sufrimiento.
¿Pueden ganar las elecciones?
El PP piensa que puede salir victoriosa de unas nuevas elecciones. Pero, aunque alguna encuesta les da mayoría absoluta a PP y a Vox4, la mayor parte de los sondeos sigue haciéndoles depender de Cs5. No lo tienen fácil. Ahora, los tres partidos de derechas suman justo la mayoría absoluta, 67 diputados. Para mantenerla PP y Vox necesitan que los 25 escaños de Cs pasen a sus manos, lo que no es probable. En Cataluña hemos visto que una parte importante fue al PSOE y otra, posiblemente, a la abstención. Como siempre, la clave será la movilización electoral.
Desde hace años —aunque no era así en las primeras elecciones democráticas, que ganaba la izquierda—, la participación ha sido mucho mayor en los barrios ricos que en los de clase trabajadora. Vimos que esa dinámica empezaba a cambiar, por ejemplo, con las elecciones en que se presentó Ahora Madrid, que despertó ilusiones y canalizó los efectos de las movilizaciones. Pero, incluso en ese momento, la participación siguió siendo mayor en los barrios más ricos.
La derecha en Madrid lleva años movilizada y, durante la pandemia, ha ido a más. No debemos olvidar las protestas de los cayetanos. Además, Díaz Ayuso ha utilizado la situación de crisis profundísima en que se encuentran las pequeñas empresas, sobre todo en la hostelería, para atizar el rechazo al Gobierno central, a pesar de no ofrecer ninguna alternativa real. De hecho, con la convocatoria de la elecciones, más de 600 millones en ayudas directas —235 millones en ayudas a la hostelería— no se podrán tramitar hasta que haya un nuevo gobierno6.
Desgraciadamente, es posible que la demagogia del PP tenga eco, en la medida que el Gobierno central no está dando una solución real a la mayoría de la gente. La postura del PP de dejar abrir la hostelería, aunque eso se pague con más contagios y muertes, acaba teniendo apoyo por la falta de alternativa.
La única posibilidad de derrotar a la derecha es una amplia movilización del voto de la izquierda. Que la convocatoria electoral fuese vista por la mayoría como un cauce para el enorme malestar social acumulado por sus políticas de recortes y el “bolsonarismo” aplicado durante la pandemia, una oportunidad de derrotar las políticas de la derecha cuando la epidemia hace muy difícil la lucha en la calle. La izquierda debe poner todo de su parte para favorecer esa movilización, con un programa firme en defensa de los servicios públicos y las condiciones de vida, con objetivos y plazos claros, y una candidatura que acoja a personas profundamente implicadas en la lucha.
Moción de censura o elecciones
Hay argumentos democráticos a favor de que se respeten las mociones de censura presentadas, sin duda, pero es muy difícil explicar que no se quiera ir a una votación, cuando una victoria ahí sí sería inapelable. Además, la moción de censura deja a la izquierda en manos de Cs, que ha apoyado sin fisuras la política de recorte del gasto social y los servicios públicos, así como las privatizaciones.
Si, finalmente, se impone la moción de censura, UP e IU deberían hacer cuanto esté en su mano para que no gobierne el PP, pero sin entrar en el gobierno, insistiendo en el programa y llamando a la movilización, pues no podemos tener confianza en que ese nuevo gobierno tomara las medidas necesarias para cambiar la situación, si no hay una enorme presión social. No es probable que se quiera a UP, ni a IU, en ese hipotético gobierno, en primer lugar porque no la necesitarían. La única razón podría ser desactivar cualquier oposición por la izquierda.
Hay que tener en cuenta que en mayo de 2023, dentro de poco más de dos años, habrá que volver a realizar elecciones. Quien gane las de este próximo 4 de mayo, si se celebran, sufrirá una dura derrota si ha sido incapaz de afrontar los problemas sociales tan graves que se arrastran. Si fuese la izquierda, abriría la puerta a una victoria de la derecha.
En consecuencia, la izquierda debería aceptar el reto e ir a las elecciones, y llamar a que nadie se quede en casa. Si eso sucediera, la derecha no podría ganar. Y pondríamos fin a décadas de gobierno del PP que han dejado la Sanidad pública diezmada, igual que la Educación y los Servicios Sociales. Y la pandemia no ha cambiado un ápice su política, al contrario, la ven como la oportunidad de acabar el trabajo y consolidar la Sanidad privada como parásito de la pública. El personal médico de Atención Primaria ya había lanzado una huelga indefinida, denunciando el abandono que sufren del Gobierno autonómico,7 suspendida ante la noticia de la convocatoria de elecciones anticipadas. El profesorado ya ha denunciado que pretenden volver a aumentar la ratio de alumnos por profesor en el próximo curso8. En realidad, tenemos poco que perder con unas elecciones y mucho que ganar si logramos esa movilización.
Las elecciones podrían ser una oportunidad
IU ya ha llamado a la unidad. No cabe duda de que la mejor garantía de un cambio es una fuerte movilización social y lograr una mayoría en la Asamblea de Madrid que esté a favor de un cambio real. El programa por el que hay que pelear surge de la propia realidad que vivimos:
– Incrementar el gasto sanitario de forma inmediata hasta la media estatal, garantizando que el 25% va a atención primaria, contratando personal sanitario y de apoyo suficiente en AP y el resto del sistema. Incrementando las plantillas de médicos epidemiólogos y rastreadores. Todos y todas con contratos indefinidos y salarios y condiciones laborales dignas. Abriendo todos los centros de salud, y las camas de hospitales públicos que hoy siguen cerradas. Y garantizando que toda la población, con o sin papeles, tenga acceso a la sanidad y a las vacunas.
– Reforzar la educación pública. Y el plan ya está hecho por los sindicatos de profesores: necesitamos 29.000 profesores y profesoras más, y el personal de apoyo correspondiente, que permitiría fijar la ratio alumnado/profesorado en 15/1 .
– Fortalecer los Servicios Sociales, aumentando las plantillas públicas hasta tener una media de 1 trabajador o trabajadora social por cada 1.700 habitantes, como reclama el Colegio profesional de Madrid. Y hay que extender la Renta Mínima de Inserción, combinada con el Ingreso Mínimo Vital, a todo el que lo necesite —tenga o no la nacionalidad—. Hay que acabar de una vez por todas con las colas del hambre. Hace falta un escudo social real.
– Garantizar el acceso real a la vivienda, prohibiendo los desahucios sin alternativa habitacional de forma indefinida, y poniendo las medidas y los recursos suficientes para disponer de un parque público de viviendas acorde con la media europea, del 20%. Si sólo en la ciudad de Madrid hay 150.000 viviendas vacías, nadie puede carecer de acceso a una vivienda en condiciones dignas.
– Poner el suelo de la región al servicio de las necesidades sociales, empezando por el suelo público, que el gobierno de la derecha está vendiendo a empresas privadas.
– Fortalecer el transporte público, con más personal y recursos, y hacerlo más asequible, también como medida de lucha contra la pandemia, y de pelea contra la contaminación, que también siega vidas prematuramente todos los años.
– Acabar con los privilegios fiscales de los ricos en la Comunidad, por los que el erario autonómico deja de ingresar por las diferentes bonificaciones fiscales casi 6.000 millones todos los años9. Hoy ese dinero es más necesario que nunca.
La movilización es importante no sólo para ganar, sino para poder aplicar ese programa, pues un gobierno de cambio sufriría el acoso y derribo constante de la derecha. Si quisiera sacar adelante el programa, tendría que apoyarse en los sectores más organizados de los trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos, de las empresas privadas… y de la mayoría de la sociedad. La derecha, y la burguesía a la que representa, no va a aceptar mansamente que se les arrebaten sus privilegios.
Un programa así, además, no sólo podría ganar el apoyo de la mayoría de la clase trabajadora, sino el de muchos sectores de la pequeña burguesía que están pasando por momentos muy duros y a los que el PP, a pesar de su demagogia, no es capaz de ayudar en absoluto.
¿Cómo armar una candidatura?
Por todo lo expuesto, debería armarse, en el poco tiempo que tenemos, una candidatura que, además de las mujeres y hombres que nuestra militancia elija, incluyese en los primeros puestos a los movimientos sociales, con aquellas personas que están al frente de las principales luchas por la sanidad pública, la educación, la vivienda, los derechos laborales, los servicios sociales y unas condiciones de vida dignas, unas residencias en condiciones, el ecologismo, el feminismo, por el transporte público… Son las personas que están trabajando en estos movimientos quienes mejor conocen qué hay que hacer, y tienen el apoyo social para sacarlo adelante frente al acoso previsible de la derecha.
Las organizaciones de la izquierda transformadora debemos ser un cauce natural para la lucha de la clase trabajadora y el conjunto de las clases populares. Y eso debe concretarse en el programa y en las candidaturas. Se suele hablar mucho de “generosidad” pero, en realidad, es una cuestión política vital. Sólo es posible ganar a la derecha con un movimiento amplio y profundo de clase trabajadora, con hondas raíces en la sociedad, capaz no sólo de tomar medidas legislativas, sino de hacerlas realidad.
Por eso Unidas Podemos, e IU, debería tomar ese camino y retar a Más Madrid a unir fuerzas con esos criterios, elaborando unas candidaturas que fueran expresión de los movimientos sociales y un programa valiente para cambiar Madrid de verdad. No dudamos de que Mónica García, médica y emblema de la lucha contra la política sanitaria de la derecha, sería una excelente candidata para encabezarla. Tenemos que construir una candidatura en la que unamos fuerzas en torno a un programa y que, sin invisibilizar a ninguna de las organizaciones componentes, nos permita reconocernos a todos y todas, y que despierte ilusión y confianza.
Una candidatura fuerte de la izquierda alternativa con un programa sólido, apoyada en la movilización, es la única baza para que se apliquen políticas de izquierdas, el verdadero voto útil. Debemos recordar que en estas elecciones hay una circunscripción electoral única y que los resultados serán proporcionales, con lo que ningún voto se perdería.
Si nos unimos, si priorizamos sumar fuerzas en torno un programa común, estas elecciones podrían abrir la puerta a un cambio real, que necesitamos como agua de mayo, pues están en juego la cuestiones más vitales.
1 https://www.eldiario.es/madrid/reyero-radicalmente-sanidad-rechazaban-residencias_1_6036692.html
2 https://elpais.com/ccaa/2015/10/09/madrid/1444416065_033414.html
3 La desigualdad entre el 20 % de la población más rica y la 20 % más pobre en la Comunidad de Madrid es la más alta de España, con un millón de personas -el 16 % del total- en situación de exclusión social, y de ellas 490.000 en “exclusión social severa”, según un informe presentado este martes por Cáritas. https://www.lavanguardia.com/vida/20191022/471146126641/madrid-la-region-mas-desigual-entre-el-20–mas-rico-y-el-20–mas-pobre.html
5 https://www.larazon.es/espana/20210310/ppgizrzgc5h65n7hm4ae5km6n4.html
9 https://www.vozpopuli.com/economia_y_finanzas/madrid-impuestos-sanchez_0_1413759943.html