Ante el final de la legislatura municipal
No bastan las migajas, queremos el pan entero
Volver al programa y la democracia interna para vencer a la derecha
Aprobado por la Asamblea de IU Latina
(3 de noviembre de 2018)
La derecha anhela recuperar el gobierno del Ayuntamiento de Madrid. PP y Ciudadanos atacan despiadadamente al Gobierno de Ahora Madrid, acusándole con cinismo de corrupción y haciéndole responsable de todos los males de la ciudad. Una vuelta de la derecha sería letal para los intereses de la clase trabajadora, para los derechos sociales y al medioambiente. Pero, si AM quiere revalidar la victoria de 2015, hay que volver a conectar con los miles de activistas que hicieron posible su nacimiento y movilizar a los barrios. Eso exige autocrítica, coherencia con el programa y los intereses sociales que defendemos, y métodos democráticos.
La derecha ha empleado el aparato del Estado contra el Ayuntamiento: tratando de cerrar el grifo del dinero con la regla de gasto y la creación de empleo con la tasa de reposición. No ha dudado en echar mano de su fuerza en el mundo judicial, y su control de los principales medios de comunicación, para entorpecer los avances que intentaba el Ayuntamiento y, de paso, fabricar imputaciones que les faciliten la tarea de desprestigiar a AM. Con su falta de escrúpulos característica, a la vez que le pone la zancadilla y trata de obligarle a hacer recortes, le recrimina que no cumpla sus promesas. Incluso utilizan su influencia en los sindicatos de la Policía Municipal para utilizar ese conflicto contra el Gobierno municipal.
El objetivo es movilizar a su electorado y tratar de desilusionar y paralizar a la izquierda. PP y Cs declararon la guerra a AM desde el primer día, como cabía esperar. No hay que menospreciarlos, ni esperar que los llamamientos a que se porten bien o al “patriotismo de ciudad”, les hagan cambiar de actitud. Su patria está en las carteras de negocio de las grandes empresas que manejan los grandes contratos de nuestra ciudad. Están en juego miles de millones en contratos de servicios y el control del urbanismo.
¿Estamos cumpliendo el programa?
La derecha ha tratado de desprestigiar la capacidad del gobierno con mensajes catastrofistas. Pero la gestión actual, comparada con la política de la derecha durante años pasados, ha alcanzado avances importantes: Ha puesto en marcha la realización de más vivienda social que ellos, es más transparente, más cuidadosa con el medioambiente y la salud, ha aumentado el gasto social, ha mejorado el transporte público y ha abierto la puerta a la participación de los vecinos y vecinas en la política municipal. Pero su balance ha quedado muy lejos de los compromisos del programa y de las necesidades de la mayoría de la sociedad.
El balance de esta legislatura, cómo afrontar lo que queda de ella y el planteamiento de las propias elecciones, no se puede hacer sólo comparando nuestras políticas con la ruinosa gestión del PP en las legislaturas anteriores. En políticas sociales y democráticas era fácil superarle. Debe compararse con el potencial de una candidatura de izquierdas, con un programa construido colectivamente y que iba mucho más lejos de donde actualmente nos encontramos.
Un buen ejemplo de este cambio, que se ha quedado a medias, es lo que se ha hecho con las Escuelas Infantiles Muncipales de gestión indirecta. Ante la normativa de la Comunidad de Madrid se optó por crear una Red propia de Escuelas Infantiles, adoptando medidas clave para mejorar las condiciones de alumnos, educadoras y familias. Se han reducido las cuotas hasta en un 90%, lo que ha permitido que familias que quedaban excluidas de este servicio básico por motivos económicos puedan usarlos con normalidad. Además, se ha implantado la pareja educativa en las aulas lo que ha permitido mejorar la situación laboral de las educadoras reduciendo la ratio a la mitad, redundando en una mejor atención a los niños y niñas, facilitando una atención mucho más individualizada de sus necesidades. El “pero” es que se ha mantenido la gestión indirecta renunciando a su municipalización. Dentro de tres años, la gestión de todas las Escuelas volverá a salir a concurso poniendo de nuevo a todos los equipos educativos contra las cuerdas. Un cambio muy positivo, que se podía haber consolidado a través de la gestión directa, queda al albur de quien gobierne en ese momento. No se da el paso que hacer irreversibles las mejoras, su municipalización completa.
En muchos ámbitos se ha quedado lejos de las expectativas programáticas por diversos factores, no todos achacables a la gestión municipal. Sin embargo, en algunos aspectos, se ha tomado una dirección completamente opuesta a la señalada colectivamente. El ejemplo más claro y flagrante de ese total abandono del programa electoral lo representa la actual propuesta para el desarrollo de la Operación Chamartín. Por eso, no es solo una cuestión de disponer de otra legislatura para poder desarrollarlo. También es necesario cambiar la política real que aplica la mayoría del grupo municipal y los mecanismos internos de debate y decisión. Manuela Carmena esgrimía, en el debate sobre el Estado de la Ciudad, la encuesta sobre calidad de vida que hace el Ayuntamiento[1], señalando que la mayoría de las personas están satisfechas o muy satisfechas de vivir en Madrid, y que ese índice ha crecido desde que gobierna AM. Eso puede demostrar que las críticas catastrofistas de la derecha son demagogia interesada, pero ¿AM tiene hoy más apoyo en los barrios que en 2015? ¿los militantes y activistas que hicieron posible esta candidatura son hoy más y están más ilusionados que entonces?
La percepción de la desigualdad, según la misma encuesta que citaba la alcaldesa, es hoy mayor que al principio de la legislatura sobre todo en los barrios más humildes, porque la desigualdad real sigue siendo la misma que antes de 2015, como reconocía Carmena en el debate antes citado. La alcaldesa señalaba que la lucha contra la desigualdad era la principal prioridad de este consistorio, algo que, sin embargo, no se ha correspondido con la actuación que, finalmente, se ha impuesto en el equipo de Gobierno. Una actuación a lo que ha contribuido la ausencia de debate sobre la dirección a tomar. La democracia participativa debe incluir la toma de decisiones importantes para la ciudad de manera colectiva.
De la lucha contra Montoro al cese de Sánchez Mato
Nuestro gobierno empezó aumentado el gasto social y la inversión. Hasta finales de 2017 lo hizo en una lucha permanente con el gobierno de Mariano Rajoy y su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro para lograr unos presupuestos más sociales en los que el dinero de la ciudad recayera en nuestros barrios y no en los bolsillos de entidades financieras. Sin embargo, en 2018 se torció la dinámica, y empezaron a aplicarse recortes sobre los presupuestos del año anterior. La presión del PP surtió su efecto y, con el cese del Delegado de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato, se abandonó una batalla también incorporada en el programa de Ahora Madrid y que estaba suponiendo un ejemplo en otras muchas ciudades para combatir un regla tremendamente injusta con las corporaciones locales. Esta decisión conllevó a renunciar a cerca de 650 millones de euros, una cantidad que equivaldría a la construcción de más de 7.500 viviendas protegidas, por poner un ejemplo concreto. ¿Cómo se puede plantear esa renuncia sin lucha si la prioridad es acabar con las desigualdades sociales?
IU mantuvo la postura de que era una batalla que se estaba ganando, había que prolongarla ante una posible nueva interpretación de la regla de gasto, que finalmente se dio, o ante la posibilidad de un cambio de gobierno que, efectivamente, también se produjo, con lo que se podrían haber evitado los recortes. Se argumentó, de cara a la opinión pública, que las Inversiones Financieramente Sostenibles (IFS) nos permitirían compensar los recortes planteados al aceptar el chantaje de Montoro. Sin embargo, las IFS no pueden suplir las posibilidades que planteaba un presupuesto expansivo como prueba que, hasta agosto, sólo se habían podido tramitar 138 millones por ese concepto.
La renuncia a un Presupuesto expansivo y con mayor gasto social fue la gota que colmó el vaso, un paso decisivo que marcó la renuncia definitiva a pelear por el programa de AM. No caía del cielo, sino que se sumaba a otras batallas imprescindibles que decidieron abandonarse o que, directamente, nunca se dieron. Nunca se dio una pelea pública por aumentar la plantilla municipal de forma acorde a las necesidades, tal y como, de nuevo, se recogía en el programa de AM[2]. Es cierto que la tasa de reposición era un obstáculo muy serio, pero igual que la regla de gasto, la cual se pudo sortear durante más de dos años hasta que se tiró la toalla. Estas batallas se deberían sustentar en la movilización social y en hacer ver a la ciudadanía que, la legislación impuesta por el Partido Popular y el PSOE durante años, tiene un reflejo directo en nuestras ciudades: limita la capacidad de actuación de los ayuntamientos y utiliza el superávit de nuestras ciudades para camuflar los recortes en el resto de la Administración.
¿Por qué no se batalló por aumentar la plantilla municipal? ¿Por qué no se buscó la movilización para exigir ese personal elaborando una propuesta basada en las necesidades, el dinero disponible, que pusiera en evidencia el desastre de la política de recortes? Sin personal suficiente no hay ni servicios sociales, ni de limpieza, ni en cultura… acordes a las necesidades.
Es cierto que se han incrementado las ayudas sociales, pero las personas que necesitan ser atendidas por estos servicios, tienen que esperar lo mismo que cuando gobernaba el PP, ya que la plantilla de los servicios sociales es la mitad de lo que debería.
Es más, sin personal suficiente, la actividad municipal se resiente en perjuicio de la mayoría de la sociedad y de la propia plantilla, que tiene peores condiciones de trabajo. Muchos proyectos de inversión tardan más o, simplemente, no se alcanza a empezar a tramitarlos. Una realidad que, en lugar de denunciarse, se convirtió en un argumento para justificar aceptar los recortes de Montoro: “Total, no se puede ejecutar todo el presupuesto”.
Muchos patios de colegios se han arreglado y se ha gastado más dinero en actividades extraescolares, y se ha reducido las tarifas de los polideportivos… era lo mínimo que cabía esperar de un gobierno de izquierdas. Sin embargo, queda lejos del programa de AM y de las necesidades de la mayoría de los vecinos y vecinas.
Madrid sigue estando marcada por el atraso social, con dotaciones sociales muy por debajo de las medias europeas y eso es lo que debíamos haber empezado a revertir. Sin embargo, la lista de nuevas inversiones es muy corta. A falta de datos más actuales, el informe de público de los primeros 3 años de legislatura muestra que las nuevas inversiones en dotaciones sociales se refieren a 13 escuelas infantiles, 2 centros de mayores, 1 Escuela de Música y Danza y 1 Biblioteca[3]. La mayoría, que aún no están terminadas, está previsto que se finalicen en 2019. Incluso hay distritos que van a terminar la legislatura sin una sola dotación nueva. Eso queda muy lejos de las necesidades reales. Baste ver que en materia de Centros de Día, hay menos de una plaza pública por cada 100 mayores de 65 años. Si miramos lo que sucede con las residencias, hay menos de dos plazas públicas por cada 10 mayores[4]. La primera responsabilidad son del Estado y de la Comunidad en este terreno, pero el Ayuntamiento no puede permitirse prescindir de un euro vista esta situación ¿Por qué sucede eso si la prioridad es luchar contra la desigualdad social?
No negamos los avances, por modestos que sean, frente a la política depredadora de la derecha. Pero no estamos de acuerdo en la política del “todo va bien”, en lugar de aprovechar la atalaya que nos brinda gobernar el consistorio de Madrid para defender propuestas que combatan las enormes carencias sociales de la ciudad, y denunciar las políticas privatizadoras y de recortes del gasto social.
El concejal García Castaño, que relevó a Sánchez Mato tras su cese como Delegado de Economía y Hacienda, afirmaba ante la patronal madrileña que las políticas municipales del actual mandato están consolidando una capital “que destaca por su crecimiento económico y estabilidad financiera; su creación de empleo estable; sus políticas sociales y de equidad; su proximidad y transparencia con la ciudadanía; y cómo no, por su política de inversión en servicios públicos de calidad dirigidos a mejorar el bienestar de las vecinas y vecinos de Madrid desde la óptica del reequilibrio territorial”[5]. ¿Y la desigualdad social que hasta la propia alcaldesa reconocía que apenas se había modificado? Lejos de esta imagen color de rosa, la realidad es que la inversión en servicios públicos de calidad es totalmente insuficiente y sigue redundando, en su inmensa mayoría, en beneficio de empresas privadas. Por eso IU exige retomar la lucha por aplicar el programa de AM.
La renuncia a remunicipalizar
La remunicipalización es uno de los mayores incumplimientos del programa de AM. Las pocas que se han hecho, destacadamente la Funeraria, han dado excelentes resultados y han supuesto un ahorro económico para el consistorio y, ahora, son una fuente de ingresos además de un ejemplo de la eficiencia de la gestión directa. ¿Por qué no se le da más difusión en los barrios y se explica para generar una mayor presión y concienciación de la importancia de recuperar la gestión directa de servicios públicos? ¿Por qué no tratar de convencer de la necesidad de pelear por ello, para empezar a la mayoría de la plantilla municipal y de la plantilla de las empresas contratistas?
Se renunció a remunicipalizar las escuelas infantiles, las instalaciones deportivas gestionadas por empresas privadas, los contratos de recogida de residuos que han ido venciendo, los contratos de limpieza, el 010… Sin duda, hay grandes obstáculos legales que afrontar, pero otros ayuntamientos les han hecho frente y han ganado. Cuando menos, permitiría hacer una enorme labor pedagógica, tan crucial en política, y hacer ver, con ejemplos concretos, el expolio que han supuesto las políticas del PP con su masiva política de privatizaciones.
El programa exigía hacer un Plan de remunicipalización de servicios, ¿qué impedía hacer ese Plan? ¿por qué no hacer una campaña explicando las nefastas consecuencias de estar en manos privadas? Los contratos de limpieza suponen un ejemplo perfecto, y muy utilizado por la derecha, para demostrar que tendríamos un servicio de mejor calidad con una prestación directa, creando más empleo estable y en condiciones dignas. Si la prioridad es la lucha contra la desigualdad social, ¿por qué se renuncia a la remunicipalización?
Incluso se ha puesto, o mantenido, al frente de responsabilidades clave, como la Gerencia de la Ciudad o el Gabinete Jurídico, a personas que no comparten o, incluso, son contrarios al programa de Ahora Madrid ¿cómo iban a defenderlo?
En urbanismo, no sólo se renunció a importantes planteamientos si no que se ha tomado la senda contraria al programa. Se empezó ignorando el compromiso de rehacer el Plan General de Ordenación Urbana de forma democrática y participada con las entidades sociales y vecinales, para acabar abrazando una operación urbanística como Madrid Nuevo Norte, con unas propuestas que el propio Gobierno había descalificado al principio de la legislatura. Una propuesta que se pretende aprobar en contra de las principales organizaciones sociales y vecinales y rodeada de una enorme opacidad. ¿Cómo va a ser AM más fuerte si se enfrenta a quienes hicieron posible esa candidatura? ¿Cómo puede decirse que la prioridad es luchar contra las desigualdades y el desequilibrio territorial y hacer una operación urbanística en suelo público a medida de las necesidades de un Banco?
Recuperar el programa y la participación democrática
La realidad es que la mayoría del Gobierno ha desistido de pelear por el programa, de buscar la movilización y la participación consciente de la mayoría en respaldo de ese programa. Han considerado la movilización propia de las entidades sociales, exclusivamente (“eso es cosa de las asociaciones de vecinos”), separándola tajantemente de la actuación del Gobierno municipal. Esto ha supuesto tirar por la borda la principal baza de AM para contrarrestar todos esos obstáculos, tan a menudo invocados para justificar los incumplimientos, pero que al final se han convertido en la excusa para no hacer según qué cosas. La llegada a las instituciones debía servir para trasladar el debate, la problemática y el planteamiento de decisiones a aquellos colectivos movilizados, que han mantenido las reivindicaciones y que, con sus propuestas, se construyó un proyecto político que apostaba por una radicalidad democrática.
La gestión de Manuela Carmena y la mayoría del grupo municipal, más allá de buenas intenciones, no se ha salido de los márgenes aceptables para la élite empresarial que ejerce el poder real en nuestras ciudades. Gobernar sin salirse de esos márgenes, aunque se pretendiese hacer lo contrario, termina inevitablemente siendo el raparto de migajas. Esas son justo las pretensiones del sistema social en el que vivimos, el capitalismo, y de unas instituciones a medida de las grandes empresas y los poderes oligárquicos. Lo que quieren es que, gobierne quien gobierne, todo siga garantizando los contratos municipales de servicios a esas corporaciones y la perpetuación del negocio urbanístico basado en el “pelotazo”.
La vivienda, una de las mayores preocupaciones para la mayoría, constituye un buen ejemplo de cómo la actuación de las instituciones se mueve en un margen muy estrecho, que marca el negocio privado. La legislatura va a terminar con 2.400 viviendas municipales en proceso de construcción (que no terminadas). Por supuesto, supone más de lo que ha hecho el PP en décadas, que no sólo no promovió vivienda social sino que se dedicó a vender el patrimonio municipal y expoliar nuestra ciudad en favor de fondos privados. Pero las necesidades de vivienda son inmensamente mayores.
La derecha acusa al gobierno municipal de la falta de vivienda, por no permitir los planes de las empresas privadas y dejar actuar al “mercado”. Hay que ser cínicos, pues el Ayuntamiento ha aceptado un proyecto a medida de las empresas como la Operación Chamartín y, en general, está garantizando las plusvalías previstas en todas las actuaciones. Y, se equivoca el Consistorio cediendo ante las empresas privadas, pues es falso que ésa sea la solución pues, al final, el problema es que esta sociedad capitalista trata la vivienda como una inversión, un negocio, no como la atención de una necesidad y un derecho. Y la prueba es que durante el auge se construían más viviendas en el Reino de España que en ningún país de la UE, pero los precios no dejaron de crecer hasta que estalló la burbuja inmobiliaria.
La única manera de garantizar a todo el mundo el acceso a una vivienda digna es con un gran parque público de vivienda. En París, el 22% de las viviendas son de alquiler social municipal, en Madrid (y en el Reino de España) no llega al 2%. Para alcanzar un nivel similar habría que tener 320.000 viviendas sociales en régimen de alquiler[6]en Madrid: eso sí permitiría atacar la especulación con la vivienda[7]. Al ritmo de 2.400 por legislatura tardaríamos décadas. A este ritmo, las apariencias acaban dando la razón a la derecha, aunque no la tengan, pues con políticas tan tímidas no se puede resolver el problema de la vivienda. Y aplicar una política más audaz exige movilización, pues semejante actuación amenaza el negocio privado.
El Ayuntamiento de París, entre 2001 y 2015, promovió 7.000 viviendas cada año. El consistorio parisino lo hizo con una inversión en vivienda de 400 millones al año[8]. Sería posible actuar de forma similar en Madrid ya que en el acuerdo pactado con Montoro hemos aceptado un recorte mayor, abandonando la posibilidad de revertir una grave situación de desigualdad social. Éste es uno de los ejemplos que demuestran la barbaridad que supone presumir de haber pagado la deuda que nos dejaron las obras faraónicas, y, aún más, haber anticipado el pago de deuda a los bancos. Los cerca de 3.000 millones que ese capítulo se va a llevar, hubieran bastado para empezar esa transformación en Madrid.
AM necesita, al menos, la misma audacia en defensa de los intereses de la clase trabajadora que muestra la derecha cuando se trata de los intereses de las grandes corporaciones. El PP ni siquiera dudó en saltarse la ley cuando le convino, tanto para realizar la obra faraónica de Calle 30, que acabará constando cerca de 10.000 millones a las arcas municipales como para tramitar el PGOUM aprobado en 1997, y que fue declarado ilegal por el Tribunal Superior de Justicia en gran parte.
Si queremos consolidar el apoyo de la mayoría de la sociedad, que es la clase trabajadora, ésta debe ver que el Gobierno siente y piensa como ella, que sufre su misma urgencia por resolver los problemas de vivienda, de pobreza, de escolarización, de limpieza en los barrios más humildes, de cubrir el déficit de dotaciones… Tiene que sentir que gobiernan personas que viven como ella.
Necesitamos una nueva legislatura con un gobierno de AM, pero un gobierno que no siga la senda de la Operación Chamartín, sino que recupere la que abrió la lucha contra Montoro y profundice en ella. Las diferencias que IU tiene con la mayoría del actual grupo municipal son políticas, su actuación nos conduce al mismo tipo de fracaso y desengaño al que ya nos ha llevado tantas veces la dirección del PSOE. No se puede servir a dos amos, o se está con el pueblo, con la clase trabajadora, o con las grandes corporaciones. A los dos no se les puede contentar. Si nos quedamos a medias, fracasaremos con toda seguridad.
Programa y primarias proporcionales
Mantener la unidad de AM es necesaria para derrotar a la derecha y lograr un gobierno que no quede hipotecado a los dirigentes del PSOE. Pero, para tener éxito, también importa cómo se logra esa unidad. La fuerza de AM en 2015 residía en que los activistas sentían suya la candidatura porque elaboraron y aprobaron el programa y, después, eligieron la candidatura con un método proporcional que evitó que las mayorías barrieran al resto. Todos los puntos de vista se sintieron representados en ella.
Si los activistas hubieran tenido un cauce para debatir y aprobar la política municipal durante la legislatura, podría haber mantenido su ilusión, consolidando y ampliando su implicación, y la actuación del Gobierno podría haber sido más certera y ajustada a las necesidades de los cientos de miles de votantes que le dieron su respaldo. Además, se hubiera mantenido viva la necesaria tensión en las calles para movilizarnos en defensa de nuestros derechos. Hubiera podido darse un proceso de exigencia y pedagogía entre el Gobierno y la movilización social para fortalecer a los movimientos que luchan para revertir las situaciones de desigualdad.
Para volver a tener éxito hay que volver a emplear métodos igual de democráticos. IU está en minoría en el Grupo y en el equipo de Gobierno. Su participación en la conformación de la Candidatura de AM tuvo que hacerse en condiciones muy difíciles, pero fue un éxito la unidad que entonces logramos en base a un programa y métodos democráticos.
IU está dispuesta a repetir una candidatura unitaria, puesto que ello daría más opciones de derrotar a la derecha, pero no a cualquier precio. Quienes quieren una lista controlada de antemano, vetando a los candidatos y candidatas que puedan ser díscolos, no ayudan a fortalecer AM, sino que lo debilitan y facilitan la tarea a la derecha. Si se actúa mal, escondiendo las diferencias políticas y adulterando los cauces de participación democrática, quizás se puedan ganar las elecciones a pesar de todo, pero será la antesala de más renuncias del programa y el abandono definitivo de los métodos democráticos. La historia nos ha mostrado que la renuncia al programa político, la institucionalización y el vaciado de la militancia y el activismo social ha conllevado a una total separación de los partidos de la izquierda de la realidad de la clase trabajadora. Y es justo eso lo que debemos evitar si queremos ser una herramienta útil de transformación.
Los activistas y militantes de AM deberíamos fijarnos un plazo límite en enero para hacer un balance a fondo de la legislatura, sus logros y sus carencias, debatir el programa y realizar las primarias proporcionales, con todos aquellos que quieran, sin excepciones. Es más, IU aboga por constituir una candidatura común a esas primarias de todos aquellos que hemos coincidido oponiéndonos a los recortes del PEF o a la Operación Chamartín, con una propuesta común basada en la coherencia con el programa y con los métodos democráticos, incluidas las primarias proporcionales. No se debe permitir la imposición de una política de hechos consumados cuando ya no haya margen para otra cosa.
Nuestra mejor campaña, cumplir el programa y buscar la movilización
Es fundamental que el gobierno municipal recapacite y busque de nuevo el encuentro con el movimiento vecinal y los barrios. Para ello tiene la ocasión de aprovechar la recta final de la legislatura para dar los siguientes pasos:
- Retirar la operación Chamartín-Madrid Nuevo Norte y consensuar un proyecto con las organizaciones vecinales y sociales, priorizando la realización de vivienda social y las dotaciones sociales, y que reduzca el desequilibrio social y territorial de Madrid, y no agrave los problemas medioambientales, de salud y movilidad.
- Blindar el suelo público para dotaciones sociales, con modificaciones de urgencia del Plan General de Ordenación Urbana para evitar que los suelos, especialmente los de titularidad pública sean utilizados para fines distintos que esos. Eso sería el primer paso para su modificación general.
- Que vuelva a la interpretación de la regla de gasto que hacía el Delegado de Hacienda anterior, Carlos Sánchez Mato, con un objetivo: emplear todo el dinero disponible para atender las necesidades sociales. Ni un euro más a anticipar deuda, todo para gasto social e inversión. Exigir al PSOE que pase de las palabras a los hechos, y que cumpla con la modificación de la regla de gasto, pero sin esperar, porque eso implica más recortes. Por el contrario, hay que exigir un aumento de los recursos para atender las competencias que no cubren ni la Comunidad ni el Estado.
- Elaboración de un Plan de dotaciones sociales con participación del movimiento vecinal y social, y dotación de recursos ya en el presupuesto de 2019.
- Elaboración de un plan de incremento de las plantillas conforme a las necesidades reales de la ciudad y presentación pública en los barrios, vinculándolo a las carencias de los servicios y al Plan de nuevas dotaciones sociales, y empezar a tramitarlo, exigiendo al gobierno socialista que derogue la tasa de reposición.
- Elaboración de un Plan de Vivienda Pública de Alquiler, para promover 4.000 viviendas al año.
- Campaña pública en todos los barrios explicando las conclusiones de las Auditoría de la deuda y las políticas públicas, explicando cómo algunas decisiones políticas han comprometido el presupuesto municipal.
- Descentralización de competencias a las Juntas, con personal y presupuesto suficientes. Dar todos los pasos necesarios para que la conversión de las Juntas en verdadero Ayuntamientos de Distrito, mediante su elección directa en los comicios municipales (con una doble elección, al Ayuntamiento central y a las Juntas de Distrito).
- Elaboración de un Plan de Recuperación de Servicios Públicos para que la gestión directa sea quien lidere la gestión municipal.
- Garantizar, mediante mecanismos de participación y debate internos en Ahora Madrid, que la toma de decisiones se hace de manera debatida y participada para promover herramientas democráticas.
Notas
[1] Debate del Estado de la Ciudad 2018, https://www.youtube.com/watch?v=WQRf50Hs-6I
https://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/Calidad/Observatorio_Ciudad/06_S_Percepcion/EncuestasCalidad/EncuestaMadrides/ficheros/2017/InformeResultados2017.pdf
[2] Tal y como se recoge en el apartado 1.1.2 Modelo de empleo de calidad y en condiciones de equidad, en su punto f) “Dotar progresivamente de personal público suficiente para la prestación de los servicios encomendados al Ayuntamiento, para evitar el actual deterioro de los servicios públicos”.
[3] Nuevas escuelas infantiles de Lavapiés, Arganzuela, Laguna, Las Tablas, Montecarmelo, Arroyofresno, Valdezarza, Manzanares-Casa Campo, Moscardó, Moratalaz, Sanchinarro, Valdebebas y Butarque. Centro de Mayores de calle Pez Austral y el del distrito de Chamberí (indicado como “proyecto iniciado”), la nueva Biblioteca de San Fermín y la Escuela de Música y Danza de la calle Farmacia. Mapa del Cambio, del Ayuntamiento de Madrid.
[4] Según la estadística del propio Ayuntamiento, hay 657.111 personas mayores de 65 años en la ciudad de Madrid. Antes de empezar la legislatura de Ahora Madrid, había 105 Centros de Día en Madrid, 60 municipales y 45 concertados, con un total de 6.648 plazas. Eso implica un ratio de 0,7 plazas por cada 100 mayores. Respecto a las Residencias, si tenemos en cuenta que hay 1.102.806 personas mayores de 65 años en la Comunidad de Madrid, y 21.689 plazas públicas o concertadas en toda la región, la ratio es de 1,96 plazas por cada 100 mayores. En ambos casos, vemos que se trata de una cantidad ínfima. En la Comunidad de Madrid en octubre de 2018 había 6.839 personas en lista de espera para obtener una plaza en una residencia pública. Es evidente el subdesarrollo social de Madrid.
[5] https://diario.madrid.es/blog/notas-de-prensa/los-indicadores-economicos-y-sociales-consolidan-el-dinamismo-y-liderazgo-de-madrid/
[6] En Madrid hay 1.530.955 viviendas, de las cuales 1.320.530 son viviendas principales. Se calcula que unas 155.000 están vacías. Unas 800.000 se construyeron antes de 1980, lo cual muestra la enorme necesidad latente de rehabilitación de viviendas. A 15.000 viviendas rehabilitadas por año, lo que se está haciendo ahora según afirmó la alcaldesa en el debate sobre el Estado de la ciudad, se tardaría 25 años en rehabilitar la mitad de ellas.
[7] Censo de viviendas del Ayuntamiento de Madrid 2011https://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/Calidad/Observatorio_Ciudad/06_S_Percepcion/EncuestasCalidad/EncuestaMadrides/ficheros/2017/InformeResultados2017.pdf
[8]https://www.idealista.com/news/inmobiliario/vivienda/2018/07/18/766622-radiografia-del-alquiler-social-en-paris-un-22-de-las-casas-son-vpo-frente-al-1-de