Jordi Escuer 1
El análisis de los resultados en las elecciones de Castilla y León nos obliga a una reflexión a todas aquellas personas que formamos parte de la izquierda transformadora. No para buscar culpables ni para hacer sólo un análisis sobre el papel, sino para entender qué sucede y cómo se puede afrontar la dinámica de retroceso que sufrimos y transformar la preocupación en acción para recuperar la iniciativa.
Su primera consecuencia ha sido precipitar un salto cualitativo en la crisis del PP, que se nutre del mismo proceso que llevó al surgimiento de Ciudadanos y Vox. Los dirigentes “populares” tratan de recuperar el control del espacio de la derecha, para ello tienen que evitar perder respaldo hacia Ciudadanos y hacia Vox. Para lo primero, contaron con la inestimable ayuda de Albert Rivera y su equipo, que llevaron Cs al desastre, pero con Vox, están encontrando un hueso mucho más duro de roer.
La batalla por el poder entre Casado y Díaz Ayuso muestra la magnitud de la crisis interna en el PP. Ya no tiene fácil solución, o cae uno o cae el otro (o quizás los dos). Incluso existe el riesgo de ruptura del partido, aunque ya estarán manos a la obra quienes puedan hacer algo para evitar ese escenario, que sería un desastre para la clase dominante. ¿Puede surgir un pacificador, por ejemplo, Núñez Feijoo, que le salve el cuello a Díaz Ayuso y releve a Casado al frente de un PP “renovado” en julio, previa caída de Egea? Ya veremos cómo salen de esta.
El método Ayuso frente a Vox es asumir la mayor parte de su discurso y enconar el enfrentamiento con la izquierda, para aglutinar a la mayoría del voto de derechas. De una forma o de otra, el PP cada vez radicaliza más sus posturas en todos los terrenos. Es una tendencia general. En América Latina hay multitud de ejemplos, pero también en Estados Unidos y Europa. El autoritarismo crece en la derecha y Vox sólo es su expresión más aguda en el Estado español.
Ese planteamiento ha funcionado en Madrid, con una gran victoria del PP en las últimas elecciones autonómicas, aunque Vox mantuvo el apoyo. Pero en Castilla y León no sucedió lo mismo, y la crisis del PP, aparcada temporalmente, se ha recrudecido.

La derecha no crece, se radicaliza
Efectivamente, si hay un triunfador en las elecciones de Castilla y León es Vox. Aunque sólo obtiene 13 procuradores parece que han ganado ellos las elecciones. Desde 2015, cuando tenía poco más de 9.000 votos, ha pasado a 212.605.
Aunque el PP ha logrado volver a ser el partido más votado y puede gobernar, recoge el peor resultado de su historia en esta Comunidad, con 55.000 votos menos que en 2019, a pesar de lograr dos escaños más por la caída de la participación. Ahora, en lugar de gobernar con Ciudadanos, tendrá que lidiar con Vox, que ya ha dejado claro que quiere entrar en el gobierno y no para pintar monas.
Pablo Casado, Alfonso Fernández Mañueco y sus equipos, pensaban que podían ganar por mayoría absoluta, o cerca de ella. Casado aspiraba con ello a imponer su autoridad tanto hacia dentro del PP, en su pugna con Díaz Ayuso, como hacia fuera, en su competencia con Vox. Pero ha dado un nuevo impulso a la extrema derecha, con la que cada vez está más obligado a entenderse, y a su oposición interna.
En realidad, la derecha en su conjunto ha perdido apoyo y sigue dividida, pero se radicaliza. En conjunto, sus tres partidos estatales han tenido 70.000 votos menos en estas elecciones que en 2019. Una parte ha ido a fuerzas locales y otra a la abstención.

La izquierda retrocede
El PSOE pierde más de 150.000 votos, uno de cada cuatro de los que tuvo en 2019 y Unidas Podemos el 40% de los sufragios y un asiento en las Cortes, de los dos que tenía. Desde 2015, las fuerzas integrantes de UP han perdido siete de cada diez personas que les votaron entonces. Podemos obtuvo diez procuradores e IU uno. Podemos e IU, entonces con candidaturas separadas, aunaban 221.991 sufragios.
Y ahí está el gran contraste de este proceso: mientras la extrema derecha crece, la izquierda transformadora se desploma hasta la mínima representación institucional.
A pesar del Gobierno de coalición, que se volcó en la campaña, la izquierda no es capaz de ilusionar y generar una expectativa de cambio de la realidad que se vive. La tasa de abstención sigue siendo mayor en las zonas donde vota la izquierda, con 10 o más puntos de diferencia respecto a aquellas en las que gana la derecha2.
La derecha es peor opción pero, en la práctica, ¿qué les ofrece el Gobierno central a los que más necesitan y menos tienen? Es mejor un Ingreso Mínimo Vital que nada, pero el hecho es que la mayoría de quienes lo requieren no lo reciben3 —y la mayoría de las Comunidades han aprovechado para ahorrarse dinero en sus rentas de inserción, Madrid destacadamente4— y ni el Gobierno ni los partidos que les sustentan les llaman a movilizarse por unas medidas capaces de resolver el problema de la miseria crónica. Ahora, los fondos europeos irán a manos de las grandes empresas en su inmensa mayoría, y el Gobierno central es el primero que va a garantizar que así sea, a pesar de las buenas intenciones de nuestros compañeros y compañeras en el Ejecutivo. En Sanidad, es cierto que las competencias las tienen las Comunidades, pero ¿qué ha hecho el Gobierno central para forzar la contratación de personal suficiente en condiciones dignas? ¿Qué ha hecho para fortalecer el sistema público sanitario frente a la parasitación del privado que practica la derecha? La pandemia hubiera sido la ocasión para lanzarse a esa pelea, pero no ha habido voluntad por parte de Pedro Sánchez y su equipo. En esas condiciones, la iniciativa queda en manos de la derecha, que es la más genuina defensora del sistema.

Es innegable que la derecha ha tenido un feudo político en Castilla y León, pero no deberíamos perder de vista que sólo tiene un tercio de todos los votos. Como hemos señalado antes, la abstención es un fenómeno que afecta sustancialmente más a la izquierda que a la derecha. Por tanto, hay terreno para crecer, como ya se comprobó en 2015.
El resultado de Soria Ya, con todas sus peculiaridades y limitaciones, sí muestra el enorme potencial que hay latente para una fuerza de izquierdas que fuese capaz de crear un vínculo sólido y potente con un movimiento de la clase trabajadora y los sectores populares. ¿Cuál es la clave del éxito de SY? Los 20 años de movilización previa, y el desencanto con el resto de fuerzas políticas. Eso les ha llevado a ganar un apoyo del 50% en la ciudad de Soria. Por supuesto, si defraudan a sus electores, todo se disolverá. Pero, por ahora, nos han dado un buen ejemplo.

A la dirigencia del PP no le hace mucha gracia Vox. No por escrúpulos democráticos, pues ellos tampoco tienen muchos, como han demostrado, sino porque, además de amenazar su dominio como partido, no comparte algunos de sus planteamientos. Aznar señaló recientemente que no veía ventajas en la entrada de la ultraderecha en el gobierno5. En cuestiones como la UE, la postura de los líderes de Vox y del PP es muy distinta, al menos por ahora6. Pero eso no les impedirá formar Gobierno si no tienen otra opción. De hecho, Vox es el producto de una escisión del PP, que en su momento álgido —y esa era su fuerza— logró aglutinar a todas las diferentes corrientes políticas de la derecha. De hecho, su objetivo sería volver a unir a todos esos sectores en una misma organización.
¿Cómo retomar la iniciativa?
No hay una respuesta fácil pero hay que señalar cuatro cuestiones a abordar:
- La unidad de la izquierda transformadora. No uniformidad, sino unidad para luchar por todo lo necesario, con métodos democráticos y con libertad de crítica para defender los distintos puntos de vista. El hecho de que hasta 2022 no se lograse tener una candidatura unitaria en Castilla León no ha facilitado el crecimiento de una alternativa. El primer reto de quienes militamos en Izquierda Unida, y en Podemos, es consolidar Unidas Podemos y ser capaces de encontrar cauces para lograr la unidad del conjunto de las fuerzas a la izquierda del PSOE y de los sectores más comprometidos de los movimientos sociales. El problema dista mucho de estar resuelto y la dinámica predominante sigue siendo la de la división7.
- Una alternativa capaz de dar respuesta a los problemas de la clase trabajadora, de los pequeños agricultores, de los autónomos empobrecidos, a las carencias de la “España vaciada”. Necesitamos demostrar que es posible que todo el mundo pueda ganarse la vida dignamente, así como disfrutar de una vida que merezca la pena ser vivida, especialmente la juventud. Hay cuestiones irrenunciables: todo el mundo tiene que tener un empleo digno y estable o un ingreso suficiente, una vivienda adecuada, acceso a la energía y lo básico para vivir, sanidad, educación… Debemos explicar que eso implica acabar con los privilegios de una minoría y de las grandes empresas, desarrollar y democratizar el sector público, y forzar que los recursos económicos y sociales se utilicen para atender las necesidades sociales, de forma sostenible y democrática, desterrando el afán de lucro. Eso exige aprender de experiencias como la de Syriza, cuyo fracaso tuvo hondas repercusiones en toda Europa, para estar preparados para llevar adelante nuestro programa. No tendremos resultados automáticos pero, en la medida que la mayoría compruebe que nos asiste la razón, el apoyo a la izquierda transformadora crecerá. Por eso es tan importante que ésta mantenga sus propuestas con firmeza. Puede que no tenga fuerza para conquistarlas ahora, pero es necesario mantener viva la llama que lo pueda alumbrar.
- Un movimiento político y social fuerte, creciente, democrático, que sea el sustento de cualquier candidatura electoral. Y que sea capaz de hacerse más fuerte y transformar la sociedad. Eso va unido a la necesidad de desarrollar un programa que señalamos en el punto 2.
- Una postura correcta respecto al PSOE, que diferencie entre su dirección y su base social y electoral. Para conquistar la mayoría necesitamos el apoyo de esa base. Para eso es fundamental ni equiparar al PSOE con el PP, ni generar falsas esperanzas en sus dirigentes. Los líderes del PSOE aceptan el sistema y el régimen, y no pueden ir más allá de un cierto punto en la defensa de los intereses de la clase trabajadora, y, tarde o temprano, acabarán chocando con sus propios votantes. De hecho, siempre lo hacen. Por eso frenan todos los avances en vivienda, ingreso mínimo, reforma laboral, dejándolos en medidas muy limitadas e insuficientes. Pero mientras estemos en minoría, debemos hacer frente común con el PSOE frente a la derecha, sin dejar de explicar nuestras diferencias ni de exponer nuestras alternativas. De esa forma, la mayoría de la clase trabajadora puede ir aprendiendo qué política necesita a medida que va confrontándola con la realidad.
La recuperación de la iniciativa por parte de la izquierda transformadora sería el único “cordón democrático” que funcionaría frente a la extrema derecha. Aunque el apoyo básico de Vox se nutre de los votantes más de derechas que antes respaldaban al PP, empieza a dar muestras de que está empezando a recoger un nuevo apoyo basado en la desesperación de sectores de la clase trabajadora y de la pequeña burguesía. Por eso, cuando la izquierda es incapaz de dar una solución efectiva al desempleo, a la precariedad y a la carestía de la vida, está empujando a más personas hacia Vox que, paradójicamente, explota su desesperación en beneficio del propio sistema.
El capitalismo y las políticas del PP alimentan el crecimiento de las desigualdades e injusticias, las que hacen crecer a Vox en la medida que la izquierda deje un vacio. Y también las de los dirigentes del PSOE, cuando se niegan a ir a la raíz de los problemas, y fomentan la decepción con la izquierda. En realidad, la idea de un “cordón sanitario” frente a la extrema derecha implica seguir apoyando a quienes hacen las políticas que alimentan el crecimiento de la misma. Es más, sólo propicia el voto útil al PSOE8, y facilita a Vox su crecimiento, pues aparece como el partido “antisistema”, cuando en realidad sus dirigentes son sus más fervorosos defensores.
No queremos poner nuestras barbas a remojar
Las elecciones gallegas, las vascas, las madrileñas… celebradas estos últimos dos años han dado la victoria a la derecha. “Cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar”. Los resultados de Castilla y León siguen el mismo camino y nos muestran el riesgo real de que en las generales de 2023 surja de las urnas una nueva mayoría de la derecha, esta vez con un peso decisivo de Vox.
Aunque la extrema derecha saca sus mejores resultados en los barrios y localidades donde ya ganaba la derecha, sí es significativo que cada vez saca apoyos más relevantes en los barrios de clase trabajadora9. Eso se puede comprobar también en las elecciones castellanoleonesas.

La única forma de revertir eso es con una recuperación de la movilización. Generalmente, la izquierda ha ganado producto de una creciente y prolongada movilización previa. No se entenderían la victoria socialista de 1982 sin las luchas previas contra la dictadura y de la Transición, ni la de Zapatero en 2004 sin las movilizaciones contra la guerra o la protesta masiva contra el intento del PP de beneficiarse políticamente del atentado del 11M. Tampoco la victoria en los Ayuntamientos del cambio y el ascenso de Podemos, sin el 15M o las marchas por la dignidad, ni el Gobierno de Syriza en Grecia sin las más de 20 huelgas generales que le precedieron y un sinfín de manifestaciones contra la política de recortes.
Para evitar una victoria de la derecha debe recuperarse la movilización. Y la pregunta es cómo contribuir a ella. No es algo que puedan decidir las organizaciones sindicales y políticas de la izquierda a voluntad. Su impulso primigenio proviene de las hondas necesidades sociales que genera esta sociedad capitalista, desigual e injusta. No es posible predecir el ritmo al que volverá a recuperarse la movilización, pero hay muchos elementos empujando en esa dirección. La inflación creciente, que ya sobrevuela la negociación colectiva, va a ser un factor que va a generar cada vez más conflictos entre la clase trabajadora y la patronal10. El alza de los precios responde a factores estructurales —la reducción y encarecimiento de la extracción de la energía disponible, por ejemplo— que no van a cesar y que pondrán sobre la mesa quien paga el pato, si la patronal o los trabajadores y las trabajadoras. La precariedad y los salarios miserables son una constante, que llega hasta al Ejército11, con denuncias de asociaciones de soldados por sus malas condiciones laborales. Es más, la propia patronal europea de la automoción ha avisado de que sobran 500.000 empleos en el sector a causa del cambio hacia el coche eléctrico12. Y el FMI ya está llamando a preparar nuevos planes de ajuste13. Motivos que van a alentar la movilización hay de sobra.

Es más, el régimen y la derecha hacen agua por todas partes. Desde el desastre de la monarquía, a la división de la derecha, al descrédito de las grandes corporaciones energéticas y bancarias. No, no es inevitable que tengamos que sufrir un gobierno del PP y Vox.
Pero no se trata de esperar de brazos cruzados. Aunque las organizaciones no tengan el poder de crear la movilización, lo que hagan sí es un factor que puede contribuir a estimularla o a frenarla. Cuando lo dirigentes sindicales ponen todos los huevos en el canasto de la negociación y el pacto social con la patronal, influyen en lo que sucede. Cuando el Gobierno de la izquierda envía tanquetas contra los trabajadores y las trabajadoras de Cádiz, que pelean contra la precariedad, o empieza a detenerlos, en lugar de aprobar una reforma laboral valiente, fomenta el desencanto.
Es evidente que el PSOE, sus líderes, no quieren ir más lejos ni confrontar con la CEOE ni con la UE. Si estuvieran dispuestos, la Reforma Laboral podría haber ido más lejos, y hay que explicarlo. Pero por parte de la izquierda transformadora, estar en el Gobierno no debe implicar hacer de la necesidad virtud, se pueden apoyar los avances que tiene la Reforma laboral, por magros que sean, sin necesidad de calificarla de histórica, y poner el énfasis en la necesidad de movilizarnos para que se cumpla y lograr lo que falta, que es mucho.
Hay que poner el foco y el énfasis de nuestro trabajo en la labor de las asambleas de base y en la movilización. Cada vez hay más evidencias de que el PSOE no quiere ir más allá y no podemos supeditarnos en nuestra labor reivindicativa a los límites que sus dirigentes nos marquen. Por eso, hay que retomar la iniciativa, reforzar las asambleas de IU, apoyarnos en Unidas Podemos como un punto de partida para empezar a construir la unidad, y arraigar con firmeza en el movimiento social, alentándolo y conquistando el respeto de sus activistas. Los problemas laborales, la inflación, la emergencia social, la lucha por la sanidad pública, la cumbre de la OTAN (en plena crisis en Ucrania)… hay multitud de temas en los que trabajar de forma unitaria, dando ideas (sin ocultar los distintos puntos de vista, al contrario, debatiéndolos) y organizando. No va a ser automático, va a llevar tiempo, pero es lo que hace falta para vencer a la derecha. Nuestra tarea es construir alternativa, alentar la movilización unitaria, pacientemente, democráticamente. No hay otro camino.
Notas
1 Jordi Escuer es miembro de la Coordinadora regional de IU Madrid.
3 5. El Ingreso Mínimo Vital sigue sin llegar al 92% de la población más vulnerable/La Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales critica que el procedimiento para acceder a la ayuda y los requisitos tan complejos impiden que haya más beneficiarios/Según expone su presidente, José Manuel Ramírez, tres de cada cuatro solicitudes se están denegando: se han dado 337.000 y se han rechazado 888.000/La Seguridad Social tan solo ha desembolsado en nueve meses 1.400 millones de euros de los 3.000 anuales previstos.
4 Las autonomías aprovechan la puesta en marcha del IMV para ahorrarse 137 millones de euros en rentas sociales. Madrid es el territorio que más recorta, un 76%, el presupuesto destinado a su renta de inserción: pasa de 166,9 millones en 2021 a sólo 40 este año. El País Vasco es la comunidad que más dinero dedica a su Renta de Garantía de Ingresos: 432,5 millones, 11 veces el presupuesto madrileño
5 El expresidente del Gobierno ha desembarcado este miércoles en la polémica sobre un eventual acuerdo de Gobierno entre PP y Vox en Castilla y León y ha enfriado los deseos de los de Santiago Abascal sobre adquirir cuotas de poder en el futuro equipo de Alfonso Fernández Mañueco. “No veo las ventajas para Francia o para España de que la señora Le Pen estuviera en el Gobierno”, ha manifestado, en el marco de un coloquio organizado por el Círculo Ecuestre de Barcelona en la Ciudad Condal.
6 Abascal se une a la ultraderecha europea y acusa a la UE de atacar la “soberanía nacional” https://www.elconfidencial.com/espana/2021-07-02/abascal-ultraderecha-europea-acusa-ue-atacar-soberania-nacional_3164824/
7 Teresa Rodríguez lanzará el 28F su “confluencia andalucista” sin contar ya con Unidas Podemos. Adelante Andalucía presentará el Día de Andalucía un proyecto de “ampliación del espacio andalucista” que deja atrás el intento propiciado por mediadores externos de una papeleta única con Podemos, IU y Más País. Rodríguez afirma que no se dan “los mínimos” para la negociación, que pasan por el requisito de la “restitución” de los diputados expulsados del grupo parlamentario
8 La principal estrategia, por el momento, es ahondar en un llamamiento al voto útil. “Ahí está Soria Ya con sus tres procuradores, muy bien, enhorabuena. ¿Van a servir esos votos para mejorar las cosas en Soria teniendo en cuenta que quien va a gobernar es Vox?”, se preguntan desde la dirección socialista. La consigna es hacer pedagogía de que retos tan importantes como el de la despoblación “son estructurales” y no se solucionan “con una rotonda o una autovía”.
9 Se puede observar, de nuevo en este mapa interactivo, el porcentaje de votos a las distintas fuerzas políticas. En las zonas donde gana la derecha, Vox saca sus mejores resultados, pero en los de mayoría de izquierdas también crece.
10 La inflación empuja a CEOE y sindicatos a una dura batalla por los salarios en la próxima mesa de diálogo. La CEOE busca un “escenario estable” para los próximos tres años, UGT pide un 5% de subida y CCOO ofrece “fórmulas flexibles” para mantener el poder adquisitivo. Sólo el 14% de los trabajadores tiene cláusulas de revisión en sus convenios, cuando en 2008 éstas cubrían al 74% de los asalariados
11 Una asociación de militares denuncia que un soldado cobra un sueldo similar al SMI de 1.000 euros. La Asociación de Tropa y Marinería Española avisa a Defensa de que nadie querrá acceder a las Fuerzas Armadas, una profesión “precaria, mal pagada y sin atractivo de futuro”. Denuncian que una vez que dejan de ser militares pasan a ser “parados de larga duración”
12 Los productores europeos de coches advierten de que el cambio al coche eléctrico pondría a 500.000 empleos en riesgo. https://www.ft.com/content/1e0040c9-aab2-4881-828b-e992f23a9f3e
13 El FMI bendice la reforma laboral pero urge a España a presentar un plan de austeridad a medio plazo. La institución ha expresado su satisfacción ante el consenso alcanzado a través del diálogo con los agentes sociales, mientras insta al Gobierno a plantear una consolidación fiscal “creíble”. Las proyecciones del FMI estiman que la tasa de paro bajará este año al 14% para seguir disminuyendo hasta situarse en el 13% en 2026.