Nacho Martínez
Netflix, no se caracteriza por producir series, películas, o documentales de gran calidad. Además, cuando cualquiera de sus producciones trata de acontecimientos históricos desarrollados en el siglo XX o del XXI, pasamos, de poder apreciar su calidad a valorar el mayor o menor grado de manipulación histórica.
Como excepción, cabe esta serie documental “Colonia Dignidad: una secta alemana en Chile”. La recomiendo por su rigor, por las fuentes utilizadas y por la capacidad de mantener el hilo argumental y la atención del espectador.
Con la dirección de Julio Jorquera y Nancy Rojas, la serie consta de 6 capítulos con una duración de entre 40 y 60 minutos, en la que nos adentra, en un mundo tan real como desconocido para muchos. Es destacable, la capacidad de los autores para describir los hechos sin recurrir al morbo, qué, a buen seguro, hubiera convertido en más comercial la serie documental.
He de reconocer, que no conocía la existencia de esta secta religioso-fascista, fundada por Paul Schäfer exmiembro de las juventudes nazis. La serie documental explica la trama y consigue generar un interés sobre el tema en cuestión, interés que va más allá de lo que se narra, invitándonos a profundizar en las enseñanzas que nos aporta la historia de Colonia Dignidad.

En un principio, la secta se desarrolla en Alemania. Al ser investigado por pederastia su fundador, Paul Schäfer, este, “emigra” a Chile en 1961 con 300 de sus colaboradores, comprando una finca de más de 3500 hectáreas. En ella, se somete a un régimen de esclavismo a sus miembros, abusos sexuales a niños –entre 30.000 y 35.000 niños violados–, experimentos médicos, segregación por sexo, secuestro, etc. Todo esto, con la prohibición de salir de la Colonia y la incautación de los documentos personales de todos sus miembros.
La imagen externa que la secta proyectaba era muy distinta a la realidad: niños felices y bien educados, juegos, bailes, piscina, educación, un hospital.
“La secta y su fundador, colaboraron con otras organizaciones fascistas para ayudar en la preparación del golpe de Estado de Pinochet”
En ocasiones, el estudio de una organización concreta a lo largo de un periodo histórico determinado, nos hace ver y comprender mejor el marco histórico general en el que se desarrolla. Esta secta, tiene su origen y es un ejemplo, en la asimilación por “occidente” de la inmensa mayoría de los miembros del Partido Nazi, de ese pasar página y de ese perdón generalizado a responsables directos de los crímenes del nazismo: industriales, religiosos, empresas, instituciones, etc.
De hecho, no hubiera sido posible el desarrollo de esta organización, sin el silencio y/o colaboración de la República Federal Alemana. Schäfer, tenía causas pendientes en la RFA por abusar de menores, sin embargo, nunca se pidió su extradición. Frank-Walter Steinmeier, ministro de exteriores alemán, reconoció en 2016 la colaboración de las instituciones alemanas y el Estado Alemán pidiendo disculpas a las víctimas.
Volviendo a Chile, el documental, explica el proceso histórico de la llegada de Allende al Gobierno y los miedos que Schäfer veía en el intento del pueblo chileno por su revolución. La secta y su fundador, colaboraron con otras organizaciones fascistas para ayudar en la preparación del golpe de Estado de Pinochet; no solo conspiro, parece que llego a importar armas desde Alemania para la preparación del golpe, lo que es seguro es que proporciono armamento y fondos a los golpistas, todo, a sabiendas de la embajada alemana en Chile.

De hecho, Colonia Dignidad fue utilizada para torturar y matar a presos políticos chilenos. Schäfer dio clases a los servicios secretos chilenos sobre como torturar a los opositores al régimen. Además de proporcionar servicios sexuales y todo tipo de parabienes con los criminales pinochetistas. Pinochet visito la colonia para agradecer y mostrar su inequívoco apoyo a esa institución.
El ocaso de Pinochet, con la derrota en el referéndum de 1988, no impide que sigan desarrollando sus actividades delictivas y sectarias. En Chile, se desarrolla una transición, que recuerda en mucho a la que vivimos en Estado español, en la que el aparato represivo –policía, ejercito, jueces–, se mantuvo intacto, al igual que el poder económico de los que apoyaron y se beneficiaron con sendas dictaduras. En el caso chileno, todo el entramado pinochetista siguió colaborando y ocultando los desmanes de Schäfer y sus acólitos. Tanto en Chile como en Alemania, los respectivos gobiernos e instituciones eran plenamente conscientes de las atrocidades que se dan esos años en Colonia Dignidad.
La huida de Schäfer, que huye y se oculta en 1997, siendo localizado en Argentina, en 2005, por un grupo periodístico que realiza una labor de investigación tras sus pasos y que parece no realizaron ni el Estado chileno ni el argentino. En ese contexto ya los Estados no pudieron mirar a otro lado, fue detenido en Argentina, extraditado y condenando en Chile –por muchos menos delitos de los que cometió–. Falleciendo en 2010 sin que hubiera resarcido a sus víctimas y sin ayudar a esclarecer la infinidad de actos criminales realizados.
Sirvan estás líneas, para recomendar la serie y para recordar a todos los que sufrieron los actos de esta organización fascista, al que la historia y varios Estados le permitieron actuar durante demasiado tiempo con la máxima crueldad y total impunidad.